Capítulo 25

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Ciudad de México


Cesar daba vueltas de un lado a otro en su camerino de Televisa, estaba ansioso, celoso y muy molesto. Al colgar la llamada con Victoria había lanzado con fuerza su celular al sillón y éste había rebotado y caído al suelo. No le importaba, allí lo dejó mientras parecía querer hacer una zanja en el piso por estar moviéndose de aquí para allá. No podía aguantar los celos que le había producido escuchar a Arturo invitar a Victoria a cenar y no sólo eso, sino que se había desvivido en halagos para ella.

—Hoy te ves más hermosa que nunca, cada día más chula mi Vicky. —repitió con rabia las palabras que había escuchado de Arturo apenas un par de minutos antes. —Imbécil… ¿Quién se cree para tratarla con tanta confianza y hasta invitarla a cenar y ofrecerse a  buscarla? ¿Qué no tiene una esposa que atender?

Algo en su interior le dijo que él también tenía una esposa en su casa y aun así allí estaba ardiendo de celos por otra mujer.

—Será que ese idiota está interesado en Victoria… y quién no lo estaría, ella es tan hermosa y perfecta. —la sola idea de que otro hombre se atreviese remotamente a intentar cortejar a su mujer lo hizo sentir una furia interior que lo quemó por completo. —No lo voy a permitir, tengo que ir a verla, tengo que comprobar por mí mismo que ese estúpido no está detrás de lo que es mío. —salió del camerino molesto y cegado por un sentimiento que no acostumbraba a sentir, al menos no con esa intensidad, pero en esa ocasión los celos verdaderamente se lo estaban carcomiendo.
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Bogotá, Colombia


Victoria se encontraba en el set en plenas grabaciones de unos promos y entre recesos intentaba llamar a Cesar pero nada que le contestaba. Se notaba tensa, y aunque intentaba compartir y platicar con sus compañeros no podía concentrarse en nada que no fuera su situación con él. Aprovechó nuevamente un descanso y se alejó a un rincón para volver a marcarle pero esta vez sonó apagado y se angustió aun más. ¿Cómo iba a resolver las cosas con él estando tan lejos?

—Hola Victoria… ¿estás bien? —Diana Quijano se acercaba a ella en actitud amistosa. Llevaban apenas unos escasos días de conocerse pero sin duda habían compaginado bien y Victoria se sentía en confianza con ella. —Estás muy calladita.

Victoria sonrió ligeramente y miró a su nueva compañera de trabajo.

—Hola Diana. Sí estoy bien, un poco ansiosa porque aun estoy acostumbrándome a trabajar acá y sentirme lejos de mi familia me causa algo de ansiedad pero ya poco a poco me iré adaptando. —decía omitiendo intencionalmente que estaba en ese estado a causa de un hombre… y uno que no era precisamente su marido.

—Ah eso es normal, a todos nos pasa cuando trabajamos en una nueva producción y más si es lejos de casa.

—Pues sí…

—Lo bueno es que se ha creado un buen equipo, al menos creo que hasta ahora todos nos estamos llevando bien. Oye te iba preguntar si esta noche vas a ir a la cena que hará Arturo en su casa, con eso de que se le ha pegado por hacer cenas casi todas las noches… la verdad cocina riquísimo y sirve para que todos los compañeros nos vayamos acoplando a estar juntos, vamos a grabar bastantes meses acá.

—Eh, la verdad no sé si pueda ir, mi hermana y mi hijo están todavía acá y no quisiera dejarlos solos. —pensando en que luego de lo ocurrido con Cesar era mejor evitarse más problemas.

—Ah pero yo estoy segura que la invitación incluye a tu hijo y a tu hermana Gabriela. —le decía Diana.

—Escuché mi nombre por aquí. —Gaby hacía su entrada junto con José Eduardo y saludaban a ambas mujeres, Victoria en parte agradeció su llegada porque no sabía qué más podría decir acerca de la cena para justificar su posible falta, sin embargo, quizá la aparición de su hermana resultaría peor.

—Le comentaba a tu hermana de una cena que Arturo planea hacer esta noche en su casa y ella dice que no quiere ir porque ustedes están acá pero yo pienso que la invitación los incluye a los tres.

Y como si necesitaran más integrantes en la conversación Arturo apareció en ese momento para terminar de crear un completo caos en el interior de Victoria quien por fuera sonreía pero en su cabeza tenía una tormenta.

—La invitación de esta noche es para todos, y eso incluye a todos señorita Gabriela, yo a usted la conozco hace años al igual que a su hermana y al chamaco este. —le despeinaba el cabello a José Eduardo. —Así que no me fallen… mi Vicky los quiero ahí a los tres y si necesitan que los recoja porque no has arreglado el asunto del coche me avisas que yo encantado los busco.

La mujer de cabello negro asintió con una sonrisa demasiado forzada, Gabriela inmediatamente supo que algo pasaba por la cara de su hermana y porque la conocía bien. Había hecho excelente en ir a verla, presentía que Victoria tenía mucho por contar.

La cosa terminó allí por el momento, Arturo se salió con la suya y logró que las hermanas Ruffo y el jovencito de la familia aceptaran la invitación y hasta quedó en recogerlos a los tres a las siete y media. Claro que todo eso fue casi a fuerzas, Victoria aceptó por la insistencia y por no parecer grosera pero lo menos que deseaba era ir esa noche a una cena que sabía que a la larga le podría traer más problemas con Cesar, sobretodo si no lograban arreglar primero el incidente de un rato atrás.
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Ciudad de México

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