Sábado. 3 de Diciembre

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10:00 a. m.

—Lauren, ¿qué haces?

Adan, querido Adan, no vengas a molestar hoy.

—Solo haciéndole unas modificaciones a mi carro.

Vamos a ver si después que termine, el carro azul va a seguir molestándome con su corneta.

—¿Qué clase de modificaciones? Sabes que soy mecánico, puedo ayudarte. Además usar cinta adhesiva hace que el carro deje de verse bien, no deberías...

—¡Adan! Es mi carro, puedo hacer lo que quiera con él.

La gente tiene la mala costumbre de aparecerse cuando nadie los necesita.

—¡Wow! Es la primera vez que te oigo alzar la voz, Lauren. Y llevamos años conociéndonos. Te queda bien ser mala.

—No soy mala.

—Me gritaste hace nada y yo solo quería ayudarte.

Adan, más sensible y te sale sarpullido. A veces solía pensar que eras del otro lado, siempre tan delicado y llorón. Por algo Audry y tú están juntos. Dos bebés acompañándose en el mundo cruel.

—No te grité, yo no grito. Te contaré lo que estoy haciendo, y disculpa por haber alzado la voz, no fue mi intención. —Claro que fue mi intención, y ahora mismo solo quiero darle una patada a tu blanco trasero y que me dejes en paz, pero... a mantener la fachada Lauren—. Esta mañana luego de salir a comprar el pan y encontrarme con el maldito carro azul, ese idiota que... —Lauren, ¿qué haces? Calmadita te ves mejor—. El asunto es que... se me ocurrió que debo tener una corneta en la parte trasera de mi Bolicar.

—¡Una corneta en la parte trasera! ¿Cómo para qué?

—Para contestar a aquellos que me pitan sin consideración. Ahora no solo me aturdirán a mí, sino que yo podré aturdirlos a ellos. Creo que hasta patentaré mi idea.

—La corneta reversa... ¡Cool! Entonces... ¿Te ayudo? Es que no soporto ver cómo estás dejando esos cables pelados a la vista de todos.

—Gracias Adan, eres el mejor amigo.

Es cierto, yo soy un ser tan horrible y despreciable. Adan has sido mi amigo desde siempre. Mi único amigo, siempre ayudándome, y luego conociste a Audry pero no me dejaste a un lado, insistió en que ella y yo fuéramos mejores amigas, y así estamos, siendo un trío algo extraños. Ellos soportándome, y yo odiándolos en secreto; soy la peor.

—Audry me dijo que nunca te han besado.

Hasta este momento eras el mejor, eras.

—Tú más que nadie lo sabes. Todo el que me ve lo supone, es algo de lo más normal para mí. Raro sería lo contrario.

—Tengo un amigo que haría lo que fuera por un dinerito, él puede enseñarte.

¿A esto se le llama, acto altruista? Porque suena a la mierda.

—No gracias. Invertí en un muñeco inflable.

—¡En serio! Quiero verlo. Lau, déjame verlo.

—¡Es una broma! Nunca compraría un muñeco inflable. ¿Cómo pudiste pensar que era cierto?

—Bueno... a nuestra edad, sola... no parece tan descabellado. Yo nunca te juzgaría Lau. Lo que creas que está bien, estará bien para mí. Te quiero y lo sabes.

¡Cuidado! Loca al VolanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora