Domingo. 18 de diciembre

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6:00 p. m.

¡Oh! Casi no dormí nada. Pero a bañarte, al menos que Jared huela que hueles bien, aunque estando de hombre eso qué importa, y... los hombres por lo general no huelen bien, pero Adan y Jared siempre huelen sabroso, así que huele bien. El perfume de John servirá, también me traje su desodorante, se molestará. ¡Agh! Que use limón y bicarbonato, hoy necesito oler a: ¡Hombre!

8:00 a. m.

¡Lauren!

¡Agh! ¿Qué hace mi mamá aquí?

—¿Qué mamá?

—Mira la cochinada en la que andas. Vine a traerte desayuno, hice panquecas y sé que te gustan mucho. Sal de ese cuarto ya y ven a saludar a tu madre niña ingrata.

—Es que no puedo mamá, estoy... desnuda.

—¿Qué haces desnuda, cochina?

—Es que me estoy... depilando... eso es... depilando.

—¿Y para quién? ¿A quién piensas mostrársela?

—¡Madre! Es solo por higiene.

—Si ya decía yo que para nada sirves. Te dejaré esto aquí. Por cierto, ¿sabes lo que le hicieron los santeros al pobre gato de Luisa, la hija de Celeste?

¡Oh! ¡Oh!

—¿Qué le hicieron, ma?

—Lo dejaron sin pelo. La pobre niña está llorando cubriéndolo con una manta. Celeste le está tejiendo un suéter para el pobre gatito, y que den gracias de que no lo mataron. De paso ayer se desaparecieron unos cuchillos de la casa. Ya esto es el colmo, mientras dormimos extraños y ladrones de esa calaña se meten a nuestra casa, pero hoy llega la solución.

—¿Qué solución?

—Ya verás.

No sé si lo inventora lo saqué de mi papá o de mi mamá. Mi papá que le quitó el techo y la maleta a su LTD para convertirlo en un doble cabina, y qué horrible fue que me llevara a la escuela en eso. O mi madre que para hacer maldades está mandadita a hacer. Me imagino que soy una combinación de los dos.

8:40 a. m.

—¡Lauren! ¡Lauren! Ya deberíamos ir dándole. ¿Dónde estás?

—¡En mi cuarto!

—Sal entonces, debemos irnos.

¡Ay, Dios! Creo que esto de hacer cosplay sí no es lo mío. Qué espanto Lauren.

—¡Lauren, sal! Es tarde ya.

—No vayas a burlarte.

—¿Burlarme, por qué? ¡Oh! Ya me acordé, lo había olvidado. ¿Cómo te ves de hombre? Quiero ver, déjame ver. ¡Lau, Lau!

Qué más da, él tiene que verte a juro. Esto de ser hombre emo como que no fue una buena idea.

—Pa...

OK esta no era la carcajada que me esperaba.

...

Creo que casi diez minutos es el tiempo máximo para aguantar sus carcajadas, creo que le duele el estómago y todo, parece el búho de la espada en la piedra.

—Bueno, ya basta. ¿Parezco hombre?

—Pareces cualquier cosa menos ser humano. Qué es ese mechón de cabello que te cubre un ojo.

¡Cuidado! Loca al VolanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora