Cuentame...

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Sara

Mi respiración se empezó a cortar, estaba viendo todo borroso, me apoye en el muro para no caer, respiraba oriundo y soltaba el aire, sentía un nudo en el estomago que subía hasta mi garganta, mi piernas temblaban, sería mis ojos calientes, deje caer la macas al piso pero una mano la levanto.

Mateo.

Se miraba acabado, tenía los ojos rojos y olía a vodka y perfume.

-Mateo.-dije con la voz cortada.

-Hola.-dijo sonriendo de lado y arrastrando las palabras.

Estaba borracho, cualquiera lo reconocería, pero la verdad es que está ya estaba un poco borracha también.

-¿Por qué lloras?-dijo con cara de preocupación y limpio mis lagrimas.

-Por nada.-dije apartando sus manos delicadamente.

-Ven.-dijo dándome una mano y jalándome.

-¿A dónde vamos?.-dije quitando más lágrimas de mis ojos.

-Ya lo verás.-dijo sonriendo.

Me arrastro por la fiesta hasta que llegamos a un elevador y subimos a su piso, me llevó por los pasillos casi todos estaban en la fiesta así que todo estaba desierto, la alfombra roja se extendía en medio del pasillo, él se sentó en el piso y yo lo imite.

-¿Qué hacemos aquí?-dije cansada, estaba agitada física y emocionalmente.

Él no espero a que hiciera nada y ya tenía sus labios sobre los míos, quise apartarlo pero me tomó por fuerza de la cintura, sus labios estaban secos y sabían a tabaco y a varias combinaciones de alcohol, me daba asco y mi estómago se revolvió, lo párate poniendo mis manos en su pecho.

-No, Mateo no.-dije enojada y parándome.

-¿Por qué no Sara?.-dije poniéndome contra la pared, empecé a golpear su pecho pero el alcohol me ponía muy débil y al pareció no dolerle nada.

Levanto mi vestido, hasta la cadera, empecé a gritar pero tapo mi boca, solo sentía su aliento asqueroso cerca de mi nariz, era horrible verlo así, saber que había abrazado, me había quedado dormida en sus brazos, había jugado con el, salido a fiestas, él me había protegido y ahora me estaba haciendo esto, lágrimas rodaron por mis mejillas.

Sentí sus manos pasar por mis piernas.

Intenté moverme pero me dio una cachetada que me derribó, sé que muchos pensaran ERES UNA BOXEADORA, pero estaba borracha, herida, no quería que otra persona de las que más quería me hiciera daño, me dolía ver a Mateo ver hacer eso, era como mi hermano.

-Ya, por favor, basta.-dije cubriendo mi rostro sin poder retener las lágrimas.

-¡Eres una zorra!, te odio, siempre te cuide, te protegí para que nada te pasara y lo elegiste a él, siempre viéndote cometer errores en frente de mí cuando me tenias a mí al lado y jamás te fijaste en eso y aquí estás, arruinado la vida de Leo, la Derek, la de Ethan,¡La mía!, todo es tu culpa, solo jugaste, siempre, lo destruyes ¡Todo!.-dije gritando y acercándose cada vez más a mi.

-Mateo, yo siempre te quise, eras mi mejor amigo.-dije en un sollozo.-Lamento no amarte como tú me amas a mí, pero no puedo elegir de quién enamorarme.

Soltó una risa seca y sentí un puñetazo en mi mandíbula, sentí la sangre correr por mi labio.

Me levanto bruscamente y me volvió a poner contra la pared, empezó a besar mi cuello y a levantar mi vestido otra vez.

Sentía como mis ojos no paraban de sacar lágrimas y lágrimas, gritaba pero él topaba mi boca con su mano.

Hasta que alguien lo jaló y lo alejó de mí.

Suelta tus guantes, nenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora