Hoy a las 5...

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Leo
Las clases, horrendas como siempre, cuando salí de la clase de química, vi a Mia acercarse a mí corriendo, cuando llegó cerca de mi, me rodeó el cuello con sus brazos y me tense, la aparte con delicadeza pero rápidamente, ella parecía desconcertada pero inmediatamente pregunto:

-¿Cómo sigues?

-Estoy bien, Mia, solo necesito espacio.-dije para seguidamente retirarme, dejándola ahí en el pasillo sola, sé que es algo bastante mal educado pero no me sentía bien.

Cuando caminaba a la cafetería me llego un mensaje de mi papá, era un número, seguido de un "sabes qué hacer", fui a la cancha del colegio y me puse detrás de las gradas, marque al número sin pensarlo dos veces.

-Habla rápido.-dijo una voz femenina al otro lado.

-¿Hola?.-dije yo aturdido.-¿Con quién hablo?

-Eso debería de preguntar yo, pero me llamo Debora, habla.-dijo de una manera demasiado rápida.

-Quiero, este, no se como decir esto, pelear.-dije como si estuviera a punto de hacer un pacto con el diablo, vender mi alma por amor.

-No me digas que eres el hijo de....-hizo una pausa y exhalo.-Me dijo que llamarías, pensé que era una bromas yo....niño, ¿En serio quieres hacer esto?.-dijo, pero esta vez no fría, sino como que si supiera que ese no era mi mundo y me iban a devorar.

-Si.-cerré mis ojos bruscamente, sentí como una lagrima rodaba por mi mejilla, era doloroso, lo crean o no, dolía, dolía tanto, sabía que era por amor y no me arrepentía, pero tenía miedo y el miedo paraliza, paraliza a todos y así somos presa fácil.

-Ven a los almacenes abandonados, creo que ya sabes dónde, cerramos el trato en persona.

-Esta bien.-dije esta ves un poco más seco, para Luego colgar.

Volví a entrar al colegio, había algo diferente en mi, camine por los pasillos y por primera vez en mi vida me fijé en la gente, por qué seamos sinceros, vemos pero no vemos, suponemos que por qué una persona sonríe esta alegre y hasta ahí.

Mire a una chicas tomándose selfies, parecían felices, tal vez si eran felices, a unos novios, como el la tomaba de la cintura y la ponía contra los casilleros, parecía que disfrutaban pero cuando él levantó un poco su falda pude ver moretones en sus piernas, la quede viendo y vi sus ojos llorosos, mientras él le besaba el cuello, la mire fijamente y nuestras miradas chocaron, ella frunció el ceño, miro hacia otro lado.

Mire a chicos encerrados en sus celulares, como si sus vidas dependieran de ello, vi más de varios ojos rotos, desconcertado entre al baño de hombres para lavarme la cara, ¿Qué me pasaba?

De bajo de una de las puertas de baño mire unos tacones, seguidamente una chica salió limpiándose la boca.

-¿Estás bien?.-le dije mientras se acercaba al espejo, note que era de una de las chicas que se estaba tomando la selfie con sus amigas.

-Si.-dijo ella seca sacando su bolsa de maquillaje.-¿Qué haces en el baño de mujeres?.-dijo desconcertada.

-Tu estás en el de hombres.-Se percató que yo estaba en lo cierto.

-Soy una estupida lo siento.-dijo sonriendo.

-No eres estupida solo te confundiste.-dije extrañado.

Suelta tus guantes, nenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora