Capítulo 4

3.9K 241 15
                                    

Nota: Hola chicas, primero que nada disculpen la tardanza, les pido que tengan paciencia con la evolución de la historia, les recuerdo que aquí vamos a ver un poco de lo que ha sido su amor prohibido así que posiblemente no todo sea felicidad. Pero es una historia como la vida misma, ni blanca, ni negra, en realidad son tonos grises y tendrá de todo un poco. Gracias por leerme como siempre. Besos.


Capítulo 4


Cesar se acercaba molesto a Salvador quien se encontraba cerca del rio supervisando el ensayo de una escena. El productor pudo observar la molestia de su amigo ya que éste respiraba de manera agitada y apretaba los puños.

—¿Qué te sucede Cesar? ¿Por qué vienes así?

—Porque soy un estúpido… —se pasaba las manos por la cabeza en una clara señal de frustración.

—A ver, ven vamos a hablar. —se alejaban un poco del área. —Cuéntame que te pasa.

—Acaba de llegar el novio de Victoria.

—¿Omar está aquí? —preguntó Chava con el ceño fruncido.

—Sí… —resoplaba.

—Que raro, no sabía que vendría. ¿Pero tú por qué estás molesto? ¿Qué tiene que ver Omar con eso?

Cesar le dio la espalda a su amigo y se pasó las manos por la cara al tiempo que resoplaba como si algo le pesara demasiado.

—Porque me molesta que ese hombre esté aquí, me molesta que hace apenas un par de minutos le estampó un beso en la boca a Victoria cuando recién llegó… porque… ay Chava…

Salvador analizó las palabras de Cesar y la forma molesta y tensa en la que hablaba.

—Bueno es su novio… —comentó todavía analizándolo.

—Yo lo sé maldita sea.

—Cesar, dime algo… ¿Victoria te gusta?

Cesar lo pensó frustrándose aun más.

—Yo soy un hombre casado. —respondió con algo de pesar.

—Esa no fue la pregunta.

—Pero es importante, además tiene novio y está aquí por Dios.

—Cesar mírame y respóndeme lo que te pregunté. ¿Victoria te gusta? ¿Te sientes atraído por ella?

—Sí maldita sea… —lo miraba de frente ahora. —Siento una atracción por ella que me va a volver loco, y sé que está mal, lo sé, ella tiene a su querido novio, yo estoy casado, apenas nos conocemos. Todo esto es una locura, pero no lo puedo evitar, no dejo de pensar en ella desde el primer día que la vi.

Salvador dejó escapar una media sonrisa y Cesar se enfureció.

—¿Te burlas de mi situación acaso Chava? ¿Te parece gracioso? —cuestionó a la defensiva.

—No, no Cesar, no me malinterpretes, es sólo que yo me lo imaginaba.

—¿Qué dices?

—Cesar no hay que ser muy inteligente para darse cuenta de cómo la miras, de lo bien que te llevas con ella, de cómo la buscas con la mirada cada vez que ella se despega de ti un segundo mientras trabajamos, de la forma en cómo te brillan esos ojos cuando hablas de ella. Es obvio amigo.

—Por Dios… ¿tan obvio soy?

—Bueno no sé si para todos, pero al menos yo que estoy trabajando todos los días de sol a sol con ustedes, me he dado cuenta de esas cosas. Y déjame decirte que no es sólo de tu parte… también ella.

—No, ella no, ella tiene a su novio, a mí me ve cómo un compañero de trabajo, un amigo quizás… Salvador esto es patético, llevamos muy poco tiempo de conocernos, es imposible que una persona se te meta tan adentro en la cabeza en tan corto tiempo. No, quizás estoy deslumbrado solamente. Victoria es hermosa, eso es todo… tengo que quitarme ésta disque atracción cuanto antes.

—¿Ah sí… y qué piensas hacer? A ver Cesar, primero que nada, ella tendrá un novio pero eso no quita que también se sienta atraída hacia ti, y sí, llevan poco tiempo de conocerse pero es obvio que los dos se atraen, para mí al menos lo es, fue imposible no darme cuenta de cómo se ven desde el primer día que los presenté.

—¿Cómo puedes asegurar que ella también se siente atraída por mí?

—No lo puedo asegurar tal vez pero creo que sí, ella también te mira cómo tú la miras a ella.

Una vez mas Cesar se frotó la cara con sus manos.

—No lo sé Chava... sea como sea, esto no puede estar pasando. Yo tengo que tomar distancia con Victoria ahora que estoy a tiempo. Me siento mal por pensar tanto en ella cuando tengo una esposa quien debería ser la dueña de todos mis pensamientos.

—¿Entonces qué, simplemente vas a dejar de hablarle?

—Bueno, al menos mientras esté su novio aquí es lo mejor. Así me voy haciendo a la idea que no puedo sentir la menor atracción por Victoria. Ella está prohibida para mí por muchas razones y debo ser consiente de eso.



SECRETO A VOCESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora