Pasado un tiempo comencé a sentir la presión de lo que había decidido hacer Simon para hacer dinero, algunas personas de la universidad me miraban raro y con desdén, nunca me he dejado acomplejar por este tipo de cosas pero ya eran bastantes y estaba un poco cansada. Solo podía hablar con Dani del tema ya que era la única en quien confiaba pero aún así me sentía insegura, nadie podía darme la seguridad que eso no me generaría más problemas y que no llevaría a que me encontrarán más fácil para asesinarme.
Camine por el campus de la universidad pateando con mi botas militares el pasto que estaba aún mojado por la lluvia de la mañana, levanté la mirada y a lo lejos vi como Simon hacía disimuladamente (bueno francamente no sabía que era a lo que él le llamaba ser disimulado) otro de sus turbios intercambios de drogas por dinero, solo me limité a suspirar y a quedarme ahí de pie sin hacer nada.
- ¿No es bonito el panorama, eh? - Al principio la voz me sobresaltó pero la reconocí de inmediato.
- Así es Tom, no lo es. ¿Cómo estás? - Dije girando sobre mis talones para mirarlo de frente.
- Bien. ¿Quieres caminar? - Asentí con la cabeza y me puse a su lado para caminar. - Aya... Desde hace algún tiempo he querido confesarte algo - Me miro de reojo esperando mi reacción y yo me paré en seco abriendo la boca.
- Por favor no me digas que te enamoraste de mi. No podría soportarlo y tu serías un gilipollas - Dije en tono de burla pero él se puso serio.
- No, no es eso. ¿Crees que podamos hablar en un lugar más privado?
- Vale, ahora si me estás asustando. ¿Que tan privado?
- Mmm ¿Que tal mi casa? Vivo aquí cerca así que ni se darán cuenta que desapareciste por unos minutos. - Me quede mirándolo sin saber si aceptar su propuesta o no.
- Espero que no me estés haciendo algún tipo de propuesta indecente que no entiendo.
- Claro que no. Respondeme, ¿Te he demostrado que puedes confiar en mi o no?
- Si claro - Respondí muy rápido.
- Vale, ¿Vamos?.
Por un momento tuve una duda existencial muy boba, y era por que carajos todo el mundo ahora estaba cambiando la sensación excitante de una motocicleta por lo aburrido y seguro de un automóvil, pero la deseche rápidamente y me subí en el asiento del copiloto, no hablamos mucho de camino a su casa que estaba como a diez minutos porque en todo el camino el radio iba a casi todo volumen y con canciones que nos sabíamos ambos.
Estaciono en frente de una casa victoriana con fachada de color blanco y no tan grande, abrí la puerta cuando me di cuenta que él intentaba ser todo un caballero y había dado la vuelta para abrir mi puerta mientras yo lo había dejado con la mano en el aire.
Me disculpe pero no pude evitar la risa y a él al final se le contagio, y menos mal que se le contagió porque ya me estaba poniendo tensa tanto misterio y más su seriedad.
- Siéntate en cualquier sillón, todos son iguales de cómodos.
- Gracias, pero como una chica que escoge lo que quiere y no lo que le dicen escogere la silla mecedora. - Thomas me miró con una sonrisa y se sentó en uno de los sillones grandes.
- Como quieras. - Después de un repaso rápido por la casa y un silencio incómodo, rompí el hielo.
- ¿Y bien? ¿Ocultaste tus fotos de bebé?
- Aya...- Se volvió a poner muy serio y la piel se me puso de gallina. - Quiero que sepas que en el tiempo que te he conocido y que es muy corto por cierto, me he dado cuenta que eres una persona de fiar. Y confío en ti, y por consiguiente espero el mismo trato de tu parte. No quiero que te sientas obligada a nada pero... - Abrí mucho los ojos, desde pequeña había sido muy traumatizada y más que todo con esa frase final. Devil vio como me tensaba cada vez más. - Ay Aya no te preocupes no te voy a violar ni nada por el estilo - Solté un suspiro acumulado en la garganta.
- Es que uno ya no sabe que encontrarse en la vida querido Devil - Dije volviendo a mi posición relajada. - Ahora si , escupe.
- Esto es muy serio. No quiero que te alarmes. ¿Está bien? - Asentí con la cabeza - Bien, no oculte mis foto de bebé, yo no soy de este lugar. Soy algo así como un infiltrado, te he estado siguiendo desde que saliste de tu ciudad natal. Me encargaron este caso Aya, soy policía encubierto y necesitaba que lo supieras porque creo que estás en peligro.
- Oh. - Solo pude decir eso, solo pude quedarme ahí mirándolo como si fuera un ser de otro planeta.
- No te asustes por favor - Dijo poniendose de pie y acercandose a mi con cautela.
- No estoy asustada es solo que, ¿quería olvidarme de eso por un jodido momento sabes? Pero ahora todo me recuerda que alguien quiere matarme y todo por culpa del estúpido de mi padre. Creo que voy a entrar en una crisis nerviosa.
- Te traigo agua enseguida. - Devil salió corriendo hacia lo que me imaginé sería la cocina y espere con las mano temblorosas hasta que llegó casi regando el agua por todo el pasillo.
- Gracias, yo se que es una revelación lo que me contaste pero no es gran cosa. O sea la verdad no sé porque estoy exagerando de esta manera es solo que todo el tema de James volviendo a ser un gilipollas que no me dice que investiga y el jodido de Simon haciendo tratos ilegales. Y espero que no lo metas a la cárcel por eso porque te castro. - Lo señale en forma de amenaza.
- No lo meteré a la cárcel créeme, necesito que me de sus contactos de distribuidores, después de eso nada le importara, ni mucho menos faltara. Te doy mi palabra. Pero quiero que sepas que puedes confiar en mi.
Y gracias a esas palabras no pude aguantarlo más, no pude contener más el secreto que supuestamente tenía que guardar para no ser expuesta y ser asesinada tan fácil, me sincere sobre todo por lo que estaba pasando con James y hasta dije pequeños detalles que no debí haber dado pero no me importo nada, por ese pequeño momento estuve segura que el pequeño Devil, Thomas o Tom como ahora lo llamaba era la única persona en la que podría confiar en el mundo.
Al final de todo y de ultimar unos detalles para hacer una investigación me abrazo fuertemente casi uniendo todas mis piezas rotas, o bueno al menos un poquito se restauraron. Volvimos a la universidad para buscar mi motocicleta y él insistió en escoltarme hasta el apartamento.
Me despedí ondeando la mano desde mi moto y casi me tropiezo al bajar corriendo solo para ver a mi otra razón de la felicidad, al pequeño pedazo de vida que después de estar desnutrido estaba volviendo a coger forma de máquina de cariño desinteresada.
Entre casi tirando las cosas en la puerta pero no escuche ladridos ni patitas correr por el pasillo a saludarme y entre en pánico hasta que vi una nota pegada a la nevera con un imán.
"Salí con Shady (a quien si le agrado) a comprarle cosas y a ponerle vacunas. James"
Hice una mueca mientras arrugaba la nota y la tiraba a la caneca pero cuando me percate que estaba infringiendo la "regla" del rubio de reciclar y que había botado el papel donde no era me apresure a abrirla de nuevo y sacar la nota cuando me di cuenta que el imbécil había botado un sobre café en el mismo lugar. Tras de imbécil es ciego, saqué el sobre de mala gana y justo cuando lo iba a depositar en el lugar correcto vi el sello de empresas King estampado en el frente.
Sacudí los restos de comida de los que se había untado y lo abrí por donde estaba roto sacando un papel. Más bien lo que sería una carta de despido a James Posso porque no necesitaban más de sus servicios, no falta decir que casi me caigo de culo cuando leí lo que ponía allí y más aún cuando al remover entre el sobre, salió una nota personal de mi padre diciéndole que creía que yo estaba a salvo y que podría volver a casa ya que no habían habido más asesinatos o pistas sangrientas llegando a sus puertas. Inmediatamente pensé en empacar todas mis maletas e irme, la verdad no sabía a donde. No podía irme con Simon porque haría cierto bulto innecesario en su aventura por la supervivencia con Dani, así que él fue el primero que descarte. No tenía muchas opciones así que solo zapatee en la cocina haciendo casi que un berrinche y un alboroto hasta que de la rabia arrugue el sobre lo puse en la basura que era.
Esa misma noche me iría, tendría que esperar a que llegara con Shady y llevarlo lejos, y sabía que en ese momento solo existía una persona en la que podía confiar.
***
Hola!!!!!!! Es corto, pero al menos ya sabemos en quien confiar. O no? MUAJAJAJ
Ale<3
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MY BODYGUARD
RomanceElla, Aya King es una mujer común y corriente, a sus 19 años jamás le ha faltado nada, pocos amigos y mucha fiesta y sobretodo le encanta sentir como la adrenalina se extiende por su cuerpo cada vez que monta. Está acostumbrada a los gilipollas y lo...