Suelta tus guantes, nena

Te amo

Sara

-Lo siento Leo, pero esa no es una decisión que tú puedas tomar.-dije parándome.

-Claro que si.-dijo sentándome.-¿Sabes lo que es un traumatismo abdominal acaso?¡Puedes morir Sara!.

-Leo, solo escúchame, me costó mucho llegar aquí y ahora pelearé, con traumatismo o no, tengo que hacerlo.

Los ojos de Leo se empezaron a poner rojos, jamás lo había viento llorar, aunque bueno, no estaba llorando, aún.

-¿Es que no lo entiendes, Sara?.-dijo viendo al piso.-Te amo y esto no es tanto por ti, es por mi, si tú mueres yo muero, me amarraste a esa regla desde el día en que me hablaste, te pierdo a ti lo pierdo todo.-Su voz empezó a quebrarse.-No me hagas esto, no pelees, crees que solo te estás destruyendo a ti, pero tambien me estás destruyendo a mi.

Tenia razón, lo iba a destruir, después de todo............eso es lo que hacen los huracanes.

-Perdón.-dije con la voz rota.-Después de las peleas, juro que iré a un médico, te lo juro, solo déjame pelear por favor, necesito que estés ahí conmigo, no me dejes, por favor, juro que si siento que ya no puedo más me rendiré, pero tengo que pelear y necesito que lo entiendas.-dije parándome y levantando su barbilla para que me mirara, sus ojos se miraban muy brillantes por qué estaban cristalizados.

Lo abrace, este no era un abrazo alegre, tampoco uno triste, era uno de esos abrazos de recuperación, de los que todos necesitamos alguna vez en la vida, uno de esos que te hacen sentir que al abrazarte unen todas tus piezas de nuevo.

Estuvimos así un rato, parados, abrazados, reconstruyendonos.

Leo

La amaba.

Sara

Lo amaba.

Leo

-Te amo.-dije aún abrazándola.

-Te amo.-dijo pegandose más a mi.

La necesitaba.

Sara

Lo necesitaba.