Estaba tan aturdida y paranoica por lo que sucedió que no se de donde saque fuerzas para poner mi orgullo de lado y pedirle a James que durmiera conmigo, después de todo no es tan gilipollas y por primera vez no hizo un comentario pervertido por mi propuesta, la cabeza me daba vueltas, me acosté en la cama y cerré los ojos tratando de que todas las ideas se fueran de mi cabeza, por un lado estaba la sospecha que alguien me había encontrado y esto era solo una advertencia, y por el otro lado ( y en el que más trate de confiar para tranquilizarme) creerle al rubio que era un simple robo y que nada me pasaría. Las manos me sudaban y me comence a mover un poco en la cama pero los brazos de James me apretaron a él dejandome inmovil. Creí que de un momento a otro iba a saltar encima de mi para decirme cosas sucias ( no puedo negar que ansiaba) pero cuando dirigí mi mirada hacia su rostro estaba profundamente dormido, la respiración sincronizada y los labios ligeramente abiertos, suspiré y traté de dormir, cerré los ojos muy fuerte y las lágrimas comenzaron a brotar, me sentía desesperada y las ideas malas no salían de mi cabeza, no quería dormirme sabía que las pesadillas regresarian.
Abrí los ojos lentamente y vi la habitación vacía, di palmadas a ciegas en la cama buscando a James desesperadamente pero no estaba, traté de gritar su nombre pero la voz no me salía, me puse de pie aún tratando de gritar pero la voz no se escuchaba, comencé a llorar hasta que escuche pasos provenientes del pasillo, trate de calmarme pensando que era James pero la persona que entró a la habitaciòn no era el rubio que me sacaba de quicio, era un hombre alto sin rostro, vestido de traje y en el manchas de sangre, traía una cadena con unas esposas al final, yo me corri hasta la esquina más alejada del hombre en la habitación pero el espacio pareció reducirse y él ya estaba frente a mi cara, pronunciando con voz demoniaca "Hola Aya"
Me senté en la cama de golpe casi que hiperventilando, me pase las manos por la cara tratando de quitar el sudor, sentí la mano fría de James en mi brazo y lo mire con los ojos abiertos, él no me miraba lanzando acusaciones, me miraba preocupado.
- Estoy bien. - Dije cerrando y respirando lentamente.
- ¿Necesitas algo? - Negué con la cabeza - Te voy a traer un vaso con agua.
Se levantó de la cama y comencé a mirar para todos lados de la habitación esperando que no saliera nadie de ningún rincón y me asesinara.
James regresó con el vaso de agua y me lo bebí en un instante, no puedo negar que su presencia me calmaba, así no dijera una palabra sabía que de alguna u otra forma él estaba acompañándome, me recosté encima de su pecho y cerrando los ojos me fui quedando dormida.
James
La situación de Aya me preocupaba, parecía bastante trastornada cuando se desperto de su pesadilla, a partir de ese momento no pude dormir.
Miraba al techo pensando una manera más efectiva de protegerla y llegue a una conclusión que no me ayudó en nada a despejar la mente. Yo puedo protegerla de los peligros físicos, de los reales pero de los mentales no puedo, este episodio del robo había clavado dudas en su cerebro y yo sabía perfectamente que la iban a acompañar por un rato.
Cuando comenzó el molesto timbre de mi celular a las 7 de la mañana me desespere porque no quería despertarla, estaba durmiendo placidamente y no quería que tuviera otra pesadilla pero por lo que alcancé a ver desde la pantalla de mi celular en el piso, tenía que contestar.
Aparte poco a poco sus brazos de mi, sin despertarla y poniéndola en una posición cómoda y para mi sorpresa ni se inmuto. agarre el celular del suelo y le devolví la llamada mientras salía de la habitación a pasos agigantados.
- Me he enterado de lo que ha sucedido. ¿No pensabas informarme de nada?
- Claro que sí señor, pero ella ha estado muy alterada y no la he podido dejar sola por mucho tiempo. - Hubo una pausa incómoda y añadí - Ella tiene mucho miedo.
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MY BODYGUARD
RomanceElla, Aya King es una mujer común y corriente, a sus 19 años jamás le ha faltado nada, pocos amigos y mucha fiesta y sobretodo le encanta sentir como la adrenalina se extiende por su cuerpo cada vez que monta. Está acostumbrada a los gilipollas y lo...