Martes. 13 de diciembre

882 131 91
                                    

5:30 a. m.

—¿Qué haces tú despierto tan temprano?

—Ayer fue el día de joya de los clientes de pagarme en efectivo y con billetes de cien. Yo no entendía por qué, y en la noche Audry me dice que el domingo Maburro dio la orden que los billetes de cien dejarían de tener validez en setenta y dos horas. Yo creo que ya voy tarde a hacer la cola en el banco. Esto de verdad es de locos, Lauren. Yo te digo, el año que viene ya no me ves por aquí, me voy así sea en bicicleta y me toque recorrer toda sur américa como el Che Guevara.

—Uy, y justo ayer a Consuelo se le dio la gana de pagarme lo que le presté la otra vez y...

¡Maldita vieja! Todos son billetes de cien.

—¿Tú llevas mucho dinero? Sino deposita lo mío con lo tuyo y luego me lo traspasas, ¿quieres?

—Dije que no volvería a hacerte un favor luego de lo que le hiciste al pobre auto. Ayer vi que estabas de nuevo de cabeza en él. ¿Qué pasó?

—Un cochino cable hizo corto circuito, pero lo solucioné, todo vuelve a funcionar. Lo que sí no pude hacer fue perfeccionar mi pantalla eléctrica, hasta estaba pensando adaptarle la pantalla de un televisor, será más fácil.

—¡Pantalla de un televisor! Primero ni televisor tienes. ¿Recuerdas que intentaste hacer una antena parabólica y solo atrajiste un rayo que quemó todo a la redonda?

Sí, eso fue épico. Hasta el ministerio climatológico vino a investigar el supuesto fenómeno.

Dijiste que nunca contarías lo de la antena y el rayo.

—Si lo hubiera contado ya no estarías viva. Mira que todos perdieron algún electrodoméstico. Ahora que lo pienso siempre has tenido esa vena creativa, una vena muy descontrolada. Y la laptop, eso es lo único que te queda, pero ni hablemos de tu maravilloso invento de pegarla a un envase acrílico para mantenerla fría a punta de hielo seco.

—Maldito gobierno que ya ni hielo seco hay.

—Pero si para eso también tuviste una solución. O qué fue eso de robar la bombona de nitrógeno de los bomberos.

—Eso habría funcionado si no...

—Nada. "Adan, con el cambio de presión tendremos hielo seco, solo mira". Como un gafo miré y mi preciosa moto se quedó sin retrovisor; salió barata considerando lo que pudo ocurrir con esa bombona volando de aquí para allá.

—Y este es tu día para sacarme todos mis errores en cara. El día de recordar los fracasos de Lauren, que buen amigo eres.

—¿Sabes en qué día pasaron esas cosas?

—Yo que voy a saber, eso fue hace uff.

—Lo del hielo seco fue el año pasado.

—¡Oh! ¿Tan poco tiempo ha pasado?

—Las dos cosas y muchas más pasaron un martes trece.

—Y ándale tú con los martes trece, para qué si eres tan miedoso te la pasas viendo películas de terror.

—Siempre, no importa en qué mes, tú haces algo los martes trece que yo termino pagando. Así que hoy me alejaré de ti, solo por hoy.

—Oh, bueno, que te vaya bien. Que no te salga un fantasma este martes trece.

Gafo supersticioso. Martes trece, ni sabía que era martes ni que era trece. Pero yo tengo una canción para ti Adan, cuando pases por aquí con tu moto.

¡Cuidado! Loca al VolanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora