OO8.

1.7K 109 0
                                    

- No... Es que... así lo llamaba yo cuando nos enfadábamos, ¿verdad Justincito? – él me había fulminado con la mirada, pero estaba segura de haberlo arreglado momentáneamente.

- ¡Claro! Eras una fastidiosa... hace tanto tiempo que no escuchaba ese nombre.

Y así transcurrió el resto de la cena. No volví a meter la pata pero cada vez me sorprendía más de su capacidad para engañar y me preguntaba si alguna de las cosas que explicaba seria verdad.

Ashley estaba recogiendo la mesa cuando de pronto pegó un grito. Yo corrí hacia la cocina y al mirar en la dirección en que ella miraba me di cuenta de lo que había pasado. Había un agujero que traspasaba la pared. Yo sabía muy bien que era lo que había pasado, ese agujero lo había producido la bala que Justin había disparado hacia unas horas y me preguntaba si alguien habría escuchado el disparo ya que eso empeoraría las cosas.

- ¡¿Qué es eso?! – gritó alarmada.

- No lo sé...

- ¡A traspasado la pared! Has visto que agujero más feo, no me lo puedo creer a destrozado el diseño de la cocina. – yo comencé a reír. – No sé qué es lo que te hace tanta gracia, la verdad.

- Ashley, ha sido la forma en que lo has dicho – Yo intentaba que se le olvidara el asunto del agujero... Pero no sabía si daría resultado.

- ¡Pareces una histérica! ¡Bueno mejor dicho eres una histérica! Es un simple agujero.

- ¡¿A quién has llamado histérica?! Ya vas a ver...

Y dicho esto abrió la llave puso la mano en dirección a ella bien pegada a la llave, lo que provocó que a causa de la presión el agua saliera en todas dirección mojándome de lleno. Y ahí empezó una guerra de agua que no terminó hasta que yo y Ashley estábamos completamente mojadas. Justin permaneció desde la puerta de la cocina observándonos, reía para sí mismo, seguramente pensaba lo absurdas que éramos, pero debió de causarle simpatía ya que finalmente se unió a nosotras.

A la mañana siguiente antes de irme a la universidad me advirtió que alguien nos estaría vigilando continuamente y que si daba un paso en falso me arrepentiría por el resto de mi vida. Mientras nosotras estábamos en la universidad él se quedó en casa. Empezó a rebuscar por todos los periódicos que teníamos en casa y tras encontrar el artículo que le interesaba lo arranco lo rompió en miles de pedacitos y lo tiró a la basura.

- No puedo permitir que sepan la verdad... – y tras decir esto continuó buscando en los periódicos. El resultado fue una pila de papeles rotos en muchos trozos e imposibles de descifrar. De pronto le sonó el teléfono.

- ¿Si? – una voz desconocida respondió al otro lado del teléfono.

- Justin, está todo controlado.

- ¿Las tienes bien vigiladas?

- Si, tranquilo está todo bajo control.

- Así me gusta. Te prometo que en cuanto pase un tiempo te devuelvo el favor.

- No te preocupes, para que están los amigos.

- Ya sabes si ves algo anormal no dudes en decírmelo.

- Claro... por cierto, son dos diosas.

- ¡Ni se te ocurra! No quiero que termines enamorándote de una de ellas y se vaya el plan a la mierda.

- Tranquilo amigo... yo sé lo que hago.

- ¡He dicho que... – pero ya había colgado.

Justin se sentó en el sofá y se puso a pensar en todo lo que había pasado. Si alguna de ellas se enteraba de la verdad todo se iría a la mierda y eso, Justin no podía permitirlo. Era cierto que cada vez que miraba a Amy sus ideas se nublaban pero entonces recordaba el plan y su mente se volvía fría y calculadora. Y nada, ni nadie lograría hacerle cambiar de opinión o al menos eso pensaba él.

Secuestrada en mi propia casa. ➳ j.bDonde viven las historias. Descúbrelo ahora