CAPITULO 3

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Ya se alistaba para la hora, no es como que tuviera mucha ropa civil se colocaría la  que suele usar comúnmente, pero es que quería dar una impresión diferente, aunque estuviera limitada en su vestuario. Dio un suspiro con resignación viéndose por última vez en el espejo halló en sus mejillas un rubor leve, debe ser por él, pensó, era muy raro que se encuentren a solas ya que Armin también suele estar junto a ellos, espabiló ya debía ir en busca del castaño.

Al salir al patio lo divisó sentado apoyado en un árbol, con los ojos cerrados y su cabello meciéndose por el viento, estaba dormido, no quería perder tiempo, pero tampoco despertarlo, se inclinó hasta quedar a la altura de él y sonrió, era de verdad placentero contemplarlo, a pesar de que lo hacía constantemente no se cansaba, se había vuelto una costumbre un dulce hábito que no quería dejar.

Mientras ella pensaba en todo eso no reparó de que se iba inclinando más hacía él, hasta que sintió su respiración cerca, rozando su nariz, sintió que un escalofrío le recorrió por toda la columna vertebral, como las mejillas empezaban a calentarse y su presión arterial aumentaba, tantas sensaciones, era de verdad increíble, no era la primera vez que sucedía un suceso parecido, ese chico era como un imán para ella, que le hacía moverse hacia él sin percatarse, ya desde niña sentía esa fuerza atrayente que la llevaba a estar a su lado, pero ya con el tiempo eso fue cambiando a algo más intenso y fuerte.

Decidida junto sus labios con los suyos y se permitió acariciar sus cabellos, eran lujos que podía disfrutar gracias a que él tenía el sueño muy pesado. No era correcto, lo sabía, pero hace un buen tiempo que se dejó vencer a la tentación y ya no podía dejarlo y no aprovechar cada vez que tenía la oportunidad.

-Mikasa?
Dio un respingo y se dio la vuelta encontrándose a la chica patata detrás suyo, ¿cómo no la detectó? ¿ahora qué haría? ¿qué le diría?

Sasha notó a Mikasa muy roja tratando de ocultar su cara en la bufanda que casi todo el tiempo llevaba puesta, miró tras ella a un Eren apoyado en el árbol sin señales de movimiento, ¿será que se desmayó o algo parecido y Mikasa le daba respiración boca a boca? ¿ quizá se cansó de pasarle oxígeno? No, que va Mikasa era tan fuerte que eso no pasaría, lo más probable es que no sepa exactamente pasar oxígeno, siendo el caso ella podía ayudar, era experta en eso ya que en su pueblo se bañaban en ríos y había que estar preparada para todo.

-No te preocupes Mikasa, déjamelo a mí.
-¿eh?- trataba de entender esas palabras de su compañera, ¿a qué se refería?

Sasha pasó a lado de Mikasa, se arrodilló y con velocidad tomó de los labios a Eren para abrirlos un poco y junto su boca para pasar oxígeno.

Mikasa estaba en shock, ¿qué rayos estaba haciendo esa chica patata?, ¿cómo se atrevía?

Eren se movía bajo Sasha, aún no del todo despierto, por lo visto su sueño era demasiado pesado.

-Ya está reaccionando, Mikasa seguro que cuando tú lo hacías dejabas huecos ocasionando que el oxígeno se pierda en ellos, pero Yo te puedo enseñar Mikasa, mira atentamente como se hace - estaba por ejecutar de nuevo la acción hasta que sintió como su boca era tapada, por la mano de Mikasa, al voltear supo lo que un conejo siente al ser rodeado por el cazador o un lobo, lo que la mosca siente cuando ve a la araña acercarse a su posición en la telaraña, algo parecido cuando se vio frente a ese titán en el almacén de gas y fue salvada por la misma persona que ahora le ocasionaba el mismo terror.

-¿Mikasa?, ¿Sasha?…- Mikasa soltó a Sasha.

-¡Eren! – dijeron ambas a la vez

-Que bien que ya reaccionaste Eren – aliviada de verse libre de Mikasa – tienes que ser cuidadoso, no todos sabemos aplicar los primeros auxilios.

Al escuchar eso Mikasa captó la acción anterior de la chica patata, aunque aun así de sólo recordarlo no podía evitar que le hierva la sangre, con un gran suspiro trató de guardar la calma.

-Si no hubiera visto a Mikasa haciéndote la respi…- otra vez su boca fue tapada.
-Eren, ¿ya estás listo?- le cortó la azabache
-Ah, claro Mikasa – la escena ante sus ojos fue extraña pero optó por no preguntar-ya podemos ir.
-Bien – soltó a Sasha, con pasos veloces llegó hasta Eren, pero antes de llegar le dedicó volteó hacia su compañera y le dedicó una mirada sombría, la pobre chica no entendía porque Mikasa estaba tan enfadada, con un hondo suspiro se fue rumbo a la cocina, con suerte encontraría algo de comida.

-Siento haberme quedado dormido Mikasa.
-Descuida Eren, debe ser el cansancio de los experimentos que hace Hanji contigo.
-Si- En realidad hace un buen tiempo que Hanji no lo solicitó para ningún experimento, pero sentía su cuerpo cansado como esas veces, es raro, incluso ya no sufría pesadillas así que descansaba más…

-Eren!!  - se giró hacia a la azabache- ¿estás bien?- se notaba la preocupación en su mirada, seguro por la mirada que llevaba y su falta de charla.
-Claro, Mikasa – dejó de pensar en lo demás – ¿sabes? Tuve un sueño bien extraño, que no logro recordar con claridad- se llevó un dedo a sus labios.
-¿así?- dijo nerviosa y temerosa de que se haya dado cuenta de algo.
-Si…, lo único que recuerdo es haber sentido un remolino en mi boca sabor a pure de papa, dijo pasando su lengua por sus labios.

Mikasa se congeló ante eso.

-Mm, sabe bien, aún lo saboreo en mi boca, creo que ya me dio hambre, vamos por comida Mikasa. La jaló para correr a algún puesto de comida, sin darse cuenta de la mirada baja y triste de la chica.

El peso de una promesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora