»Cincuenta y uno«

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— ¡Hola papá! — exclamó feliz una vez mi papá llama a mi móvil, me siento en el borde de mi cama observando la hora, era de noche.

— Hola princesa ¿cómo estás? ¿Qué tal todo? — pregunta con cierto entusiasmo y curiosidad, de seguro debe de hasta tener una sonrisa de oreja a oreja.

— Pues estoy bien, agotada por las clases más que todo — suspiro.— No falta mucho para los entrenamientos así que, debo ir preparándome.

— Eres la mejor, no necesitas prepararte — comenta.— sé que podrás.

— Gracias papá — sonrío leve.— ¿y tú? ¿Qué haz hecho?

— Trabajar y trabajar, me estoy quedando en un hotel y solo en las noches lo piso como tal. Desde las ocho estoy trabajando, también revisando el proyecto y tener varias charlas con empresarios reconocidos, sin embargo todo está yendo bien. Si seguimos así, tendremos un gran negocio la empresa de Bieber y por supuesto la mía — explica orgulloso, su tono de voz, lo delataba.

— Me alegro mucho, papá.

— ¿Y Bieber? ¿Te está ayudando como le pedí?

— ¿Tú le pediste a él que me ayudara? — frunzo el ceño.

— Claro que si, a ti y a tu madre. Les pedí que estuviera pendiente de ustedes, ya sea si necesitaban algo o si ocurre alguna emergencia.

— Pues si, lo hace — sonrío al recordar lo de hoy.

— Que bueno... — susurra.— ¿Ya haz cenado?

— Si, Rosa preparo algo de carne con puré, estaba esquisito — sonrío.— ¿Y tú?

— Apenas es de mañana amor y tome algo de café con algunos panqueques en una cafetería

— Suena bien — comentó.

— Lo son. Extraño a mis dos mujeres favoritas.

— Espero que hables de mi madre y de mi — río y escucho su risa.

— Claro que hablo de ustedes ¿de quién más podrá ser? — me quedo en silencio haciendo un tono pensativo y este ríe.— ¿lo dudas?

— Claro que no — relamo mis labios.— Mm ¿cuándo vienes?

— Todavía aún me falta, llevo menos de dos semanas acá pequeña — comenta.

— Te extraño papá — suelto un suspiro levantándome y me dirijo al balcón.

— Lo sé, yo también las extraño pero en menos de lo que piensas estaré ahí con ustedes ¿okey? — asiento levemente sin constetarle.— Hija, el tiempo pasa volando.

— Lo sé pero es que todo esto en cierta forma me afecta — susurro.— Necesito el apoyo de mis padres.

— Y lo tienes, no entiendo porque lo dices — suspira y luego se escuchan un par de voces, me quedo en silencio esperando un "adiós" de por medio.— Hija, debo irme, luego hablamos.

— Si, entiendo papá — relamo mis labios.— Hablamos luego, cuídate.

— Igual cariño, salúdame a tu madre — constesto de manera afirmativa y segundos después cuelga.

Un pequeño suspiro se escapa de mis labios dejando el teléfono en el costado de una mesita de noche. Pasó mis manos por mi cabello, para luego levantarme. Tenía hambre.

Me dirijo a la puerta y salgo en silencio para ir a la cocina por un par de galletas o hasta leche caliente, se me antojaba. Bajo las escaleras y al llegar al último escalón miro a todos lados para ver si se encontraba alguien, al no hacerlo, corro a la cocina para buscar mi aperitivo. Soy la dueña de esto y prácticamente puedo comer lo que quiera pero, si mi madre me ve comiendo a altas horas de la noche de seguro me echara uno de esos restaños molestosos que lo único que generan es:

1- Ella dejarme de hablar por no sé cuentas horas.
2- Yo a ella.
3- Dolor de cabeza.

Definitivamente esas son las tres cosas que más odio cuando mi mamá me regaña por cualquier tontería. Sin embargo, la quiero y adoro al pesar de su carácter y sus absurdos regaños. Acomodo mi suéter y me dirijo al refrigerador, saco la botella de leche y la crema de maní, tomo un vaso algo grande y sirvo algo de leche líquida, cierro el envase y lo guardo donde estaba. Tomo dicho vaso de leche y lo meto en el microondas para que este tomará la temperatura que deseaba, al colocarle el tiempo determinado, me doy la vuelta para sacar unas galletas oreos del estante, las bajo y colocó algunas en un plato, luego tomó un cuchillo y la colocó en la bandeja donde estaba el plato con las galletas y la crema de maní, al escuchar el pequeño pitido del microondas, me dirijo tomando el vaso para dejarlo en la bandeja, tomo esta misma y salgo de la cocina con mi pequeño bocadillo de media noche.

Mi gusto hacia las oreos con mantequilla de maní surge desde que vi la película (la cual es una de mis favoritas) juego de gemelas, donde ambas niñas empiezan a deleitarse con tal cosa, por supuesto, al principio me pareció asqueroso, pero la combinación de sabores para mí fue una exquisitez (aunque técnicamente eso lo hice estando Katy aquí, veíamos la película al tener no se ¿14 años? Y queríamos probar, lo intentamos y nos terminó gustando) entonces, mi pasión hacia ese gusto se genero a partir de ahí.

Llego a mi habitación minutos después y trato de no hacer mucho ruido, dejó la bandeja sobre la mesita de noche y corro a la puerta para cerrarla. Sonrío levemente al lograr mi objetivo y enciendo la televisión manualmente, me tiro a la cama cambiando los canales con el control remoto y al ver una película medio interesante, la dejo. Tomo la bandeja colocándola sobre mi regazo y empiezo a comer mirando la película, esto era una delicia y yo moría del hambre.

Creo que cuando tienes hambre, todo es delicioso.

••••

N/A; ¡Hola señoritas! ¿Cómo están? Les comento que estaré subiendo algunos capítulos debido a que ando inspirada (jaja) y esta semana saldré de vacaciones 💜☺️ así que, gracias por su apoyo.

Pd; me gustaría mucho no tener lectoras fantasmas 😔

Orianna.

Shots  ➸ j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora