Capítulo 4

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Hola queridos lectores, quiero agradecerles por darle la oportunidad a esta historia, por sus consejos, comentarios y votos, es mi primera historia, espero expresarme y narrar cada vez mejor, ya que esta historia es sólo el comienzo. De nuevo gracias, y claro también al dueño y creador de estos fabulosos personajes Isayama.

Cap. 4

Ya estaban de vuelta, luego de comer y pasear, el día pasó muy rápido o al menos eso diría cualquier pareja pero ellos no, Mikasa estaba deprimida, molesta, hacía lo posible para no demostrarlo pero Eren lo había notado.

Sentía incomodidad, no sabía qué hacer ante eso, por alguna razón los planes no salieron para nada como se lo esperaba, quería preguntarle pero no era bueno con las palabras y más aun teniendo en mente que era su culpa por haberse quedado dormido, probablemente lo buscó por todo lado.

¿Por qué rayos estaba tan deprimida y molesta? Es decir estaba con Eren, ¡Eren! él Estaba a su lado y no pudo disfrutar el día con él como lo había planeado, de reojo observó al castaño, se notaba triste, ¡maldición! ¿Qué había hecho? Desperdicio todo un día, ¿no podía hacer todo a un lado y pasarla bien con él?, el día estaba arruinado, ella lo arruinó, ¿ahora qué?...

-¡Mikasa! Corre- él la tomó de la mano y apuró el paso, muchas gotas caían del cielo, no se había percatado de la lluvia que en poco tiempo se hizo más intensa.

En menos de 50 metros de la estancia Eren resbaló y la arrastró junto a él.
Estaban dentro un charco todo embarrados, él sentado en medio y ella a su costado con las manos y rodillas metidas en el mismo con la vista en el agua turbia en la que se encontraban - Mikasa, ¿estás bien?- no hubo respuesta, dio un largo suspiro apesadumbrado con la mirada baja, un montículo de tierra, no pude ver ese tonto montículo.

-Mikasa…lo siento, todo esto es mi culpa, ya desde principio fallé, no debí haberme quedado dormido, sé que no pude hacerte pasar un buen día y al finalizar te metí en ¡esto!, lo siento.

- Eren…- él alzo la vista encontrándose de frente con ella- tienes, barro en la cara…sin pensarlo llevo ambas manos para limpiarse sin darse cuenta que se manchó aún más - ¡rayos! Dijo para si mismo, para después escuchar una gran carcajada de ella.

-jajaja, ay! Eren jajaja.
- Sabes tú también tienes una gran mancha en tu mejilla.

-¿Así?... ¿dónde? Subiendo la parte limpia de su manga.
-Aquí, tocando la supuesta mejilla sucia con su mano llena de barro.
- ¡Eren!- agarro más barro con sus manos dispuesta a lanzarlas a su cara, pero Eren la agarro de las muñecas y por la fuerza de ella se fue de espaldas aún con sus muñecas de ella sostenidas.

-Er…- no pudo terminar de articular su nombre, sintió la respiración de él haciéndole cosquillas en su frente, como su pecho se hinchaba bajo ella por su respiración, la calidez que sentía por el tacto de él, era bastante intensa, muy en contraste por el frio que hacía y la lluvia que aún no cesaba, si subía el rostro encontraría esos ojos tan mágicos que iluminaban todo a su alrededor -¡achu!

-oh no…- se sentó- debemos volver para que te cambies- se levantó tendiéndole la mano para ayudarla.

-Si…-Suspiro, de nuevo arruinó el momento, y se alejo del calor que él desprendía, el frio la embargó, aun así acepto la ayuda, apretó esa mano y no la soltó.
/////////////////
Abrió los ojos, se encontraba en cama, por la poca luminosidad seguro aún era de madrugada, no creía poder volver a dormir, ¿Qué paso?, no recordaba cómo había terminado dormida, había salido con  Eren y…Eren!, poco a poco fue recordando.

/////

Cuando llegaron ambos fueron a su respectivo cuarto a bañarse y cambiarse quedando en volverse a ver para la cena, una vez ya juntos él llevo su mano a su frente.

-Mikasa ve acostarte – la preocupación era notoria en su mirada.
-Eren estoy b…
-No- La cortó- ve a tu cuarto, enseguida volveré con Hanji-san, hazme caso Mikasa.

Empecé a tomar un brebaje preparado por Hanji-san la cual no me quitaba la vista de encima para asegurarse que me bebiera toda ya que este tenía un horrible sabor.

-¿No cree que es suficiente?- dije haciendo muecas involuntarias por el amargo sabor.

-Nada de eso mocosa- el capitán Levi entró a mi habitación sin tocar arrastrando a Eren en el proceso- tienes que beber todo el contenido para recuperarte, este mocoso y tú deberían ser castigados por semejante descuido, el enfermarse es un lujo que no podemos darnos-dijo soltando a Eren y alcanzándole un vaso con el mismo contenido que Yo bebía.

- Capitán Yo me encuentro bien, no es necesario…- la mirada del capitán era tan seria y tenebrosa que Eren bebió casi todo el contenido del vaso en uno solo sosteniendo la mirada del capitán.

- Vamos Levi no seas amargado, ya casi no nos topamos con ningún Titán, los pocos que encontramos hace algunos meses, tú te dedicaste a matarlos, esos valiosos y grandiosos ejemplares…ya casi son exterminados por completo – mencionó con gran tristeza la científica - mi único consuelo – clavándole la mirada a Eren – eres tú Eren – estaba por lanzarse a él.

Agarrandola del cuello de su camisa el capitán la detuvo -Bueno cuatro ojos, vamos a acabar los informes y dejar que estos mocosos terminen su rico brebaje –  sonando sarcástico con esas últimas palabras se dirigió a la salida.

-Chicos, volveré más tarde, mañana habrá limpieza pero no se preocupen en levantarse temprano, por lo acontecido Mikasa debe descansar, Eren cuídala,  aun la fiebre no baja del todo – salió de la habitación siendo arrastrada.

-Bien, termina eso Mikasa y acuéstate, mojaré el trapo para tu frente.
Ya acostada mis párpados estaban pesados, seguro el brebaje, sentí el húmedo trapo en mi frente,  y esa mirada de culpabilidad sobre mí.

-Eren - lo llamé tomando su mano- me divertí mucho en el barro, le sonreí.
Con su mano libre se puso a acariciar mi cabello – duerme Mikasa, me quedaré aquí para cuidarte.
//////
Eso pasó, lo buscó por su alrededor, no estaba, sintió mareo hasta que diviso un bulto en el suelo, ¡era él! Se encontraba dormido en una cama improvisada en el suelo, con brazos y piernas extendidos a los lados, desprendía esa calor que tanto añoraba, se hecho a su lado apoyando su cabeza en su hombro y su mano en su pecho sintiendo sus latidos…

El peso de una promesaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora