James en algún momento de su embriaguez decidió levantarse y sin recordar que yo estaba ahí en el piso siguió derecho a su habitación donde escuche un golpe seco en el colchón, en ese momento supe que había caído dormido como una piedra.
Me levanté aún nerviosa y preocupada por todo lo que le pudo haber pasado mientras no tuvimos contacto alguno, fue poco tiempo pero vamos, es James; su personalidad dice a gritos que a veces puede ser un imbécil y más en situaciones como estas.
Me senté en el sillón de la sala con las piernas cruzadas esperando que una idea o un rayo de luz me iluminara el cerebro, pero por desgracia en la hora y media que estuve allí no surgió nada interesante o bueno lo suficientemente realista como para llevarlo a cabo.
Sentía como poco a poco se me iban cerrando los párpados y el sueño me halaba un poquito para irme hacia ese mundo pero una llamada entrante me trajo de nuevo a la realidad, aún sin los cinco sentidos totalmente despiertos conteste la llamada sin mirar quien era.
- ¿Estás cómoda? - me habló desde la otra línea una voz que se escuchaba un poco distorsionada que obtuvo toda mi atención e inmediatamente abrí mucho los ojos.
- ¿Quien habla? - Solo se escucharon cosas caer desde el otro lado de la línea.
- ¿Estás cómoda en ese sillón? - Mire hacia todos lados frenéticamente y revise todo mentalmente, las cortinas estaban cerradas, la puerta estaba cerrada, no hubiera forma de que alguien me estuviera viendo, si me estuvieran vigilando sabrian que estoy dentro de la casa pero no en donde. De pronto desde la otra línea se escuchó una risa macabra. - Sé más de lo que te imaginas Aya King.
- ¿Quien es? - Dije tratando de sonar fuerte pero casi me sale un hilo de voz y podía sentir cómo las lágrimas se acumulaban en mis ojos. Sonaba como un hombre, la voz estaba distorsionada pero definitivamente era gruesa y masculina.
- No vayas a llorar por favor, solo espero que te quieras mover de ese lugar si no quieres que sea tu lecho de muerte.
Me levanté en ese preciso instante, mire la pantalla del celular y estaba encendida indicandome que la llamada había terminado, trate de marcar lo más rápido posible el número de Devil pero me avisaba que solo salian llamadas de emergencia, corrí inmediatamente hacia la habitación de James pero todo parecio tan lejano cuando al tratar de abrir la puerta se encontraba cerrada con llave desde dentro, grite su nombre y golpee la puerta muy fuerte pero no hubo respuesta, temí por su vida, porque algo le hubiera pasado. Pero temí más por la mía cuando una voz detrás mío como la de la llamada se pronunció.
- No va a abrir cariño, es imposible que te de respuesta en el estado en el que está.
No me quería voltear, estaba en shock. Simplemente estaba allí frente la habitación de James con todas las extremidades tiesas como hielo, lo único que pudo salir en ese momento fueron lágrimas, de miedo, de impotencia de no saber que hacer.
- ¿Te atragantaste con la lengua? - Dijo el hombre paseando un dedo desde mi cuello hasta mi codo. Pase saliva y por fin se me iluminó el cerebro, podía que funcionara o que no funcionara pero tenía que intentar algo, no podía quedarme como una imbécil y entonces hice el movimiento más estúpido de la historia, quise salir a correr pero él hombre fue más rápido con sus reflejos y me agarró por la muñeca dándome vuelta para que lo viera de frente, era alto como James pero más corpulento, se podía ver por encima de su vestimenta totalmente negra que estaba entrenado y ejercitado, pase saliva nuevamente, le mire el rostro y solo tenia una capucha negra y una malla muy diminuta en la que se distinguia que eran los ojos pero no se podía ver el color ni nada, no tenía ni una pista de quien podría ser, ni siquiera sabía su color de piel. Rápidamente le pegue con mi frente en lo que supondría sería su nariz que me dolió más a mi por cierto y lo único que se me ocurrio hacer con mis manos ya inmovilizadas fue lanzar un rodillazo directo a sus partes íntimas que pareció no dolerle mucho pero que me haría ganar unos segundos mientras al menos se retorcía un poco del dolor en los riñones que esto le propinaba. Trate de salir corriendo del pasillo para ir a la puerta principal, pero lo último que sentí fue como un objeto duro y pesado golpeó en mi cabeza y me nublaba el mundo poco a poco.
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MY BODYGUARD
عاطفيةElla, Aya King es una mujer común y corriente, a sus 19 años jamás le ha faltado nada, pocos amigos y mucha fiesta y sobretodo le encanta sentir como la adrenalina se extiende por su cuerpo cada vez que monta. Está acostumbrada a los gilipollas y lo...