No era de sorprenderse que el profesor Changmin me diera los buenos días con un golpe en la cabeza de su grueso y pesado libro de historia, que también ocupaba para escribir poemas.
-Joven Qian, yo se que el pupitre y usted tienen una estrecha relación pero, podría regalarme cinco minutos para presentar a su nuevo compañero. -Si, pero aquello había sido una orden no una petición.
Bufé como respuesta y alce la vista al dichoso alumno que interrumpió mi sueño. Ojala nunca lo hubiera hecho por que había quedado completamente flechado con aquel chico de cabello exageradamente peinado, labios rosados y abultados, ojos pequeños, su nariz era muy finita y podría decir lo mismo de sus delgadas manos. El uniforme le quedaba a la medida y tan malditamente bien a comparación de los simios que tenia por compañeros.
-Wow. -Fue mi única respuesta y primera impresión al nuevo. Patético.
Por supuesto que las risas no se hicieron esperar y el profesor se había unido a aquello.
-Algo por fin llamo su atención en esta escuela, Qian.
-¿Ya le dije que esa corbata le sienta muy bien?. -Alargue tomando la prenda dedicándole una media sonrisa.
-No se haga el chistoso por que no le queda y mejor hágame el favor de ponerme atención y cooperar en clase. -Tiro de la prenda alejándola de mis manos para caminar de vuelta a su escritorio. Bueno, lo intente. -SiCheng toma asiento por favor.
Los dioses se habían puesto de mi lado por que SiCheng -Que hermoso suena- tomo asiento a un lado mio. Se giro a verme luego de sacar lo necesario y bajar su mochila dedicándome una sonrisa que note demasiado forzada, al menos era una sonrisa y mentiría si dijera que no sonreí como imbécil.
-¿No eres Coreano verdad? -Me aventuré a saber cuando el profesor no miraba
-No. -Contesto en el idioma natal de ambos. -¿Eres así de distraído?
-Un poco, no solía tomar esta clase. -Respondí rascándome la cabeza, de alguna manera me comencé a sentir avergonzado
-Tus padres seguro te tienen la vida arreglada.
Note un poco/demasiado odio en aquellas palabras.
-No. Es simple costumbre. -Respondí sin dudas, a final de cuentas no era mentira. Si, era el mejor amigo del Príncipe pero eso no significaba que mi vida fuese a arreglarse cuando un problema se me presente, mamá y yo la librábamos bien. -¿Haces algo por las tardes?. -Cambie el tema, quería saber si tenia chance de invitarlo a salir.
-Si.
Muerta la ilusión
-Oh, ya veo, ¿Y que es?. -Ni loco me daba por vencido tan fácil.
-Asisto a la iglesia, soy un monaguillo.
Y vaya monaguillo. Mamá amara que la acompañe a misa de ahora en adelante.
*
No iba a desaprovechar la idea de ver a Sicheng así que lleve a mi amigo el Príncipe Taeyong y su malhumorado prometido a la iglesia. El tipo realmente no era de mi agrado pero, ¿quien era yo para oponerme a las reglas del rey Lee? Había visto a mi Julieta impartiendo sus clases a unos mocosos que me pasaron por el arco del triunfo, mi vista solo lo enfocaba a él, con ese rubio cabello, su mirada tierna y esa sotana que caía como vestido de novia y me daban ganas de levantar. Dios perdóname por tal pecado.
Toco la puerta antes de correrla y entro sin esperar una invitación.
-¿Que haces aquí?
A mi también me da gusto verte
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Falling for you [TaeTen]
Random"Y fue entonces cuando descubrí que no podía mirar a nadie como lo miraba a él"