Capítulo 16

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Esa mañana Victoria salió de su casa con una decisión muy firme en su cabeza, la cual había tomado considerando que sería la mejor. Sí, era cierto que con lo sucedido rato antes con su marido, por su mente pasó dejar a Cesar por un tiempo, tomar un poco de distancia mientras las cosas se calmaban, pero al instante se dio cuenta que eso sería terrible para ambos, amaba a ese hombre y por nada del mundo deseaba separarse de él. Lamentablemente ella no sabía que la decisión que él había tomado durante la noche era muy contraria a la suya.

Cesar no quería dejarla, pero se sentía tan abrumado por lo que ocurrido con su esposa, que desesperadamente tomó la peor decisión de su vida. Iba pedirle a Victoria que se alejaran un poco… no definitivamente por supuesto, pero sí por un tiempo, mientras las cosas en su casa se tranquilizaban.

Dos decisiones tan diferentes, tan opuestas una de la otra habían sido tomadas esperando sacar lo mejor de ellas. Sin embargo, no siempre las decisiones que tomamos en medio del caos son las correctas, usualmente lo hacemos sin pensar e impulsados por la desesperación.

Cuando Victoria llegó a Televisa su primer instinto fue buscarlo, quería platicar con él, contarle lo que le había sucedido y decirle que a pesar de todo no pensaba dejarlo. Preguntó por él al entrar al foro ya que había pasado por su camerino y no lo encontró allí. Le extrañó bastante cuando le informaron que no había llegado todavía al canal, eso era raro tratándose de él, pues nunca llegaba tarde. Inmediatamente se preocupó.


—Ve a alistarte Victoria. —le dijo Salvador cuando ella se le acercó en el set. —Estás a tiempo, de todos modos no podemos empezar a grabar sin tu galán. ¿No sabes donde está? —cuestionó.

—No, anoche nos despedimos y quedamos de vernos hoy aquí como siempre, no hemos hablado desde entonces.

—Bueno quizá se atrasó en el trafico o algo, mientras llega tu vete a maquillaje, no podemos atrasarnos más.

—Está bien, lo más seguro se atrasó en el camino como dices… —pero Victoria no se sentía tranquila, estaba ansiosa y preocupada, como si presintiera que no iba a ser un buen día, que algo malo le esperaba.

—Buenos días. —la voz de Cesar inundó el lugar anunciando así su llegada. —Disculpen la tardanza, pero salí tarde de mi casa y el trafico estaba espantoso.

Parecía tenso y preocupado, Victoria lo notó de inmediato, vio como su semblante permanecía agobiado, él no solía ser así en las mañanas, al contrario, usualmente era quien traía luz al foro con sus bromas y actitud positiva.

—No pasa nada Cesar, veo que ya estás cambiado, faltas tú Victoria, ve a arreglarte, no tenemos tiempo que perder.

—Chava déjame hablar con Cesar un momento, te prometo que es rápido, y luego voy a arreglarme sí.

—Cinco minutos Victoria, después te quiero ver en maquillaje, tenemos mucho por grabar hoy.

—De acuerdo. —acto seguido miró a Cesar quien hasta ese instante parecía estar ignorando su presencia, al menos así le pareció a ella.

Y no, no es que estuviese ignorándola, todo lo contrario, le dolía mirarla sabiendo cual era la decisión tan difícil que había tomado, no sabía ni como hablar con ella y decirle la locura que estaba considerando. Sin embargo, ahora ella pedía hablar con él. ¿Qué iba a decirle?


Entraron al camerino de ella, Victoria lo llevó casi de la mano hasta allí, él no parecía reaccionar, su mente estaba en otra parte, y apenas hablaba con monosílabos.

—Buenos días mi amor. —le dijo ella una vez adentro mientras sus delicadas manos le envolvían el rostro lleno de tensión. —¿Qué te pasa? ¿Por qué llegaste tarde? ¿Por qué estás así? ¿Sucedió algo?

Al tiempo que Victoria le hacía todas esas preguntas Cesar pensaba en lo que estaba por hacer. ¿De verdad quería dejarla? Claro que no, pero se sentía desesperado, lleno de remordimientos al recordar como sus mentiras habían destruido a la madre de su hija apenas la noche antes. Se sentía entre la espada y la pared, entre el deber y el querer.

—Cesar háblame. —sus labios se acercaron a los de él para darles un beso que por desgracia no fue correspondido como siempre. —Me estás asustando, dime qué es lo que sucede Cesar, ¿Por qué llegaste con esa cara? ¿Les pasó algo a tus hijos?

Él caminó de un lado a otro pasándose las manos por la cabeza, Victoria no entendía nada.

—No les pasó nada a mi hijos, no es eso.

—¿Entonces?

—Victoria, anoche discutí con Vivian…

—¿Por qué llegaste tarde a tu casa? No debimos quedarnos hasta tan noche en nuestro departamento… yo también tuve problemas con Omar esta mañana.

—¿Cómo? ¿Qué te dijo?

—Muchas cosas, pero eso no importa ahora, lo que necesito saber es qué pasó contigo, ¿qué tanto te dijo tu esposa para que estés tan serio hoy?

—Me reclamó obviamente, me encaró hasta el punto de cuestionarme si yo tenía otra mujer…

—¿Qué? No puede ser…

—No lo dije que sí, pero tampoco que no, ella entendió mi respuesta sin necesidad de que yo hablara.

Victoria tragó en seco.

—¿Sabe que yo…

—No, no quería saber de quien se trataba, sólo necesitaba saber si yo la engañaba. —se sentaba en el sillón con la cabeza entre las manos. —Me sentí tan mal Victoria… siento remordimientos, culpas, yo… yo no quiero dañarla porque es la madre de mi hija y nunca la había visto como la vi ayer, no quiero que esto afecte a Carla y...

—¿Qué me estás queriendo decir Cesar?

Luego de unos segundos de silencio cuando él se armaba de valor para responder alguien interrumpió al tocar la puerta.

—¿Quién? —preguntó Victoria con el corazón desbocado.

La voz de una asistente avisándole que Salvador estaba histérico por su retraso para grabar, le hizo ponerse más tensa de lo que ya estaba.

—Dile que voy enseguida… —miró a Cesar.

—Victoria…

—Mira Cesar, tenemos que ir a grabar si no queremos quedarnos sin trabajo, pero esta conversación la retomaremos cuando tengamos otro momento para hablar. Necesito comprender lo que me estás diciendo, tu voz suena, no sé… rara… y no me gusta. —todavía sin haber escuchado lo peor su corazón latía frenéticamente, algo le decía que nada bueno podría salir después de lo sucedido.

Dejaron la plática a medias, ella se fue a arreglarse y Cesar se dirigió al foro. Debían hacerlo si no querían escuchar los regaños repetitivos de Salvador hablando de la puntualidad. Sin embargo, ambos sabían que tenían una conversación sin terminar… una conversación que podía quizá cambiar el rumbo de todo.
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SECRETO A VOCESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora