Capitulo 42. Es inocente, porque...

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Los últimos rayos del sol arrojaron una luz sanguinolenta sobre los terrenos, en los que las sombras se dibujaban muy alargadas.

Detrás de mí oí un aullido salvaje.

—¡Hagrid! —susurró Harry. Fue a darse la vuelta, pero entre  Ron y yo le cogimos por los brazos.

—No podemos —dijo Ron, blanco como una pared—. Se verá en un problema más serio si se descubre que lo hemos ido a visitar...

Hermione respiraba floja e irregularmente.

—¿Cómo... han podido...? —preguntó jadeando, como si se ahogase—. ¿Cómo han podido?

—Vamos —dije, soltando un suspiro.

Reemprendimos el camino hacia el castillo, andando muy despacio para no descubrirnos. La luz se apagaba. Cuando llegaron a campo abierto, la oscuridad se cernía sobre nosotros como un embrujo.

Scabbers, estate quieta —susurró Ron, llevándose la mano al pecho. La rata se retorcía como loca. Ron se detuvo, obligando a Scabbers a que se metiera del todo en el bolsillo—. ¿Qué te ocurre, tonta? Quédate quieta... ¡AY! ¡Me ha mordido!

—¡Ron, cállate! —susurró Hermione—. Fudge se presentará aquí dentro de un minuto...

—No hay manera.

Scabbers estaba aterrorizada. Se retorcía con todas sus fuerzas, intentando soltarse de Ron.

—¿Qué le ocurre?

Acabo de ver a Crookshanks acercándose a nosotros sigilosamente, arrastrándose y con los grandes ojos amarillos destellando pavorosamente en la oscuridad. No sabía si el gato nos veía o se orientaba por los chillidos de Scabbers.

¡Crookshanks! —gimió Hermione—. ¡No, vete, Crookshanks! ¡Vete!

Pero el gato se acercaba más...

Scabbers... ¡NO!

Demasiado tarde... La rata escapó por entre los dedos de Ron, se echó al suelo y huyó a toda prisa. De un salto, Crookshanks se lanzó tras el roedor; y antes de que pudiera detenerlo, Ron se salió de la capa y se internó en la oscuridad.

—¡Ron! —gimió Hermione corriendo tras de él.

Harry y yo nos miramos y lo seguimos a la carrera. Era imposible correr a toda velocidad debajo de la capa, así que nos la quitamos y la llevamos al vuelo, ondeando como un estandarte mientras seguíamos a Ron. Oiamos delante de ellos el ruido de sus pasos y los gritos que dirigía a Crookshanks.

—Aléjate de él..., aléjate... Scabbers, ven aquí...

Oí un golpe seco.

—¡Te he atrapado! Vete, gato asqueroso.

Casi chocaba contra Ron. Estaba tendido en el suelo. Scabbers había vuelto a su bolsillo y Ron sujetaba con ambas manos el tembloroso bulto.

—Vamos, Ron, volvamos a cubrirnos —dijo Hermione jadeando—. Dumbledore y el ministro saldrán dentro de un minuto.

Pero antes de que pudieramos volver a taparnos, antes incluso de que pudiéramos recuperar el aliento, oímos los pasos de unas patas gigantes. Algo se acercaba a nosotros en la oscuridad: un enorme perro negro de ojos claros.

El perro había dado un gran salto y sus patas delanteras le golpearon el pecho a Harry cayó de espaldas, con un fardo de pelo. El empujón lo había llevado demasiado lejos. Se apartó rodando.

Destiny y El Prisionero de Azkaban [DEH#3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora