- ¿Y a ti que te pasa? - Me pregunto con un poco de desdén en su voz, mire hacia donde se encontraba un poco cohibida, sintiendo que podía ver mis pensamientos y me sonroje un poco bajando la mirada al vaso de nuevo.
- Nada, solo estaba pensando.
- Deja de hacerlo Aya, normalmente las chicas bonitas como tu no piensan. - Abrí los ojos, no creía que había hecho ese comentario tan cruel, todos los pensamientos pervertidos se esfumaron de mi.
- Y normalmente los tipos buenos como tu, lo que tienen de músculos les falta en el cerebro. PENDEJO. - Remarque las últimas palabras y lo mire desafiante.
- Fue un comentario inocente, la verdad solo digo lo que me parece. - Alzó los hombros y me sonrió.
- ¿Cuál es tu jodido problema Posso? - Dije más calmada de lo que estaba
- Ninguno, solo que la próxima vez deberías presentarme al tipo con el que te vas a acostar antes de traerlo a casa, no quiero que nos vuelen en pedazos solo por tus caprichos.
- En ese caso tu deberías hacer lo mismo con las que te tiras, mejor dicho por lo menos investigar su historial. No quiero que una de tus zorras sea la que quiere matarme.
Me fui a mi habitación lo suficientemente cabreada como para no dirigirle la palabra a James por lo que me quedaba de vida. Grite de nuevo en la almohada y patalee en la cama para dejar salir todo el estrés que el rubio me generaba, hasta que sentí los párpados pesados y como iba cayendo poco a poco en un sueño profundo.
Una caída de una rueda de la fortuna muy muy alta me despertó, seque unas cuantas gotas de sudor de mi frente, agarre lo que me cubría y lo deje en el suelo, tenía un calor del demonio me acurruque en posición fetal mirando a la dirección opuesta de la puerta y poco a poco se me fueron cerrando los ojos de nuevo hasta que escuche cómo rechinaba ligeramente la puerta, solo pude quedarme quieta pensando que alguien entraba a asesinarme; bueno la verdad estaba un poco paranoica no creía realmente que si alguien quisiera matarme lo haría entrando a hurtadillas y por la puerta de mi habitación, me imaginaba algo más dramático.
Agudice mi oído y escuche leves pasos como de alguien sin zapatos iba a voltear a ver quien era pero se hundió el otro lado de la cama, trate de mirar de reojo pero sentí una mirada en mi así que solo me quede quieta.
- Aya... Yo... sé que estás dormida y que probablemente esto va a quedar en tu subconsciente pero joder, estoy tan desesperado; no puedo dormir solo pienso en estar contigo y mierda Aya yo... yo te ... - Tenía los ojos muy abiertos y trate de respirar muy calmada para que él no lo notara, con esas dos palabras comenzaba todo "Yo te..." entre en pánico y solo quería pegarle una patada. Desde mi posición pude sentir como se pasaba las manos por el cabello y lo desordenaba nervioso. - Yo solo quería pedirte disculpas, sé que me comporte como un patán allí afuera y... no soy lo suficientemente hombre para decírtelo de frente, el orgullo no me deja así que me tocó recurrir a esto.
Trate de quedarme quieta esperando que se fuera pero él seguía sentado en el borde de mi cama, trate de parecer dormida hasta que el ruido infernal de mi celular hizo que pegara un salto y entrara en pánico, inmediatamente voltee a mirar a James que me miraba con los ojos abiertos como platos y sin saber que hacer, suavice mi mirada y alargue mi mano hasta la suya.
- No te preocupes, acepto tus disculpas. - Sonreí pero él aún me miraba serio. - ¿Que pasa?
- ¿Que más escuchaste? - Pregunto tímido.
- Pues me despertaste moviendo mi cama por revolverte el cabello - Reí tratando de calmarlo un poco e inmediatamente su mirada dejó de ser dura. La verdad es que si me va a decir algo importante prefiero que me lo diga de frente.
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MY BODYGUARD
Storie d'amoreElla, Aya King es una mujer común y corriente, a sus 19 años jamás le ha faltado nada, pocos amigos y mucha fiesta y sobretodo le encanta sentir como la adrenalina se extiende por su cuerpo cada vez que monta. Está acostumbrada a los gilipollas y lo...