Mi alma se fue

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Sara

-Mateo hablo con los Jefes, dijo que Leo no podría quedarse aunque quisiera, por qué te distrae, igual a mí con Peter, además si te vas te distraerás en las peleas de allá, no hay lugares para distracciones Sara, sé que no es así pero Mateo les dijo de las veces que no entrenaste  por salir con Leo, hay peleas hoy en la noche así que se los van a llevar antes, sé que quieres a Mateo.....

-Si, quiero partirle la cara.-dije interrumpiéndola.

-¿Qué vamos a hacer?.-dijo ella preocupada.

-Nada.-dije aguantando las lágrimas.

-¿Disculpa?¿No me digas que te estás rindiendo?.-dijo ofendida.

-Lo mejor es que no nos hubieras enrrollado con nadie, amo a Leo más que a mi vida, pero siempre estuve clara que algún día iba a pasar algo como esto.

-No puedes estar hablando en serio.

-¡Hola guapas!.-dijo Leo con una voz divertida y empalagosa, ambas nos giramos y le dimos una falsa sonrisa.

-Hola Leo.-dijo Maru sin ganas.

-Hola aguacate.-dijo el sonriendo.

Maru arrugo el ceño divertida y confundida.

-¿Por qué estás tan feliz?.-dijo ella sonriendo pícaramente, él me miró a mí de reojo y sonrío.

-No lo sé.-dijo el riendo.

-A mí no me engañas.-dijo ella parándose y mirándolo de pies a cabeza.-Aquí hubo sexo.-La manera en lo que decía todo si la menor vergüenza hacía que todos se incomodaran.-Pero yo sé cuando Sara duerme contigo, siempre está feliz, pero esta vez es diferente, apuesto a que fue sexo de reconciliación.

-Maru.-dije yo en modo de reprimenda y aguantándome las ganas de reír al ver a Leo sonrojado.

-Bueno, olvídenlo.-dijo ella guiñándome un ojo y volviéndose a sentar.-Tenemos mayores problemas.

-¿Cuáles problemas?.-dijo Leo sentándose a mi lado.

-En resumen nunca volverás a ver a Sara y solo te queda una hora con ella por culpa de Mateo.-dijo, Leo se tensó y palideció.-Perdón, no debí ser tan brusca al decirlo.

-Hoy le parto la cara.-dijo Leo apretando los dientes.

Como por obra del destino Mateo salió del ascensor y cuando nos vio se tensó.

Leo y yo cruzamos miradas, supo que lo iba a detener así que salió corriendo lo más rápido que pudo y agarro a Mateo de la camisa, los estrelló contra la pared y le empezó a dar puñetazos en la cara, Mateo lo empujó y le golpeó el estomago, ambos peleaban fuertemente, Leo lo tiro al piso y no paraba de golpearlo, estaba paralizada y no sabia que hacer, unos guardias llegaron y los separaron.

Ambos respiraban agitadamente, Mateo tenía los labios rotos y no abría un ojo, Leo solo tenía un leve corte en su labio superior, Maru y yo salimos corriendo hacia ellos.

-Maldito Estupido.-Le gritó Leo a Mateo.

-Cállate imbecil.-le respondió este.

Ambos forcejeaban para soltarse y los guardias los agarraban más fuerte.

-Cállate.-le dije a Mateo.

Suelta tus guantes, nenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora