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- ¡He dicho que no den un paso más o la mato!

Ashley y Ryan no daban crédito a lo que estaban viendo. Ashley estaba completamente furiosa, Justin los había traicionado y lo que era peor aún, me estaba apuntando con un arma. Por su parte, Ryan estaba muy sorprendido. Él si creía que Justin estaba enamorado de mí y por eso no le cuadraba lo que estaba viendo. ¿Qué estaría tramando? Esa era la pregunta que no paraba de hacerse el rubio.

- Tranquilo... no hagas nada... deja el arma en el suelo y no pasará nada – los policías intentaban calmarlo pero se olvidaban de algo, él había sido policía y sabía perfectamente que en cuanto dejara el arma no le tendrían ni una pizca de compasión.
- Me parece que no entendieron. Aquí el que da las órdenes soy yo, si no quieren que la mate...
- Está bien... dinos ¿qué quieres?
- Quiero un auto con el combustible lleno, me llevo a la rehén conmigo y si veo que nadie me sigue la soltaré... no intenten hacer trampas, recuerden que yo también fui policía. Si desobedecen alguna de mis órdenes me veré obligado a matarla.

En ese momento Ashley se puso a gritar como una loca y si no hubiese sido porque Ryan la estaba sujetando se hubiese tirado sobre Justin.

- ¡Maldito idiota! ¡Confiamos en ti! ¡Le pasa algo y juro que te mato!
- Shhh, no te conviene que me grites. Te recuerdo que su vida está en mis manos...
- Tú no eres así Justin... ¿por qué haces esto? – esta vez fue Ryan el que habló.
- Pensé que me conocías Ryan... pero veo que me equivoqué. – y dicho esto Justin le guiñó un ojo. – ¡Se me está acabando la paciencia! ¡¿Dónde está lo que pedí?!
- ¡Ya lo traen de camino! Te prometemos que no te seguimos pero deja escapar a la chica. Ella no tiene la culpa de nada.
- ¿Esperas que te crea? ¡Estás hablando con Justin Bieber! El experto en atrapar a delincuentes. Pero veo que la vida de esta chica no les importa mucho así que... – Justin hizo un gesto y estaba a punto de disparar cuando el policía gritó.
- ¡NO! Está bien... ya tienes el auto. Aquí tienes las llaves... –

Yo ya no sabía que pensar. Por mis mejillas empezaron a recorrer lágrimas. Muchos pensaron que era miedo por pensar que iba a morir pero no... no era por eso. Mi corazón se había roto. El hombre del cual estaba esperando un hijo y aquel que creía que sería el hombre de mi vida me estaba apuntando con una pistola y por su voz estaba muy dispuesto a matarme. Era decepción y rabia lo que sentía, la más profunda rabia por haberme sentido engañada.

- Déjalas en el suelo... – El policía así lo hizo. – ¡Amy recógelas, nos vamos! – yo me agaché y las cogí mientras Justin no paraba de apuntarme con la pistola.
- Ten... – y le propiné una mirada llena del odio más profundo.
- Bien... así me gusta. Ahora vamos a bajar y no quiero que nadie me siga. ¿Lo entienden?
- Justin no tienes porque hacerlo si te entregas todo será mejor...
- ¡He hecho una pregunta!
- De acuerdo... nadie te seguirá...

Secuestrada en mi propia casa. ➳ j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora