»Cinco«

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— Debes de entender Juliett que no todo en la vida es púrpura — dice una vez más mi madre tomándose el cabello en forma de desesperación, como si hubiera cometido un delito.

— Pero a mí me gusta ese color — hago una mueca y la miro dejando el vestido púrpura donde estaba.

— Elige otro, anda — sonríe apoyando sus manos en sus piernas cruzadas.— El evento es algo elegante, el rojo es un color elegante.

— ¿Estás segura? — digo no muy segura y veo los demás vestidos.— ¿Tú que usaras?

— Tengo pensando en uno negro, pero luego busco — mueve su mano sin importancia y me ve.— Lo principal eres tú, eres tan insegura que no sabes que elegir, hija.

Lo pienso un momento y hago una mueca, era verdad, sin embargo quería usar el púrpura. No uno rojo que llame la atención, aunque ella, es un poco crítica, así que posiblemente tenga que usar dicho color. Tomo unas de las prendas que llama mi atención al fondo y luego camino hasta el probador. Me miro en el espejo y luego veo el color verde en las paredes, aunque dicho verde era oscuro, verde pino si se puede decir así. Un espejo grande ocupaba la pared de al frente conjunto a su lado algunas barras para colgar la ropa. Me siento intimidada y no se la razón, estar encerrada en un lugar que literalmente parece una caja acompañado de un espejo, es lo peor que me pueda pasar.

Bajo mis prendas haciendo a entender que me desvisto quedando en ropa interior, tomo el vestido rojo y lo subo por mi cuerpo admirándome en el espejo.

— Mamá — digo en voz alta esperando una respuesta de su parte, alguien tenía que subirme el cierre del vestido.

— ¿Qué sucede? — menciona abriendo la cortina y me ve, sonríe ampliamente subiendo el cierre y me pide que me de la vuelta, por lo cual, lo hago y la miro que da unos pasos hacia atrás.— Ese es, está hermoso.

— ¿No crees que está muy exagerado? — paso mis manos por la tela y la miro.

— Para nada, me encanta. Todos morirán de envidia al saber que tengo una hermosa hija — besa mi mejilla.— Cámbiate, iré a buscar el mío.

Asiento haciendo una ligera mueca y cierro la cortina. No me sentía hermosa en este vestido, pero mi madre se empeña a que me queda hermoso, no le puedo quitar la ilusión. No me considero una chica masoquista, solo cumplo con lo que dicen mis padres pero si es algo que llega a cierto límite, lo desapruebo inmediatamente. Quizás existan millones de Juliett, una en la preparatoria, con su novio, con su amiga y con sus padres, pero yo aún estoy buscando la verdadera Juliett, algo que en sí me pueda representar.

••••

Al finalizar las compras y un buen rato en el salón de belleza, salimos del centro comercial a caminar a una cafetería que se encontraba en el mismo establecimiento. Dirijo la mirada a mi madre y sonrío, no sé cómo puede existir una mujer tan perfecta como ella. Mi madre es toda una guerrera, la cual, al poseer mucho dinero, no significa que se creerá algo que no es, al contrario. Ella es una mujer de bajo recursos, que por ende, trabajo en las casas de mi abuelos y ahí estaba, trabajando día y noche como empleada, donde conoció a mi padre y de ahí se enamoraron. Es una linda historia porque ambos, escaparon para ser felices, sin importar las consecuencias que esto trajo. Mis abuelos se enojaron mucho con mi padre y le quitaron la herencia, dejándosela únicamente a el otro hermano, es decir, mi tío, por cometer tan perjuicio en contra de su familia. Al morir mis abuelos (que por cierto, nunca conocí) mi tío decide compartir dicha herencia, dejando mitad y mitad a cada uno. Mi padre, agradecido, empieza nuevos proyectos conjunto a mi madre y de ahí, crean la empresa de publicidad más grande de Estados Unidos. Luego de ahí o mucho antes (no recuerdo) ellos se casaron y vivían en una humilde casa, al pasar los años y generar bastante dinero, compran una mejor casa y contratan a empleados, tiempo después nací yo y se puede decir que la alegría de esta casa fue aún más grande. Con dedicación y esfuerzo, sacaron adelante la empresa, sin importar que mi madre fuera una empleada y mi padre, su ex jefe. Estos se llevan seis años de diferencia, que para ese entonces que mi padre tenía apenas 24 años y mi madre era una muchacha de tan solos 18 años. Su historia de amor, me hace sonreír cuando la recuerdo, porque se, que pasaron por muchas cosas, con tal solo de estar juntos.

— Hey ¿qué piensas? — pregunta mi madre sentándose en una mesa dejando su bolso y algunas bolsas de compras aún lado, me siento frente a ella tomando la carta con mis manos negando.— Anda, dime.

— Pensaba en ti y en mi papá — sonrío.— Por lo que me han contado, su historia es muy bonita.

— Lo es Juliett — sonríe.— Pasamos por muchas cosas, pero con el amor que nos tenemos, todo cambió. Quizás Dios se apiado de unos simples jóvenes enamorados y gracias a eso, las empresas crecieron.

— Puede ser — sonrío de lado y miro una chica acercarse, al parecer trabaja aquí, ya que, llevaba un delantal café conjunto a una libreta en su bolsillo.

— Buenos días ¿qué desean ordenar? — toma la libreta mirandonos fijamente, mi madre ve la carta y ordena una dona de chocolate con un capuchino, yo pido una igual a excepción de una dona de fresa.— En un momento, se los traigo.

Ambas asentimos y esta se retira directo a la barra, miro mi madre y veo que esta juega con su anillo de bodas.

— ¿Porque nunca tuve un hermanito? — susurro captando su mirada y esta me mira, luego toma mis manos y siento su piel un poco arrugada.

— Juliett, ya estás grande y creo que es hora de que te diga algo importante — relame sus labios dedicándome una mirada, trata de sonreír y mira a su alrededor.— Hace un tiempo, cuando te tuvimos, años después salí embarazada, tú estabas pequeña y supongo que no lo recuerdas — hace una mueca.— Para ese tiempo, mantener la casa, cuidarte a ti y a tu padre se me hizo una misión imposible.

— ¿Qué sucedió?

— Una noche, esperando a tu padre, claramente tú dormías. Fui a bajar las escaleras y caí por ellas, quizás fue una mala jugada de mi sueño, no lo sé, pero ese accidente, generó un aborto y que quedara estéril — baja la mirada.— Cuando tu padre llego, me vio ahí tirada, rápidamente me llevó al hospital, estábamos destrozados, pero con el tiempo lo fuimos superando, él dijo que me amaba y que no le importaba, que contigo era suficiente.

Me quedo perpleja al escuchar cada palabra, la miro fijamente viendo como lagrimas resbalaban por su mejilla. Acaricio sus manos transmitiéndole tranquilidad y pena a la vez; nunca habían mencionado este tipo de cosas frente a mí y ver a mi madre llorar por tales maneras naturales, me hace querer llorar por ella. Perder a un hijo debe ser lo más doloroso que existe en la vida y de manera tal, que al perderlo no puedas tener más, es... Sencillamente doloroso, ver a tus padres sufrir, porque no sólo la afectó a ella como mujer, si no, a mi padre, que deseaba como loco tener un pequeño.

— Lo siento, mamá — me coloco de pie yendo hasta ella y la abrazo, de tal manera que la envuelvo en mis brazos apoyando su cabeza en mi pecho.

— No lo sientas, pasó hace años — susurra limpiando con el dorso de su mano aquellas lagrimas que demostraban dolor y a la vez nostalgia al recordar tal hecho.

— Entiendo lo que han pasado, pero, créeme que todo estará bien, mis palabras no sirven de mucha ayuda, pero te aseguro que soy feliz a su lado, los amo como a nadie — susurro.— Me siento orgullosa de ser su hija.

Esta me mira con ilusión y sonríe levemente, me abraza murmurando varias veces que me quiere y sonrío correspondiendo. La chica trae nuestro pedido y nuevamente vuelvo a mi lugar, tomo la taza del capuchino y bebo varios sorbos sosteniendo la mano de mi madre, la mujer que me trajo al mundo y lucho con todas sus fuerzas para darme una buena vida y quizás, más amor del que me a dado en todo este tiempo.

••••

N/A: Como les prometí, cada día subiré un capítulo. Recuerden que la novela será larga y vamos paso por paso.

En multimedia está el vestido que eligió Juliett.

Orianna.

Shots  ➸ j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora