30. Mantente escondido.

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Sentí como si de repente el alma me volviera al cuerpo, tome una bocanada de aire bastante exagerada, parpadee varia veces esperando que el panorama se aclarara pero era como si tuviera una tela negra cubriendo mis ojos, cuando pase mis dedos por ellos me di cuenta que tenía una venda puesta y muy apretada, intente deshacer el nudo pero fue en vano y de pronto todo se hizo más claro, recordé lo que había pasado en el antiguo apartamento, la pelea, el golpe, James encerrado en su habitación. Me comencé a desesperar, puse las manos a los lados de mis muslos e intenté ponerme de pie pero algo  me lo impedía, pase las manos a ciegas recorriendo mis piernas para encontrarme que estas tenían una especie de cadena, estaba encadenada al suelo sin poder moverme, no tenía fuerzas y el golpe de la cabeza comenzaba a despertarse, comenzó como un ligero ardor y continuó como si me dieran fuertes pinchazos.

Intenté gritar pero de lo pasmada que estaba solo me salieron unos cuantos balbuceos de la garganta, pase mis manos intentando descifrar donde me encontraba pero estas solo tocaban una pared y un poco húmeda. Solo pude limitarme a llorar, queriendo morir en ese preciso instante si el destino que me esperaba era ser asesinada brutalmente.


De la pared en la que podía recostarme a duras penas resbalaban pequeñas gotas de lo que me imaginaba era agua y me recorrían la espalda por toda la espina dorsal. Comencé a temblar ligeramente cuando escuche unos pasos a lo lejos, trate de esconderme, quería traspasar la pared e irme a un lugar donde no me sintiera tan vulnerable. Escuché que una puerta se abría y con ella vino un chirrido escalofriante que solo haría una puerta de metal con las bisagras un poco oxidadas, poco a poco la persona que entró a la habitación se acercó cada vez más a mi al mismo tiempo que yo me acurrucaba y trataba de hacerme más pequeña cubriendo mis piernas con mi brazos, o por lo menos lo intentaba.

Sentí como me quito la venda de los ojos de un jalón, quitándome un buen número de cabellos a su paso, por eso no podía quitármela, estaba amarrada directamente a mi cabello. Trate de asimilar la poca luz que había en la habitación pero que de todos modos me cegó  un poco. Parpadee muchas veces paseando los ojos por el lugar esperando reconocer algo pero fue en vano.

- ¡MIRAME! - Gritó la voz de un hombre lo bastante fuerte como para creer que estaba en una escuela militar. Lo mire con miedo y de nuevo no podía distinguir su rostro, pero este hombre no era el mismo que me había atacado en casa. Quería hablar, quería gritar pero no me salían palabras.

- Bebe esto - Dijo con voz seria extendiéndome un vaso con agua. El instinto  me repetía una y otra vez que no bebiera ese líquido, que no era confiable. Casi todos mis pensamientos se confabulaban para decirme que no lo bebiera, y creo que todo mi cuerpo se negó a hacerlo porque cuando cogí el vaso directamente de sus manos las mías temblaron tanto que el líquido fue a dar al piso. Las lágrimas silenciosas comenzaron a brotar de mis ojos al ver la expresión iracunda de los ojos del sujeto, que era lo único que se podía distinguir de su rostro.

- Inútil. - Comenzó a dar pasos rápidos hasta la puerta y la cerró mientras salía muy apurado, yo de nuevo solo pude abrazarme las piernas con los brazos esperando lo peor. El llanto que ya había cesado volvió acompañado de un temblor de mi labio inferior mientras vi que volvía el sujeto y esta vez sin previo aviso se acercó a mi y me inyectó con una jeringa justo en el cuello. El mundo se volvía oscuro de nuevo mientras escuchaba sus palabras. - Trate de hacerlo por las buenas, pero a la chica mala le gusta que la traten duro - soltó una carcajada infernal y no volví a escuchar nada.


James

Después de hablar con Thomas alias Devil muchas cosas tuvieron sentido, desde un principio se me había hecho conocida su cara, y es que exactamente él había estado en los días de reclutamiento para la policía cuando mi padre trato de hacerme entrar. Era un policía infiltrado y ahora solo Aya y yo sabíamos su secreto, o eso es lo que uno piensa siempre. Nunca se sabe quien puede estar mirando o escuchando.

- No puedes hablar con Brittany. - Me dijo estacionando el auto a las afueras de la ciudad.

- ¿Que? ¿Por qué?

- Según lo que me dijiste ya está arriesgando demasiado, está poniendo su vida en peligro por ti. Si ella tiene algo que decirte se comunicara contigo pero no trates de contactarla. Esta vez estamos solos tu y yo en esto.

- Temo por Aya.

- Lo sé, yo también James. Y lo único que podemos hacer en este momento para encontrarla es estar unidos.

Thomas me dejo en un hotel de esos baratos que hay al lado de las carreteras que van hacia otros pueblos, solo que antes de irse me dio una bolsa con cosas para cuidado personal y una carpeta con unos archivos que él había podido extraer de sus amigos de la policía y algo de su investigación propia.

Me registré y el encargado me llevó hasta la habitación 23 me dio las llaves y me deseo suerte.

Entre y para cobrar tan poco de hecho no estaba tan mal, dejé la bolsa encima de la cama sin mirar que había dentro y solo me concentre en la carpeta que tenía en la mano, me senté frente a un pequeño escritorio que tenía la habitación y repase papel por papel.

Casi me da un infarto y me puse de pie lo más rápido que empuñando mi arma cuando un ruido que no conocía inundó la habitación, al cerciorarme que no había nadie allí seguí escuchando el sonido que me guió hasta la bolsa, regué todo su contenido en la cama hasta que encontré un móvil que al parecer era desechable.

- ¿Quien es? - Dije serio y todavía en estado de alerta.

- Soy yo James, cálmate. - Suspire al escuchar la voz de Devil.

- ¿Que me calme? ¿Por qué no me dijiste que había un puto celular dentro de la bolsa?

- Pensé que la revisarías. - Me pase la mano izquierda por el cabello calmándome un poco.

- Si, tienes razón lo siento. Fue mi error.

- Bien, me dieron una dirección. Tan pronto salga de allí hablo contigo. Ah, y por cierto al final Simon termino en la cárcel, no por mucho tiempo pero allí estará.

- Simon no me importa pero espera, ¿dirección de que?

- Es una casa o algo así, solo me dijeron que si hacía las preguntas correctas o actuaba de una forma específica obtendría respuestas.

- Que te vaya bien hombre.

- Mantente escondido James.

Thomas colgó el teléfono y no me preocupe mucho, él también está entrenado para estar seguro todo el tiempo. Me senté de nuevo en el escritorio a revisar el archivo policial del padre de Aya que era muy pero muy gordo, casi como una biblia, después de pasar muchas páginas encontré algo que me llamó mucho la atención, había sido el principal sospechoso en un caso de asesinato cometido hace unos 10 años de una señora llamada "Patricia Lain" pero había sido descartado por falta de pruebas y no decía nada más en el informe. Me pareció un poco raro pero ya que Thomas estaba en su "misión" tendría que esperar un poco para contarle y que hiciera sus averiguaciones y mientras tanto lo deje en un montón de los papeles relevantes.

Me tiré de espaldas en la cama refregándome los ojos mientras por mi mente pasaban un montón de cosas, sobretodo como estaría Aya. Que querían con ella, y porque si era algo que tenía que ver con su padre le querían hacer daño a ella cuando ni siquiera tenían una buena relación. Suspire muchas veces intentando no culparme porque se la habían llevado, todo había sido mi culpa.

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HOLAAAA. Bueno pues quiero que ante todo me disculpen porque sé que está un poco corto el capitulo pero es que YA SE ACERCA EL FINAL y no quiero botar todo de una, me gusta dejar a todo el mundo con el misterio MUAJAJAJA. Espero que les guste y muchas gracias por todo el apoyo que recibo de ustedes todos los días, me animan a seguir y sobretodo que sepan que esto es solo PARA Y POR USTEDES <3 Un abrazo enorme.

Ale

MY BODYGUARDDonde viven las historias. Descúbrelo ahora