Lunes. 5 de diciembre.

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3:00 p. m.

—De la que te salvaste, Carlos no vino hoy. Se entera que llegaste luego del medio día y te bota de una vez. ¿No te dije que debías cuidar el empleo?

—¡Yo sé que debo cuidar el empleo!

—¿Qué te pasa? ¿Por qué me gritas?

¿Por qué te grito? ¡¿Por qué?! Porque eres una fastidiosa, Audry, que siempre dices lo obvio, y porque estoy, ¡amargada!

—Lo siento, lo siento, no grité, es que tengo los oídos tapados.

—Hum. ¿En dónde estuviste?

¡En tránsito! Me pusieron una multa, las multas de las multas, que aún no sé cómo voy a pagar. Me prohibieron estar con mi Bolicar con los faros traseros dañados. Tuve que sacar copias, que como todo en este país, estaban recontra caras, además un gentío se me coleaba. Me quedé sin efectivo para el pasaje, después del atraco en las fotocopias, y me tocó caminar a tránsito de nuevo.

Pasé las penas de las penas intentando arrancar en la subida dónde queda tránsito; quemé croche, me fui hacia atrás, le di a la cerca de la cosa esa. Y lo otro fue perderme en las enredadas vías de esta telaraña de ciudad, casi que pasé al otro estado, tuve que hacer un trompo mortal e ilegal, para pasarme de una vía a la otra. Y aquí estoy cual pulpo, intentando terminar lo que debía hacer en todo el día, así que, ¡no fastidies!

—Tuve que hacer unas diligencias del auto, así se me fue toda la mañana.

—Sabes que nos iremos antes de vacaciones. ¡No te emociona!

—Sí, porque necesito otro empleo. Tengo mil deudas que pagar.

—Mi amiga Francis está haciendo viajes a la frontera. Te pasas a Colombia, compras comida, medicina, y aquí lo revendes. Adan y yo vamos a ir. ¿Te unes?

—Colombia.

Con lo acontecida que soy capaz me pierdo en la frontera, me topo con la guerrilla, se dan cuenta que soy una muerta de hambre y... no quedará ni mi cadáver para ser velado. O... también podría ser, que me pierdo en la frontera, un guerrillero se enamora de mí, y Lauren "La capo" ¡Ja! Sí, como no, eso ni en sueños. Ni Pedro el tuerto se enamoró de ti.

—Sí. Con cien dólares que lleves estarás más que bien.

—¡Cien dólares!

¡Cien dólares! Audry quítate de mí vista que te golpeo. ¿Dónde piensas tú, cerebro de pulga, que yo voy a tener cien dólares? Con esta miseria estoy que me prostituyo, no lo hago simplemente porque solo atraeré a los recoge latas, y esos no tienen plata.

—Solo cien dólares, claro Adan y yo te pagaremos los gastos en el viaje. Sabes que Adan te quiere mucho. Entonces, ¿vienes?

—Audry, tengo que seguir trabajando. De verdad continuaré con esto.

—OK, pero a las cinco le picamos la torta a José, no se te olvidé ir al comedor.

—Ajá.

Claro que no me perderé al vanidoso de Yosé en su cumpleaños. Gracias a Dios que no estuviste aquí todo el día. Yosé es insoportable en su día a día, pero el día de su cumpleaños es...

A todas estas, acá el irrespeto es una cosa seria. A mí nunca me han cantado cumpleaños. ¡Cinco años en esta lavativa! ¡Cinco años! ¿Cómo es que nunca he aparecido en la lista de los cumpleañeros?

¡Cuidado! Loca al VolanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora