Introducción

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Cuando pisas el fino borde del pozo oscuro y profundo de la perdición, son los brazos fuertes de alguién los que te sostienen para no caer.

Esos brazos pueden ser pequeños, fuertes o débiles, con cortes o anillos, con tatuajes o cicatrices.

Esos brazos pertenecen a cuerpos diferentes, a mentes distintas, a almas perdidas. Esos brazos que me ayudaron eran de chicos sin un lugar donde encajar. Esos brazos cuyas mentes y almas guardaban secretos, unos inocentes otros que deseaban borrar...

Y eso no es malo, porque con solo tener la voluntad de extender uno de sus dedos para salvarme de ese pozo ya dice mucho de ellos.

Lo malo no son los brazos; lo malo es enamorarte de uno de ellos.

El tiempo y los sentimientos suelen ser confusos y traicioneros.

Fueron los mismos sentimientos en tiempos distintos.

La amistad está antes que todo.

¿Sabes un secreto? [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora