6. Un poco del pasado

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- No pienso decírtelo a menos que me des una buena razón - dije mientras paseaba mi dedo indice desde su barbilla hasta su pecho.

Nick me acerco más a él como si eso fuera posible y recorrió con su lengua mi clavícula hasta el lóbulo de mi oreja. Y cuando llego a esta susurro.

- ¿Esta no es suficiente? - Lo agarre de la mano para que me siguiera y justo antes de cruzar la puerta de cristal del edificio me detuve y lo mire.

- Si es una razón suficiente, pero hasta aquí llegas.

Se rió sonoramente y me miró directo a los ojos.

- Eres mala y no se tu nombre todavía.

- Oh Nick creeme, las chicas malas siempre tenemos más diversión. Nos vemos por ahí. - Empuje la puerta y seguí hacia el ascensor sin mirar atrás.

Cuando llegue a mi piso, me encontré con un James furioso en la puerta pasando sus manos sistemáticamente por su cabello, no quería que notara mi presencia pero fue imposible y cuando me miró frunció el ceño más de lo que ya estaba y casi que corrió hacia a mi. Me agarró del brazo y sin decir palabra alguna me empujo al apartamento cerrando la puerta de un golpe.

Lo mire asustada, por primera vez tenía miedo de él en sus ojos se podía ver una furia incontenible.

Se quedo en frente mío y en realidad no supe que hacer.

- ¿Y bien? - Dijo más calmado de lo que parecía.

- ¿Que?

- ¿Con quien llegaste? - Abrí los ojos y lo mire desconcertada. - Mira Aya, vamos a hablar como personas maduras que se supone debemos ser pero que tú claramente no eres - dio un largo suspiro - No me importa con quien quieras revolcarte ni nada por el estilo, creeme que no estoy aquí para interferir con tus planes de ligar a quien quieras; solo necesito el dinero y que no te pase nada para cobrarlo. ¿Me sigues? - Asentí - Bien, entonces la proxima vez que vayas a salir por favor avisame y a donde vas, prometo mantenerme alejado pero al tanto. Así que si no vas a salir voy a ir por un trago, ¿Te parece bien?.

- ¿Desde cuando eres tan educado y pides permiso? - Me dio una mirada asesina y vi como sus músculos se tensaron al instante conteniendo la ira. Joder, se veía muy sexy. Así es, James es un maldito pendejo pero caliente como el infierno.

Me quede embobada mirándolo por unos segundos hasta que él pareció notarlo y desvió la mirada al suelo.

- Solo espero que me avises si piensas salir. Nos vemos mañana Aya.

- ¿No te vas a quedar esta noche? - No sé porque pregunte eso, no es que me interese o bueno tal vez un poco. El me miro sorprendido. - Bueno pues, lo digo porque acabamos de llegar. Y yo soy la única persona que conoces - sonreí de medio lado.

- No me sonrías de esa forma, te hace ver amable y tu eres una malcriada.

- Ya decía yo que no podías dejar de ser un imbécil ni por un momento - Me levanté de mi silla enojada y me dirigí hacia mi habitación, mientras se reía bajito.

- Ah y Aya creeme que si voy a regresar esta noche, solo para ver que no te hayas ido por ahí.

Imbécil, lo escuche salir por la puerta y traté de relajarme un poco. Yo no soy ninguna malcriada como él piensa, las cosas que tengo no todas me las ha dado mi padre claro que no. Desde más pequeña supe que no quería depender de él completamente, lo único que tengo gracias a mi padre es la casa en Ontario y bueno ahora este lugar, pero el resto lo he tenido gracias a las carreras ilegales y unos cuantos trabajos en los que no tengo que lidiar con mucha gente.

MY BODYGUARDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora