Capítulo 25

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Terror, sí, eso era lo Eren sentía.

-Gracias a ti conseguí más monstruos, ¿es fabuloso cierto?, no había ni un titán más que tú, y ahora mira a tu alrededor – gritó emocionado Mortis.

Eren no pudo evitar hacer caso y observar a su alrededor, como la sangre se hallaba esparcida por todo el lugar, compañeros gritando al ser arrancados de sus miembros por la disputa de varios titanes. De pronto parecía faltarle algo más que el aire, un sudor frío demasiado tétrico sentía resbalar desde su cien calandolo por completo.

-Con un titán más aparte de ti creí ya no necesitarte, pero esos titanes pequeños son el producto que logré con el titán que saque gracias a ti, y eso no es lo que quiero, contigo saqué todos esos titanes de trece hasta quince metros de alto jajaja, así que si realmente quieres destruir a todos los titanes de la tierra asegúrate de hacerlo con todos, incluyéndot…- un golpe con el que aparentemente quedó desmayado no lo dejó terminar.

Era Mikasa quien aún un poco adormecida consiguió llegar hasta el doctor y callarlo.

Todos la miraban sorprendidos, nadie se había percatado de los movimientos de ella, quizá por el mismo impacto que les dió las palabras de aquel doctor.
Mikasa quería hablar, hacer reaccionar a Eren que se hallaba como de piedra mientras ya como seis titanes se dirigían a él, pero al parecer la voz no era capaz de salir de su garganta, al menos no en el volumen que deseaba, puesto cada palabra articulada que producía salía ronca y rasposa, aún con el exceso de esfuerzo que estaba empleando que de no ser por Armin hubiera sido capaz de desgarrar su garganta.

-¡Eeeren! ¡Ahí vienen! - gritó Armin con toda la fuerza que sus pulmones lo permitieron.

Eren parecía no inquietarse con tener varios titanes casi encima, el panorama de alrededor, los recuerdos de esas bestias arrebatándole a su mamá, a Thomas, Marco, Petra,… su titán no tenía la capacidad de hablar pero sus ojos eran un medio de expresión, y el torrente de líquido cristalino corriendo por sus mejillas era más que suficiente para saber que lo dicho por Mortis lo había afectado, refrescando a su mente todas las muertes, todo el odio que tenía a aquellas bestias ahora más que nunca, él incluso.

De un momento a otro los ojos aturdidos del titán cambiaron a un verde resaltante uno de completa ira, las lágrimas seguían desbordantes pero la mirada parecía destrozar todo a su paso, incluyendo al titán que comenzaba a arrancar piel de su parte abdominal, a quien agarró con ambas manos la parte superior e inferior de su mandíbula obligándolo a abrir la boca hasta separar por completo la parte superior del aquel cuerpo mientras un ensordecedor rugido de furia y dolor salía de su garganta.

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-Hange, no vayas a cerrar los ojos
-Por si no te has dado cuenta un ojo lo llevo cerrado y no es por voluntad propia Levi – contesto con algo de dificultad, intentando sonar graciosa, pero Levi no vio nada de gracia aquello, miró de reojo a la castaña que se aferraba a su espalda mediante su cuello y efectivamente; uno de sus ojos se hallaba cerrado e hinchado, además de su herida cerca de su costilla.

-… sujétate que pasaré por esos titanes lo más rápido que pueda.

-Ya no tienes gas.

-iré colgándome de titán en titán solo con los cables.

-déjame aquí Levi, de lo contrario arruinaré tu plan.

-cállate.

-¿por qué lo haces? hay muchos por allá que te necesitan y sin embargo estas aquí conmigo – apretó más el agarre a su cuello.

No hubo respuesta de él, y el peligro tampoco quiso esperar más.
Una mano chasqueó detrás él esquivándolo por casi nada, pero un titán de 4 metros iba corriendo a ellos, sin perder tiempo lanzó sus cables a la espalda de un titán para elevarse siendo incapaz de ver al titan escondido detrás del que se colgaban y que en un intento de agarrarlos saltó sólo haciendo tacto sus dedos en Hanji quien viendo lo que venía se soltó del cuello de Levi para no arrastrarlo con ella.

El peso de una promesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora