23. Como si mi vida dependiera de ello

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Hubiera preferido encontrarme a James teniendo sexo desenfrenado con otra de sus zorritas, hubiera preferido encontrar una chica amarrada en la mitad de la sala o que hubieran robado el apartamento y estuviera desocupado, sin una cosa de valor. Pero todo fue diferente, me quede parada en la puerta sin saber que hacer, sin poder pronunciar una palabra, frente a mi estaba mi padre sentado en el sillón negro de cuero y James estaba frente de él pasándose las manos repetidamente por el cabello.

Mi padre puso su mirada en mi y curvo una sonrisa, yo retrocedí un poco pero me pegue con el pecho de Simón quien no sabia que pasaba y solo se limitaba a agarrarme por la cintura para que no me cayera de culo.

- Aya, querida. - Poco a poco sentí como la furia fue naciendo desde mi interior y el calor se expandía por todo mi cuerpo, mi cara se puso roja y pronto tuve una mirada asesina.

- ¿Querida? ¿Es en serio padre? - Hizo una expresión de confusión que paso a una de enfado cuando agarre a Simón de la mano y lo lleve rápidamente a mi habitación.

Una vez dentro cerré la puerta con llave y Simon esperaba una explicación.

- Lo siento. Es una historia muy larga, no tengo una buena relación con mi padre.

- Lo note preciosa - Me paso la mano por la espalda de arriba hacia abajo. - ¿Estás bien?

- Si, lo estoy. Es solo que es mucho por asimilar, no me llama durante todo el tiempo desde que me mudé acá y ahora esta como si nada en la sala de mi casa esperando que lo reciba con los brazos abiertos.

El chico me envolvió en un abrazo mientras me susurraba en el oído que todo iba a estar bien. Lo deje en mi habitación porque según él, la decisión más sensata era enfrentar a mi  padre.

Di pasos lentos, quería evitar lo más que pudiera esta situación pero ya era inevitable.

Me senté frente a él y me miró esperando que dijera algo, pero no pronunciaría palabra alguna hasta que él no dijera cuales eran las razones por las que venía a amargarme la vida.

- ¿No vas a decir nada? - Lo miré arqueando una ceja y le sonreí cínicamente.

- ¿Que se supone que tendría que decir? .

- Que te alegras de verme

- Oh no, créeme que eso no va a pasar jamás. No me alegro de ver a alguien que me confina al infierno - Le lancé una mirada asesina a James - y que no es capaz de ni siquiera llamar una vez a hablar con la que se supone es su hija y "ama tanto" - hice comillas con los dedos.

Mi padre me miraba con expresión serena, pero podía ver como en algún punto iba a colmar su paciencia y se iría de una vez por todas.

- He estado pendiente de ti Aya.

- ¿De verdad? En fin.. No quiero hablar de ese tema, la verdad dejó de importarme hace mucho. Por ahora. ¿Que quieres?.

- Hace mucho no te veía, quería asegurarme que estabas bien.

- Pues si lo estoy, ya puedes irte. La puerta está allí - Dije poniéndome de pie y señalando la puerta.

- Aya no seas grosera, respetame un poco que soy tu padre.

- ¿Sabes quien ha hecho de padre durante este tiempo? NADIE, ah y a veces éste - Señale a James con el dedo pulgar y lo escuché bufar - Pero desde que se volvió más gilipollas que tu ni cuidarme puede. Así que te agradecería que no te molestaras en despedirte cuando te vayas. - Me levanté del sillón pero la mano del estúpido de James en mi codo me detuvo.

- Deberías escuchar lo que vino a decir.

- No quiero,  con tu permiso - sacudí mi brazo - Me están esperando.

MY BODYGUARDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora