Metí a la pequeña vida que ahora compartiría toda su vida con la mía en la tula que llevaba y la puse debajo de mi chaqueta, pero con la cremallera abierta lo suficiente para que pudiera sacar la cabeza y respirar, el diluvio ya había pasado y la verdad era que quería salir de ese horrendo lugar como diera lugar, me subí a la motocicleta sin importar que esta aún siguiera empapada y me puse en marcha para ir a casa.
No pude abrir la puerta despacio y silenciosamente como planeaba, juro que trate pero entre tratar de que el perro no se saliera de mi chaqueta para que no se perdiera, el casco en una mano y las llaves en el bolsillo trasero, no tuve otra opción que tirar la puerta hasta que se diera contra la pared principal.
Por la expresión de James creo que pensó que le armaría un escándalo justo en ese preciso instante al verlo en el sofá sobre su zorrita (quien ahora era de tiempo completo), tan solo levante la ceja izquierda, deje el casco en la mesa y de resto me limite a entrar a la cocina dejar las botas empapadas junto con la chaqueta, busque rápidamente una toalla limpia y envolví al pequeño en ella, y cuando mire hacia abajo me di cuenta que ya tenia un charco debajo mío, era como si botara agua por los poros, deje al perro en el suelo por unos cuantos segundos mientras me quitaba la ropa mojada y la colgaba y buscaba algo en la cesta de la ropa sucia, cuando termine busque al cachorro por todo lado y no lo encontré hasta que escuche un grito típico de puta y un ladrido que solo me pudo hacer soltar una carcajada.
Salí de la cocina con mi short y una camisa de tirantes que encontré con una sonrisa en la cara, mientras James miraba al cachorro negro con amarillo un poco confuso.
- Mira como son las cosas James, ahora solo necesito a mi bebé para cuidarme. Cuando quieras irte bien puedas, ahí está la puerta.
Agarré por la barriga al cachorro alzando y envolviendolo de nuevo en la toalla y escuche como James decía algo entre dientes pero la verdad no entendí. Con el pie cerré la puerta de mi habitación pero no sonó, así que voltee a mirar para encontrarme con un James sin camisa recostado en el marco de la puerta, no pude evitar dejar que mis ojos recorrieran su abdomen. Es una maldición vivir con un ángel pero que en realidad es un gilipollas de aquí hasta el infierno.
- ¿Y bien?
- ¿Que? ¿Interrumpí tu climax cariño? - Sonreí maliciosa mientras le pasaba nuevamente la toalla al cachorro quitandole el exceso de agua.
- Ja ja ja, no me hagas reír. - Volteo los ojos - ¿Que es eso? - Dijo señalando la bola negra.
- ¿Que? ¿Eso? - Dije señalandolo a él - Pues verás yo veo un tipo frustrado e imbécil que no sabe hacer nada más que...
- Callate y madura Aya por dios. - Dijo abriendo mucho los ojos y con la cara roja de la rabia.
- Cálmate por dios, necesitas algo ligero en tu vida James, si ni el sexo te puede quitar el peso de encima deberías visitar un psicólogo. Además querrás decir. ¿QUIEN es esta cosita HERMOSA? - Dije remarcando cada palabra, mientras él se pasaba las manos por la cara y el cabello ya desesperado.
- ¿Puedes decirme por qué tuviste que comprar un perro? - Me quede callada y muy seria.
- Las vidas no se compran rubio, se rescatan y adoptan. Ahora déjame en paz con mis decisiones que hasta donde yo sé esta es mi casa, así que... - El rubio me lanzó una mirada asesina y se acercó lentamente al perro pero este lo miro detenidamente examinandole para al final decidir ladrarle y yo solté de nuevo una carcajada. - Ves, ni le agradas a él. Mejor dicho, no queremos tu presencia, gracias por venir. No vuelvas pronto cariño. - Dije poniéndome de pie mientras tomaba la puerta para cerrarla.
El rubio buenon cerró la puerta de un golpe y el perro se asusto y vino corriendo hacia mi. Me quedé mirándolo durante un momento para decidir que nombre ponerle pero no me decidía aún hasta que sono mi celular con el tono de Monster, la canción de Eminem y Rihanna, lo voltee a mirar.
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MY BODYGUARD
RomanceElla, Aya King es una mujer común y corriente, a sus 19 años jamás le ha faltado nada, pocos amigos y mucha fiesta y sobretodo le encanta sentir como la adrenalina se extiende por su cuerpo cada vez que monta. Está acostumbrada a los gilipollas y lo...