Nota: Holas chicas, gracias por sus comentarios y por siempre leerme. Yo sé que muchas me pidieron que Victoria no se casara, pero esta historia desde el principio tuvo la intención de ser acerca de un amor prohibido y secreto. Sin embargo, las invito a que sigan leyendo pues muy pronto no habrá nada que pueda impedirles a nuestros protagonistas que se amen con toda su alma, ni siquiera un estado civil. Este capítulo contiene muchas emociones, yo lo llamo “la despedida”. Mil gracias por ser fieles a lo que escribo. Besos.
❤
<<Felicidades amiga>>>
Eso fue lo único que Cesar dijo antes de disculparse con una excusa rápida y salir casi corriendo de la sala de maquillaje. Victoria se sentía terriblemente mal, ella quería darle la noticia personalmente, hablar con él, y que no tuviera que enterarse de esa forma tan brusca. Sin embargo, así fue, y era lamentable porque sabía que él se había sentido mal, era obvio que la noticia no le había caído nada bien.
Tenía que hablar con él cuanto antes pero entre una cosa y otra se le hizo imposible durante toda la mañana. Les tocó grabar unas escenas por separado con otros actores y no se vieron hasta casi mediodía a la hora del receso para almorzar que les habían dado.
…
Victoria corrió cuando lo vio al final del pasillo abriendo la puerta de su camerino. Él estaba por cerrarla luego de ingresar cuando una mano lo detuvo.
—Cesar tenemos que hablar, llevo toda la mañana tratando de encontrarme contigo, pero entre las escenas y el hecho de que me estás huyendo, no había podido. —Victoria entró y cerró la puerta tras de sí.
Se produjo un silencio casi mortal, Cesar la miró sin decir una sola palabra al principio. Sólo se quedó allí por largo rato observándola, su rostro no expresaba emoción alguna, era como si estuviese pensando, analizando en su mente que decir, que hacer.
—No estaba huyendo. Te felicité por tu matrimonio en la mañana. ¿Qué más deseabas? —su voz sonó dura pero al mismo tiempo melancólica, fue una mezcla bastante lúgubre. Victoria sintió que se le formaba un nudo en la garganta.
—Te lo iba a decir Cesar… yo no quería que te enteraras de esa manera tan repentina.
—No… está bien, es mejor así, de todos modos lo iba a saber. —le dio la espalda.
—Sí, pero yo quería decírtelo personalmente, explicarte que…
—¿Por qué sientes que me debes una explicación?
—Porque en parte te la debo… Cesar yo no quiero hacerte daño, tampoco quiero hacérmelo a mí misma, pero después de todo lo que ha pasado entre nosotros…
Él se volteaba hacia ella para volver a mirarla.
—¿Tú crees que casándote vas a borrar todo lo sucedido?
—No pretendo borrarlo.
—Pretendes olvidarlo…
—Sí, exactamente pretendo olvidarlo, porque tú y yo teníamos un trato.
—Al diablo el trato Victoria. Hace algunos días volvimos a besarnos, con la misma pasión o quizás más de la de hace meses. Luego llega el fin de semana y regresas con un anillo en el dedo presumiendo que te vas a casar, ¿y pretendes que yo esté tranquilo porque teníamos un trato? —levantaba un poco la voz, estaba algo alterado.
—Primero que nada Cesar, yo no estaba presumiendo nada, sabes que aquí hacen más alboroto del que deben por cualquier noticia. Y segundo, ¿con qué derecho me reclamas? No tienes ningún derecho porque tú eres un hombre casado. —ella también hablaba en un tono alto.
Volvieron a hacer silencio, los dos respiraban de manera agitada producto de la tensión del momento. Cesar se sentó en el sofá y se pasó las manos por la cabeza.
—Tienes razón… soy un hombre casado.
—Si las cosas fuesen diferentes, si tú no estuvieses casado quizá podíamos tener una historia. —ella se sentó a su lado y entrelazó sus manos con las de él, estaban muy cerca.
Cesar le acarició los dedos y miró su anillo de compromiso. Lo rozó con el pulgar y sintió que algunas lagrimas se acumularon en sus ojos pero se obligó a no derramarlas.
—¿Por qué llegaste tan tarde Victoria? —pegó su frente a la de ella.
Victoria miró la argolla de matrimonio en el dedo de Cesar y la tocó con delicadeza.
—Lo mismo podría preguntarte yo. —ella no fue tan fuerte como él y dejó escapar un par de lagrimas.
—¿De verdad quieres casarte Victoria? —le preguntó secándole las lagrimas y rozando su boca con la suya.
—Esto es algo que tengo que hacer.
—Esa no fue la pregunta.
Sus bocas estaban muy cerca, se rozaban con sutilidad, respiraban el mismo aire, sin embargo, no se besaban, si lo hacían no serían capaces de controlarse, lo sabían.
Victoria se alejó de Cesar poniéndose de pie y caminando de un lado a otro por el camerino.
—Quiero casarme Cesar. Quiero estabilidad, quiero calma… quiero paz.
—¿Y lo que ha pasado entre tú y yo? ¿Lo que sentimos?
—Quizás es una simple ilusión… —su voz no sonaba convencida.
—Yo no siento que sea sólo eso.
—¿Y qué es entonces Cesar?
—Es algo muy fuerte Victoria, es algo que va más allá del deseo físico o de la atracción. Cuando yo estoy contigo me siento libre, puedo ser completamente yo, y siento una conexión que no había sentido con nadie. —se había puesto de pie y la miraba de frente.
—¿Ni con tu esposa? —su voz sonó cargada de celos.
—Para serte sincero, no, ni con ella. La conexión que siento contigo es indescriptible, parece algo mágico, no… no lo puedo explicar.
—Pero estás casado con ella. Ese es el pequeño detalle que pesa aquí.
—Y ahora tú quieres hacer lo mismo… casarte.
—¿Y qué pretendes Cesar, que yo destruya tu matrimonio, que sea tu amante? ¿Qué me quede toda la vida esperando por algo que realmente no sabemos si funcionaría? Seamos claros, tú y yo apenas nos conocemos, sentimos una simple atracción, y esta historia que apenas comenzó va a terminar en menos de dos meses cuando acabemos de grabar la novela. Tú seguirás con tu vida, y yo con la mía. Nada de esto tiene sentido.
—¿Cómo puedes decir eso?
—Porque es la verdad. Dime una cosa, ¿tú dejarías a tu esposa si yo te lo pidiera ahora mismo?
Cesar se quedó en silencio durante algunos segundos, a Victoria se le hicieron eternos, su corazón palpitaba muy rápido.
—No me tienes que responder. Tu silencio me lo dice todo. No lo podrías hacer porque sabes que sería arriesgarte demasiado por algo incierto. Además Cesar, tú quieres a tu esposa, y yo lo entiendo. No pretendo destruir una familia, bastante mal me siento con todo lo que ha pasado.
—Tú dices que todo esto es una simple atracción y que es incierto, pero si fuera así no me dolería tanto saber que ya no estarás cerca de mi, que estarás casada con otro hombre.
—A mí también me duele pensarlo. Pero en el fondo va a ser lo mejor para todos. Nos duele ahora pero vamos a seguir con nuestras vidas y estoy segura que estaremos bien. Y esto quedará solamente en nuestros recuerdos.
Él no pudo contenerlo más y lloró, lo hizo discretamente, en silencio, le dio la espalda para que ella no lo viera pero Victoria lo rodeó y se paró frente a él, con sus manos le acarició el rostro.
—Es injusto Victoria, el tiempo y el destino son injustos, la vida es injusta.
—Lo son, a veces nos juegan muy malas bromas. Perdóname sí… no quiero hacerte sufrir, sólo estoy siendo realista y tomando la decisión que creo mejor para los dos. Yo sé que tú vas a seguir con tu vida.
—Y tú seguirás con la tuya…
—Sé feliz Cesar. Yo siempre te voy a tener reservado un huequito en mi corazón... Te quiero. —lo abrazó enterrando su cabeza en el ancho pecho, él la rodeó apretándola contra sí mismo y besando su cabeza. Victoria supo que ahí podría sentirse segura toda la vida.
Si tan sólo esos brazos que la rodeaban no le pertenecieran a otra persona, ella se hubiera quedado allí por siempre.
—Yo también te quiero Victoria. Mi amiga… —la tomó de la barbilla e hizo que lo mirara. —Sólo quiero que me prometas algo.
—¿Qué cosa?
—Que vas a ser feliz, tú vales mucho Victoria y te mereces el cielo. Quizás yo no pueda dártelo pero quiero que lo encuentres y que nunca dejes de sonreír.
—Te lo prometo.
Hubo un minuto de silencio donde le permitieron a sus ojos hablar.
—¿En la próxima vida? —preguntó él.
—En la próxima vida Cesar.
Inevitablemente acercaron sus bocas y se besaron, fue un beso dulce, tierno, disfrutaron de sus labios con lentitud por largo rato. Tenían los ojos cerrados y se encontraban envueltos en un abrazo que transmitía más de lo que ellos con sus palabras podían expresar. El contacto duró lo suficiente para que los dos supieran que quizás ese beso sería el ultimo en mucho tiempo.
.
.
.
.
Y fue así, el tiempo volvió a transcurrir con bastante rapidez. Se acercaba el fin de las grabaciones de la telenovela. Victoria y Cesar habían continuado con sus vidas y aparentemente estaban tranquilos con la decisión de no volver a tocar el tema de lo que había pasado entre ellos. Cesar se había dado otra oportunidad con su esposa Vivian, ya que ésta incluso llegó a reclamarle que se estaba comportando distante con ella, así que él puso todo de su parte para arreglar eso y obligó a su mente a dejar de pensar en Victoria.
La mujer de cabellos negros por su parte comenzó con los preparativos de su boda, era pronto quizás pero para qué esperar más, se decía. Ese era el paso lógico a dar y ya de hecho tenían una fecha pautada. Ella estaba convencida de que esa era la decisión correcta. Victoria estaba buscando paz, era mucho lo que había sufrido una vez con Eugenio y no estaba dispuesta a pasarlo de nuevo. Estaba convencida que al lado de Omar encontraría la estabilidad que ella y su hijo necesitaban, y porque no… la felicidad talvez.
Pero dicen que es de humanos errar, quizás la Victoria coherente creía que la decisión que había tomado era la mejor, pero una parte de ella a la que obligó a callarse le gritaba que no, que no lo hiciera, que posiblemente se arrepentiría después. Sin embargo, decidió no escuchar esa voz, la forzó a dormirse y se dijo a sí misma que nada la haría cambiar de opinión. Se iba a casar porque eso era lo mejor para todos.
Bueno, quizá algún día se daría cuenta de que estaba equivocada. Lo triste, es que talvez lo haría demasiado tarde.
ESTÁS LEYENDO
SECRETO A VOCES
RomanceHay cosas en la vida que son obvias, que dejan de ser secretos y se convierten en algo que todos saben pero que prefieren cerrar los ojos e ignorarlo. Callar muchas veces es más fácil que aceptar la verdad. El amor de estos dos actores ha sido así...