Era una noche muy fría. Recuerdo que caminaba muy rápido. Eran las dos de la madrugada y el frío comenzaba a calar mi ropa. Pase por ese callejón que tantas otras veces había pasado y que tanto conocía, pero por el cual siempre que pasaba sentía miedo. Mi paso comenzó a ser más acelerado. No había nadie en la calle y eso no me gustaba. Pase al lado de unos conteiners que juraría haber escuchado susurrar.
Entonces no sé porque me detuve. Mi instinto así lo quiso. No sé que me impulsó a ir hasta el conteiner, solo sé que mis piernas caminaban solas. Entonces volví a sentir un gemido. Provenía de detrás del conteiner. Por un momento dudé, no sabía qué hacer y si allí detrás había algún psicópata. Entonces abrí mi bolso. Saque un pequeño botecito. Era un spray anti violadores. Siempre lo llevaba en el bolso. Me acerque lentamente, cada paso que daba estaba menos segura de lo que hacía, pero mi instinto otra vez me había hablado. Debía ir y mirar que pasaba. Finalmente le di la vuelta al contéiner. Lo que mis ojos presenciaron me dejó parada. En el suelo había un hombre de entre unos 20 o 22 años. Su pelo era castaño y estaba extendido en el suelo. Mi primera reacción fue tirar el bote y correr hacia él. Luego me quede parada. No sabía qué hacer.
Entonces recordé algo. Hace años en el colegio me habían dado clases de socorrismo. Recuerdo que el profesor siempre nos decía que todos pensábamos que eso nunca nos iba a pasar y así es, cuánta razón tenía, Pues ahora me encontraba ante una situación de emergencia. En primer lugar debía mantener la calma y estar muy segura de que ocurría.
Me acerque más al joven para ver si a simple vista estaba consciente. Los ojos los tenía cerrados pero decidí asegurarme. Le cogí la mano y con suavidad le zarandee el hombro.
- ¿Estas despierto? – Parecía una pregunta tonta dada las circunstancias pero para mi sorpresa el chico abrió los ojos. Fue en ese momento cuando me quede impactada. Nunca había visto unos ojos como esos. Por una extraña razón me quede rato largo observándolos. Podía ver cómo me pedían ayuda. Entonces escuche como el joven hablaba.
-¿Quién eres? – Según mi profesor debía continuar la conversación, ganarme su confianza.
- Me llamo Amy y tú?
- Me llamo Justin.
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Secuestrada en mi propia casa. ➳ j.b
Teen FictionEsta historia es diferente a todas las demás pero a la vez tan parecida. Cuando me pongo a pensar todo lo que vivimos, pienso cómo es posible que nuestra historia terminara así. Aún puedo recordar el primer día en que nos vimos por primera vez. Fue...