Maquillaje

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No podía dejar de pensar en Sara, era extraño, ella era diferente, era extraña, en todo el buen sentido de la palabra claro está, pero había algo en sus ojos, ella era muy linda, tenía un buen cuerpo y un lindo cabello, pero sus ojos, solo mostraban dolor, amargura, tristeza, detrás de esa sonrisa estaba un alma rota y la verdad es que me moría de ganas de saber por qué.

- Come, ya cariño. -la voz de mi mama me saco de mi trance.- vas a llegar tarde, y no queremos arruinar tu asistencia puntual perfecta ¿verdad?.

-Si, claro.

Comí rápido y me despedí de mi mama, salí de mi casa y empecé a caminara la escuela.

Cuando llegue, no había tocado el timbre, hoy era lunes, por lo tanto hoy iba a recibir Historia antes del almuerzo y lo único que daba vueltas en mi mente era Sara. Las clases estuvieron más aburridas de lo normal y sentía que el tiempo pasaba demasiado lento, hasta que la campaña sonó, indicando el cambio de clases.

Empecé a caminar hacia el salón de Historia, abrí la puerta y me ubique en un asiento en el fondo de la clase, aún no había llegado nadie al salón; sentía que mis mano sudaban y no podía esperar para verla. Empezaron a entrar los alumnos, hasta que la clase inicio y ella no había llegado ¿Será que faltó a clases por el dolor de sus heridas? No lo creo, ella puede ser todo, menos débil, pero hasta los Fuertes necesitan descanso...

De repente se abrió la puerta del salón, y ahí estaba, era ella, era Sara, entro con una sonrisa.

-Tarde de nuevo Clarkson.-dijo el Sr.Smith

-Si, lo siento, pero ya estoy aquí.- dijo ella riendo.

-Todos los asientos de adelante están ocupados, tome asiento al lado de Leo, allá al fondo. -Ella mostró una sonrisa muy diabólica, de esas que le salían tan bien, me miró y empezó a caminar hacia mi lugar.

-Hola Leo.- dijo con una voz armoniosa.

-Hola Sara. -dije, con un tono seco.

-¿Cómo estás chico bueno?- dijo haciendo mucho énfasis en la palabra "bueno".

- Bien, ¿Cómo están tus golpes, Huracán?. -la tome desprevenida, lo note en sus ojos.

- ¿Qué golpes? Lo siento no sé de qué hablas.

En ese momento me di cuenta que el corte del labio no estaba, ni los de las cejas y los morados de sus brazos no estaban, no había rastro de ellos, me quedé helado un rato pero reaccione.

- Te abdomen, estaba lleno de morados.- dije.

Levanto su camisa un poco mostrando la mitad de su definido abdomen....nada.

-No sé de qué hablas.-Volvió a decir y sonrió mientras sacaba sus lápices.

-Olvídalo entonces...-dije aturdido.

-Ya lo olvide.- dijo guiñándome el ojo.

Pero esto no podía terminar así, no ahora, necesitaba saber que era lo que había pasado y créanme que lo iba a lograr, tome la botella de agua de mi mochila, que mi madre empacaba todos los días, me resultaba tedioso cargarla, pero la verdad es que tenía sed a todas horas, humedecí un pañuelo que estaba en mi mochila, mientras ella anotaba, lo pase por su brazo.

-¿Estás mal de la cabeza? -dijo con tono enojado y con el ceño fruncido.

- O tú deberías aprender a no mentir o a usar maquillaje más resistente. -dije con tono de triunfo, hasta que mi vista se centró en su brazo, era una combinación de colores morados tirando a verde, bueno una parte, que fue la que limpie, por qué lo demás estaba con maquillaje aún.

-¿Puedo ir al baño rápido Sr. Smith?- dijo mientras me lanzaba una mirada asesina.

-Rápido. -contestó.

Se retiró del salón, no entendía por qué lo hacía, estaba herida y no parecía que el boxeo le gustara, creo que fue demasiado exagerado lo que hice, pero la verdad es que la quiero ayudar.

No paraba de pensar en lo estúpido que había sido, hasta que mis ojos se fijaron en su estuche de lápices....había una pequeña bolsita llena de pastillas blancas. ¿Esto es droga?, NO, no es eso, ¿qué es? Hasta que lo noté, mi abuelo era médico y cada vez que me golpeaba me daba estas pastillas para el dolor, también ayudaban a desaparecer los moretones.

La puerta del salón  se abrió y ella entró, se sentó y su brazo estaba como nuevo.

-Lo-lo siento, fue estúpido de mi parte hacer eso. -dije con un hilo de voz.

-¿Hacer qué? -dijo confundida.

-Borrarte el maquillaje.

-¿Qué maquillaje? - dijo confundida otra vez.

Entonces lo entendí, se iba a bloquear así siempre ¿Por qué era así?, rodé los ojos y empecé a copiar en mi cuaderno al igual que ella, el resto de la clase transcurrió en silencio. Hasta que sonó la campana y los alumnos empezaron a salir del salón.

Se acercó a mí y me susurró al oído:

-Mejor aléjate, vas a salir herido.-luego se separó, me miró, sonrío y se retiró.

Me quedé helado, por esas palabras, ¿Por qué iba a salir herido?

Por qué eres una niña llorona, ella es más hombre que tú

Ahora no consciencia

Empecé a caminar a la cafetería pero iba a dejar unas cosas en mi casillero, cuando vi a Sara y a uno de los chicos que estaba con ella ayer en la noche, creo que dijeron su nombre ¿Cómo se llamaba?....Mateo, es verdad, ese era su nombre, estaban discutiendo, me acerqué para oír que decían.

Eres un chismoso, búscate una vida.

¡Silencio Conciencia!

-La asesinaron, ayer en la noche.-dijo Mateo

-¡¿Que?! ¡No puede ser posible!

-Scott ya lo sabe y no quiere que perdemos las peleas de hoy Sara. Él dice que es por el dinero, pero teme por nuestras vidas.

-¿Por qué la asesinaron?

-Trato de huir, Los Jefes se dieron cuenta y la asesinaron, las próximas peleas son en las Vegas.

-¿Las Vegas? Pero si jamás hemos salido de Texas Mateo, ¿Cuándo van a ser?

- En dos o tres meses, si, pero son las finales, lo que significa mucha gente, muchos apostadores, demasiado dinero y la policía ya nos descubrió una vez y no sé cómo hicieron Los Jefes para encubrir eso, pero estas serán peleas demasiado grandes y decidieron hacerlas en las Vegas.

-Esta bien, me tengo que ir, nos vemos hoy a las seis para entrenar ¿A qué hora es la pelea de hoy?

- A las diez de la noche, en los almacenes abandonados en las afueras de la ciudad. -Le dio un beso en la frente y empezó a caminar. -Tienes que ganar Sara.

-Tenemos. -dijo sonriendo.

El le guiño en ojo y se alejó riendo.

Diez de la noche, almacenes abandonados, tengo que ir....

Suelta tus guantes, nenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora