Sábado. 17 de diciembre

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7:30 a. m.

—Lauren cómo es que tu auto está aquí. ¿No que te lo habían robado?

—Así fue madre, pero lo encontraron tirado en medio de la calle y en estas condiciones.

—¡¿Qué le pasó?! ¿Los choros le hicieron esto? ¡Dios! Pero qué venganza. Esto es una burla. ¿Tienes algún enemigo?

Ahora tengo a Yosé, podría culparlo a él con mi mamá, de todas formas ella ni lo conoce.

—Verá, yo...

—¡Ya sé! El motorizado ese al que le debías dinero. ¿Le pagaste alguna vez?

—No, porque no fue mi culpa.

—Pues mira ahora lo que le hicieron a tu carro, pobrecito, qué cosa es esa, lo dejaron hecho nada, es una carcacha, y qué feo. Iba a decirte que me llevaras a comprar las cosas para las hallacas, pero no... Mejor me voy en bus. ¡Miguel! ¡Miguel! ¡Una hora arreglándote! Ni que fueras mujer.

Mi padre es un santo.

Gracias Boli, por ser tan feíto me libraste de día de compras con mamá.

8:00 a. m.

—¿Tú qué haces?

—Ah, Lau. Buenos días, primero se saluda. Voy a salir.

—No que mucho trabajo, muchos autos que arreglar y toda la cosa.

—Sí, así es, pero... justo debo hacer cosas del trabajo. Alejandro y Santiago se quedarán adelantando el trabajo.

¿Qué podré hacer el día de hoy? Sé que me toca acosar a Blue, pero ni modo que esté dando vueltas sin parar. Aunque, bien puedes dar vueltas sin parar, escuchar música y...

¡Colas en subida! ¡Autobuses lentos! ¡Cambiarte de carril! ¡No! Manejar no es nada lindo. No es como lo pintan en rápido y furioso.

—¡Adan! No te olvides de buscar la rolinera del carro de Luis, también de ver si encuentras las válvulas del motor y...

¿A dónde va Adan y por qué le está haciendo señas a Santiago de que se calle?

—¿A dónde va Adan?

—A la chivera. ¿Quieres algo para tu auto? Deberías pedírselo, debo decirte que un auto así le da mala fama al barrio.

—¡A la chivera! —Oh, podré conseguir cosas maravillosas para Bolicar.

—¡Agh! ¿Por qué siempre tienes que ser tan bocón?

—Adan, iré a la chibera contigo.

—¡No! Está muy lejos; iré a Maracay, esos viajes nunca te caen bien.

—Pero... yo quiero ir. ¿Sabes la cantidad de cosas que podré conseguir para Bolicar?

—Por eso mismo no irás. Esa cosa va a venir pareciendo un transformer y no de los lindos, así que no.

—¿En serio vas a dejarme? —No, él no se atrevería.

—Sí, sé que tú en una chivera no será buena idea.

9:00 a. m.

No que no, aquí voy camino a la ¡Chivera! Me gastaré lo poquito que me queda de las utilidades en ti, Bolicar.

—Lauren deberías considerar tu dinero en comprarte ropa o algo.

—¡Ropa! ¿Sabes lo caro que está todo? ¡Zapatos! Si a lo que hemos quedado es a remendar lo que tenemos, incluso estaba pensando hacerme unos zapatos de caucho reciclado, con una buena pintura nadie notaría que...

¡Cuidado! Loca al VolanteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora