17. Hace mucho quería esto

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James no podía moverse, apenas parpadeaba y no cerraba la boca aún, mi tono al decirle que jugábamos con mis reglas fue decidido y autoritario, y él jamás se espero eso de mi.

- Espera me pongo ropa decente - Dijo mirando hacia abajo. Yo solo sonreí y di media vuelta para esperarlo en la sala.

Si él iba a arruinar mi noche con Thomas pues yo iba a arruinar los planes que él tuviera, le tocaría pasar toda la noche conmigo y tengo planeado beber hasta hartarme y él tendrá que lidiar conmigo, ebria soy muy amigable con TODO EL MUNDO y por eso es que siempre podía escoger a cualquier chico en cualquier fiesta.

Finalmente salió James de su habitación luciendo tremendamente guapo con pantalones negros ajustados y una simple camiseta gris. Se rasco un poco la nuca y me miro nervioso.

- Aya tengo que decirte algo pero no creo que te guste. - Me miro con cara de cachorro.

- Dime

- Pues verás... - dijo lentamente - Tu padre me ha llamado esta tarde y me ha pedido que por ahora mejor nos movilicemos en auto - Dijo muy rápido y con los ojos abiertos me miro esperando mi reacción, yo solo respire por un momento, si mi padre quería hacer eso no podría utilizar mi motocicleta. Forcé una sonrisa y lo mire.

- Por lo menos gasta dinero en mi - Me miré las manos un poco triste por el hecho de que mi padre desde que estoy instalada acá no haya querido hablar conmigo y solo se comunique con James para darnos un auto. Es lo irónico de la vida, ahora si quiere estar presente en mi vida pero como siempre con regalos.

- Aya mirame por favor, no estés así. No sé que piensa tu padre pero por lo menos se preocupa por tu seguridad. - Levanté la vista y él me dedicaba una sonrisa.

- No lo creo..

- Claro que sí, si no no hubiera enviado un semental como yo a cuidarte - Comenzó a hacer poses raras con los músculos y me hizo sonreír un poco. - ¿Además para necesitas mendigar cariño si me tienes a mi?

James es un maldito sentimental romántico, ya lo descubrí con sus comentarios y sus disculpas cursis, el único problema es que me encanta el rubio gilipollas ególatra, siempre me hace sentir bien y si, tiene razón lo tengo a él.

Le sonreí y preferí no hacer ningún comentario con respecto a eso, por más que me estuviera muriendo por dentro por lanzarme a comerle la boca no lo haría, eso solo enredaría las cosas y es mejor así, que él se coja a quien quiera y que yo haga lo mismo.

Llegamos al parqueadero del edificio y el auto era una camioneta negra, se supone que blindada, al menos eso decía en los papeles que me mostró James antes de salir del apartamento, hice una mueca de desagrado y el río, quito la alarma y nos subimos.

Olía a nuevo, a cuero y a una especie de ambientador de pinos, suspire y me hundí más en el asiento del copiloto.

- Ponte el cinturón - Dijo él sin mirarme. Lo hice y arrancamos, tengo que admitir que el motor sonaba deliciosamente pero me contuve la emoción un poco.

James condujo por lo menos 20 minutos y aparco en una zona de restaurantes un poco lujosos, hice mala cara viendo por la ventana y lo mire esperando una explicación.

- Bueno Aya, estás vestida para la ocasión. Vamos. - Dijo haciendo ademán de desabrocharse el cinturón.

- No quiero - hice un puchero - Quiero fiesta James.

- Anda que vas bien vestida para un restaurante, además tengo hambre.

- No quiero - Me crucé de brazos y mire hacia el frente frunciendo el ceño. Él suspiró y se pasó las manos por el cabello exasperado.

MY BODYGUARDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora