¿Alguna vez han asistido a una boda donde alguno de los novios responda NO o llegue borracho?
Yo tampoco, hasta ahora.
Cuando a mi padre, el Rey Lee se le ocurría casar al príncipe, aquí presente, con el guarro hijo de la familia Leechaiyapornkul de descendencia Tailandesa.
Yo no lo conocía como el tampoco a mi pero la gente habla y con eso me bastaba para saber que no quería compartir con el mi cama, mi padre nos había organizado una cena para formalizar el compromiso y rogaba a santos y demonios que el se enfermera, que diera cualquier pretexto para no asistir y así evitar una desgracia. Aquello paso o al menos eso creí hasta que el rey Leechaiyapornkul me informo que su hijo, el príncipe Ten se encontraba en las caballerizas acompañado del capataz por lo que mi padre lo vio como el perfecto momento para conocernos mejor si yo lo invitaba a cabalgar por los alrededores del castillo.
No podía escapar, Taeil tenia ordenes de llevarme con el príncipe y en mi vida le eh alzado la voz a este hombre, para muchos el solo era mi mayordomo, la persona encargada de despertarme cuando la alarma no sonara o aun con ella, el que me ponía presentable para el pueblo, quien llevaba las cuentas del reino y ponía a todos como animales si los veía flojeando pero para mi era como un segundo padre y no estaba diciendo que el verdadero fuera de lo peor, no, me daba su cariño y compresión cuando era necesario al igual que mi madre pero como rey debe cumplir con obligaciones dejándome a mi así con menos tiempo a su lado pero que compensaba con Taeil
Cuando diviso a los dos hombres las ganas de huir salieron a flote por lo que me di la media vuelta pero ahí estaba el, con sus peculiar ceja alzada y cruzar de brazos.
-Anda.-Me indica con la cabeza.
-Te juro que no quiero.-Comienzo a pedir por mi salvación.
-Yo te juro que si no vas te llevo aunque sea de las orejas y aya tu si quieres hacer el ridículo en tu primera cita.
-No es una cita, es la bienvenida a mi infierno.-Me quejo.
-Espero que el fuego te haga bien entonces.-Lo veo sonreír con victoria antes de volver a caminar en dirección contraria al castillo.
Sabia que le pediría irse al capataz para dejarnos solos -literalmente- puesto que sabia que el nos vigilaría de cerca.
-Buenas noches, príncipe Ten.
Deja de acariciar a Nana, la yegua rusa que papa compro hace 3 meses y que no ha sido montada por nadie, para voltear a verme.
-Tan recatados y engreídos como siempre.
-¿Disculpa?.-Enarco una ceja.
-¿Cual es su nombre, el verdadero?.-Me pregunta mientras señala a la yegua dándole igual si me había ofendido o no.
-Es una Akhal-Teke y tiene buena aptitud.
Al menos le interesaba algo que no fuera estar de vago.
-¿Vamos a montar?.-Se acerca lo suficiente a mi como para preocuparme de cuales serán sus siguientes acciones.-Yo se que ninguno quiere casarse, no nos conocemos, no me gustas, no te gusto pero podríamos empezar a aparentar frente a nuestros padres tan solo para que su burla cese, ¿no te parece?.-Le dedico una sonrisa de satisfacción ayudándolo a montar sobre Nana.
-Es nueva por lo que te sugiero tengas cuidado, príncipe Ten.
-¿No podría ser solo Ten?.-Me pide mientras chasquea suavemente la boca para que Nana se calme y acostumbre a el.
-Mi educación no me lo permite.-Torna los ojos y comienza a andar en tanto voy con Felix, mi Rocky Mountain.
El príncipe me esperaba a solo unos metros y podía ver como acariciaba a la yegua, esta relinchaba fuerte y sabia por sus orejas paradas que el le agradaba.
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Falling for you [TaeTen]
Random"Y fue entonces cuando descubrí que no podía mirar a nadie como lo miraba a él"