18. No dejaré que nada te pase.

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Suspire cansada sobre su pecho, podía sentir como su cuerpo emanaba calor y el sudor se colaba un poco por la camiseta que él aún tenía puesta. Y no estaba cansada por el hecho de que por fin lo tuve para mi, fue rápido y duro como él dijo, estaba exhausta por lo que él me hace sentir, por como hace que en vez de una emoción normal, sienta como pasan trenes por mi corazón y hace explotar todos mis sentidos.

Deje de mirar su pecho y me dirigí a su rostro, estaba sereno pero estaba mirando a algún punto en la pista de baile, trate de ver que era pero no vi nada extraño, no se si mi imaginación me jugaba malas pasadas o si simplemente James estaba mirando hacia la nada, vi unas pequeñas gotas de sudor en su frente que no se deslizaban, hice pequeños círculos con mis dedos en su pecho y él bajó su mirada hacia mi; ladeo la cabeza y me sonrió.

- Te juro que me he quitado un peso de encima. - Dijo volviendo su mirada hacia la nada.

- ¿Por qué? - Pregunte preocupada.

- Porque sé que de ahora en adelante no voy a tener que pelear con nadie porque sabes que eres ma. - Sonrió con un aire de superioridad y sus ojos brillaban un poco.

- Nunca tuviste que hacerlo. - Dije bajito quitando mi mirada rápidamente de su rostro. El paso sus dedos lentamente por mi cuello e hice una mueca de dolor, el retiro me cabello y me inspeccionó.

- Lo siento - Dijo mirándome avergonzado. Pase mis dedos donde me había mordido y le dedique una sonrisa comprensiva.

- No te preocupes, ya pasara. Pero me debes una historia.

James me miró interrogante y sabía que algún día me lo tenia que decir, me tenía que contar porque precisamente mi padre había elegido este lugar para mi y porque todo el mundo lo conocía y lo respetaba tanto. Me levanté de un golpe y arregle mi vestido, sacudí mi cabello esperando que el enredo se disipara un poco y él solo me miraba. Se puso de pie acomodándose la ropa y sin previo aviso me abrazo, lo hizo como nadie nunca lo había hecho como si su vida dependiera de eso o como si tratara de parar con su cuerpo una bala que venía dirigida a mi, me abrazaba fuerte como no queriendo dejar que me fuera, rodee su espalda con mis brazos y aspire su aroma.

- No dejare que nada te pase Aya, nunca. - Dijo en un hilo de voz con su cara hundida en mi cuello y me dio un pequeño beso.

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El camino a casa no se hizo demasiado incomodo, solo que varias preguntas rondaban en mi cabeza.

De vez en cuando James me miraba y sonreía mientras manejaba, lo veía animado como si ya nada pudiera dañarlo, pero la verdad desde que salimos de ese lugar las dudas comenzaron a rondar mi mente, no es que no me encante el tipo, esta buenísimo y sabe como tratar a una mujer, pero no estoy segura de quererlo, no estoy segura de cómo reaccionar si el me dice en algún momento que comencemos una relación, yo no soy esa chica de relaciones convencionales; normalmente me gusta solo follarme a los tipos y ya es todo, espero que James está en mí mismo tono y no tengamos discusiones por esto, a mi la verdad me gusta estar cerca de él y se supone que todo es mejor.

Di un suspiro largo y lo mire mientras conducía y las pocas luces de la ciudad iluminaban su rostro.

- Gracias James. - Dije volteando la vista hacia la calle.

- ¿Por qué?

- Por eso de que no vas a dejar que nada me pase, que sepas que yo también voy a estar para ti.

Sentí su mano en mi muslo y lo apretó un poco sin decir nada.

Cuando terminamos de subir las escaleras James se tensó un poco y me impidió el paso con su brazo, traté de mirar por encima de su hombro para ver que sucedía pero no me dejo. Solo fue hasta que pateo la puerta que note como la cerradura estaba forzada y la puerta estaba abierta, me entro un poco el pánico y por un momento quise salir a correr pero James cogió mi mano y me miró.

MY BODYGUARDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora