Capitulo 8. Nuevos Pasajeros.

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Estaba ya en el tren que nos lleva a Hogwarts, con todas las luces apagadas, no estaba el típico paisaje coloreado en las ventanas, el cielo estaba completamente nublado y oscuro, tanto que pareciera que fuese de noche, miro por las puertas mientras caminaba y no había nadie en los compartimientos, estaba completamente sola.

—Harry —llamo—, Hermione, ¿Ron? —pregunte mirando detrás de mi espalda y el pasillo se hizo más largo, solté un suspiro y pude ver el vapor de mi aliento, mi piel comenzó a enfriar por lo que cree una llama de mis manos; vuelvo la vista al frente y vi una puerta abierta, por lo que corro hacia ella y cuando estoy a punto de asomarme, algo sacudió el coche. Obligándome a caer en el suelo y cuando me estaba levantando, sentí algo extraño, me sentía bastante triste y cuando miro hacia la puerta... Sirius Black.

—Destiny.

Me levanto de un golpe y me había golpeado la cabeza con la suya. 

—Ay, ay, ay —me quejaba con las manos en la frente, revolcándome en la cama de un lado a otro.

—¿Estás bien?

—Si, estoy bien —respondo con ironía—, un golpe en la cabeza no duele —voltee los ojos.

—Yo también, me he golpeado —señala una parte morada que crecia sobre su ceja.

—No debías estar tan cerca —replique, y tocan la puerta.

—Lamento... molestarlos, pero ya es hora de ir a la estación —señaló el tabernero, me talle los ojos y mire a Rames, que miraba curioso al tabernero.

—Gracias —dijo Harry.

—Me llevo a Rames, puede estar con Ruddy en la canasta de viaje —le explique el asiente con una sonrisa—, nos vemos.

Fui con Rames, hasta mi cuarto, que era el veintiuno, entre y llamo silenciosamente a Ruddy, para que conociera a Rames, este intenta oler a Rames, porque lo bajo y ambos se huelen, el típico conociendo perros nuevos.

Mire mi baúl, tarros de golosinas, ropa, libros, varita, comida para perros, traste de perros, cama de perros, permiso de Hogsmeade, mochila para la escuela y... Toretto, todo estaba bien, tome el reloj de pulsera que mi mamá me habia dado ya hace un tiempo. Cierro el baúl, con el candado de combinación. Alzo la mirada y mi tia Constance estaba sentada en una silla mesedora, con un juego de té, su taza humeante y galletas en un plato.

—¿Dormiste bien anoche? —pregunta, yo asentí ruborizada—. Te enviare tu ropa interior, junto con el ungüento que te prometi.

Asiento, mirando el reloj de pulsera, que me lo iba poniendo con cierta torpeza.

—Des, no puedes andar durmiendo en las camas de los chicos —soltó agotada "¿Cómo lo supo?" —. Pero no estoy despierta tan temprano para hablarte sobre ello, sino para decirte algo, que empezaras a notar este año.

—Ya tuvimos esa conversación ayer —aclare ruborizada.

—No me refiero a eso —soltó irritada—, me refiero a que, puede ser que empieces a ver cosas, cosas que pasaran; te sentirás confundida en un principio, pero después, lo entenderás.

—¿Te refieres a orientación sexual? —pregunte desconcertada, ella sonríe y se levanta, la seguí y tome mi baúl, junto con la canasta de viaje de los perros.

—No, pero lo veras —responde sentándome un beso en la frente—, tendremos muchas cosas de las que hablar, cuando nos volvamos a ver y dudo que estés muy contenta conmigo.

Destiny y El Prisionero de Azkaban [DEH#3]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora