Capitulo 3. Momentos de Verano PARTE II

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Estaba en la cocina del campamento, mirando el reloj, pensando en si ir a la plaza o él ira a la plaza, mire la mesa de madera, como Ruddy se subía en ella y se acercaba a mí, lo mire con una sonrisa y le acaricie el pelaje.

—Es tan difícil, Ruddy —suspire, mirando nuevamente el reloj.

—¿Qué te ocurre? —llego Mullet a la cocina, voltee los ojos y me preparo para salirme—. Eres una inmadura, si te molesto lo que hicimos, pudiste no sé, a verlo dicho.

—Si, me molesto —afirme girándome hacia él—, me molesto el hecho de que me dejaron ahí sola, ni se molestaron en buscarme o se preocuparon, eso fue lo que más me molesto.

—No somos tus niñeras, se supone que te podias cuidar sola —escupe, lo mire sorprendida.

—Lo hago —dije cayendo en la silla—. Solo que todo esto es nuevo para mi, tengo muchas emociones... sentimientos encontrados, me siento... horriblemente confundida.

—Es normal, yo creo —alce la mirada y vi a Mullet, Mullet es Irlandes, pero parece un poco árabe, tiene las cejas tupidas, barba, ojos como mieles y verdes, cabello oscuro, además de ser un cuanto moreno—. A mi también me pasa.

—Pero no es tu primera vez, jugando contra profesionales —replico por primera vez entablando una conversación sin decirnos nada ofensivo.

—No, si es mi primera vez, jugando contra profesionales —negó, lo mire con desconcierto—, yo antes jugaba en la escuela o en una academia de verano que quedaba cerca, nunca jugué con profesionales.

—Yo nunca estuve en un partido, hasta el año pasado —solté un resoplido—, pero entrene desde antes de poder gatear.

Mullet me extiende una sonrisa.

—Me gustaría decirte que yo igual —dijo mirando ahora sus manos—, pero mi familia... es pobre y somos cinco hijos, tengo tres hermanas y mi hermano menor y yo, mis hermanas, son chicas.

—¿Y que tiene? —pregunte ofendida.

—Las niñas gastan mucho —explica mirando sus manos—, mi padre y mi madre no ganan mucho, pero aun así, aun así ellos le compran todo lo que quieren, aunque no vayan a poder comer ellos, ellos lo gastan —no me estaba explicando cómo empezó a jugar, pensé divertida, pero es interesante conocer el pasado de todas las personas—, cuando cumplí nueve años, conocí a un chico, un chico que me enseñó a jugar quidditch, y ahí fue cuando todo inicio, su familia estaba muy bien conectada, su papá es mi promocionador.

>> Ahora con el dinero que gano, se va a él y a mi familia.

—Eso está muy bien, Mullet —le digo con ánimos.

—¿No saldrás hoy? —me preguntó mirando la puerta, yo mire el reloj y mi corazón se sobresaltó al recordar el beso con Viktor, coloque mis dedos en mis labios. Niego.

—Arruine algo, con un beso.

Me miro con los ojos fruncidos.

—¿Tan mal besas? —pregunta divertido.

—No, y no sé si beso bien...

—¿No has dado tu primer beso? —pregunta a punto echar una risotada.

—Claro que si —respondí, recordando a Harry y ruborizándome.

—¿Entonces? —Pregunta—. O te daba miedo no saber besas o saber responder. Es normal.

—No lo sé, pero lo llevo conociendo apenas unas semanas, ¿Por qué me habrá besado?

—Uno no necesita mucho tiempo para enamorarse de una persona o que le guste, eso pasa en un segundo —¡Pam! chasqueo los dedos—, aunque lo más triste es que no le correspondas.

—No puedo corresponder a nadie —dije exasperada, mirando hacia el reloj—, yo no entiendo nada al amor o a mis sentimientos.

—Pues dale una oportunidad, Des —me señala Mullet—. A veces, solo así resuelves las dudas.

Mire una vez más el reloj.

—Nunca creí hacerte caso, Mullet —dije dedicándole una sonrisa—, pero esta vez, puede ser que tengas razón.

Tan solo hay que darle una oportunidad, así resuelves tus dudas, por lo que con ese pensamiento, hacía que mi piernas corrieran todo lo que daban hasta la plaza, esperaba que estuviera ahí, necesitaba decirle, que puedo darle la oportunidad, pero como haría eso, lo rechace ayer en un beso y no sería propio de mi besarle, porque no sé hacer eso y no quiero cliché en mi vida.

Me detuve un momento recuperando aliento. Mire atrás y luego adelante, solo son unos minutos más y podre decir que... el también, bueno...

—Viktor —dije gratificada que estuviera ahí, inclusive después de cinco horas de haberme esperado, este me miraba sorprendido—, ¿Por qué me besaste? —pregunte sin aliento, intentando recuperarme—. Y no respondas un no sé o solo porque soy una chica, dime... la razón. 

—Es difícil explicarr este tipo de cosas —dijo llevándose la mano al cuello y se sienta en el banquillo que andaba de lado de una lampara—, perro puedo decirrte que conocerrte... no fue cualquierr cosa Des, el prrimerr día, que sonrreíste, tu... me rrobaste el aliento. 

Lo miraba sorprendida, porque eso a sido muy tierno, y dentro de mi, hacia una rabieta, esperando encontrar la respuesta correcta, pero podría ser, a veces funcionan, solo lo veria estas semanas y nunca jamas lo volveria a ver, por lo que decido... 

 — Mira la edad es mucha entre nosotros dos, inclusive la distancia, no creo que algo entre nosotros dos pueda funcionar así, y si tú crees que si... podemos intentarlo.

—¿Qué cosa? —pregunta.

—¿Lo que paso ayer? —pregunte desconcertada, este me mira sorprendido—. Tienes unos días mas para aprovecharme —se acerca y besa suavemente mi frente—, pero no de la manera adulta, todavía tengo trece.

—Lo sé, vamos, ¿tengo un parr de lugarres los cual mostrrarrte?

—Lo sé, vamos, ¿tengo un parr de lugarres los cual mostrrarrte?

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Destiny y El Prisionero de Azkaban [DEH#3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora