MY BODYGUARD

4. El trato

Después de haber pasado días haciendo los papeles para poder enviar la motocicleta a Inglaterra y  horas empacando todo lo que quería llevar, por fin estaba de pie en la sala de espera del aeropuerto, di un suspiro largo y sonoro mientras acariciaba con mi dedo pulgar el anillo en el dedo indice de mi mano izquierda.

En el momento en que tenía, bueno teníamos que abordar el avión voltee sobre mis talones y vi a James dormido y por primera vez pude detallarlo tengo que aceptar que es atractivo tiene la barba crecida, el cabello cobrizo no muy largo y desordenado hacia arriba las facciones un poco marcadas y labios gruesos. Lo observó detenidamente y me doy cuenta que tiene un pequeño rastro de un tatuaje subiendo por la clavícula derecha, no se ve en mala forma pero podría estar mejor sinceramente.

Cuando me canso de verlo le doy una patada en el pie y se levanta asustado mientras lo miro con una sonrisa cínica.

- ¿Que coños te pasa, no puedes ser agradable ni por un instante? - pense un momento

- Eh, la verdad es que no. No es que me agrade estar con un gilipollas y que yo sea amable contigo no nos hace las cosas mejores seria hipocrita, ahora muévete que nos dejan.

Dijo algo entre dientes que no logre escuchar pero supongo que ya me odia lo suficiente como para mantenerlo alejado de mi aunque sea un poco.

- Espero que te emocione vivir conmigo cariño. - Dijo James mientras se tiraba en la silla que estaba a mi lado derecho y se acercaba meloso a mi oreja - Va a ser realmente excitante

- Ya quisieras tu. - Puse mis auriculares y lo ignore el resto del viaje.

 

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Cuando se anuncio que habíamos llegado a nuestro destino abrí los ojos lentamente y mire por la ventanilla, maravilloso era de noche, estire un poco las piernas y me dispuse a levantarme de mi silla pero algo me lo impidió e inmediatamente vi el rostro de James muy cerca del mío.

-Se nota que eres una jodida malcriada así que te voy a hacer fáciles las cosas, no me agradas y jamás lo harás, me pagan por cuidarte y listo. Así que haremos un trato. ¿Me entendiste? - Asentí un poco asustada, no, asustada no definitivamente sorprendida. - Tu has lo que se te de la gana con quien quieras, simplemente me tienes que decir cuando y a donde vas a salir y listo. No  me jodes ni yo a ti. ¿Quedo claro?

- Bien, ahora no me hables durante nuestra estadía juntos. - Dije con desdén, no sé quién se cree para venir a hablarme como si tuviera autoridad sobre mi, ya veras que te pasa cuando me pierda James. Sonreí de una forma malévola y seguí mi camino.

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El apartamento era grande, con 4 habitaciones, bien decorado y sobretodo bien ubicado según mi padre era un sitio seguro, pero lo que yo creo es que aquí seré un blanco fácil.

Deje la puerta delantera abierta para que cuando a James se le diera la gana entrará y escogí mi habitación rápidamente lo más alejada posible de la de él.

Organice mis cosas y me dispuse a conocer la ciudad, sin motocicleta claro se supone que llega un día después de nosotros y eso me tenia con un dolor de cabeza impresionante.

Agarre una chaqueta abrigada y cuando salí de la habitación no encontré a James por ningún lado, solo sus cosas desparramadas por el suelo así que como él dijo le deje una nota, jamás dijo nada de llamarle.

 

“Saldré a conocer un poco la ciudad, no me esperes.  - A”

Esta parte del mundo no es como la imaginaba, desierta y alejada de hecho es muy llena de turista y de estudiantes extranjeros gracias a los programas que aquí ofrecen, seguí caminando emocionada, tal vez un cambio era lo que necesitaba aire nuevo.

Vi una librería en la calle de enfrente, eso sí que me vendría bien con eso podría estar encerrada en mi cuarto todo el día mientras comienzan las clases y no tengo que verle la cara al chico guapo.

Espere a que el semáforo se pusiera en rojo para los autos y justo cuando iba en la mitad de la cebra escuche ese sonido tan familiar que hace que se me remuevan entrañas y entre en mi una euforia inigualable, pero no lo escuchaba tan cerca hasta que un freno que probablemente marcó la calle se detuvo frente a mi, me quede quieta y voltee a mirar al conductor que tenía el casco abierto y me miraba mal.

- Quitate - dijo con voz gruesa y firme - Voltee a mirar el semáforo que aún seguía en rojo y lo mire alzando una ceja quedando en frente de él.

- Que te quites - Volvió a repetir y esta vez su voz la acompañó el sonido de su motor empujando hacia adelante pero no, eso a mi no me intimida lo he hecho millones de veces. Alce los hombros y seguí mi camino. Pero justo cuando llegaba a abrir la puerta de la librería alguien me sostuvo por el brazo.

- ¿No tienes miedo?

- ¿Debería? - dije sin mostrar importancia. El chico me volteo y aún tenía el casco puesto.

- Vamos.

- ¿Que? Ni siquiera sé tu nombre..

-Eso no importa. Vamos, me vas a ver ganar. - Dijo con una sonrisa triunfante y me arrastró del brazo y me subió a su motocicleta no sin antes darme su casco.

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Gracias. Ale