Capítulo 6

3.2K 137 67
                                    

El partido contra el Villareal estaba siendo apoteósico. En estos momentos me encontraba sentada en el banquillo hablando con Torres. Sí, a pesar de ser sólo prácticas, si quería conseguir más nota debía sentarme en el banquillo a supervisar a los jugadores.

— Madre mía, nos van a meter por todos lados, están siendo superiores.

Bufé.

— No seas negativo, ellos remontarán –dije con una pizca de esperanza, aunque un poco dudosa.

— Nunca dejéis de creer –nos dijo Noa, que se encontraba a mi otro lado.

A los pocos minutos el Villareal nos metió el segundo, tras el gol Oblak se quedó tumbado en el suelo.

— Oblak, ¡Oblak! ¡Está mal! –reaccioné.

— ¡Vamos, ven! –me dijo el otro médico.

Nos dirigimos hacia la portería. Allí se encontraba nuestro guardameta llorando. Esto pintaba mal, muy mal...

Moyá se preparó para ocupar su lugar.

— Vamos, tú puedes –le susurré mientras pasaba por su lado. Él me sonrió.

Mi compañero y yo bajamos a Oblak a la enfermería de nuevo, minutos antes tuvimos que bajar con Tiago. El suyo fue un problema menor, bloqueo de rodilla, por lo que se lo solucionamos pronto.

— Quítate los guantes y túmbate aquí –le indiqué. Oblak siguió mis normas.

Después de una revisión concluimos con una luxación en el hombro izquierdo. La mejor solución era la operación, lo que supondría varios meses sin jugar.

El partido acabó 3-0. Este no era mi Atleti.

Esperaba a Noa y Griezmann cuando se me acercó el belga.

— Hola Yannick –dije seria.

— No estés así, al próximo ganaremos –me animó dándome un leve apretón.

— Eso espero, sino te caparé y mi hermana no podrá tener hijos contigo –bromeé.

Su cara era un poema, en cambio, acto seguido se le formó una gran sonrisa.

— Hablando de tu hermana...

— ¿Qué insinúas Carrasco?

— Me pareció simpática el otro día, y me gustaría conocerla más –dijo sonrojado.

— Te daré su número y quedarás con ella, pero será una sorpresa, quiero ver la cara que pone –el belga me tendió su móvil mientras reía, le apunté el número.

— ¿Futura esposa? –me preguntó divertido al ver el nombre con el que guardé a mi hermana.

— Ajá. Bueno, me voy, que vienen Noa y su rubio –me acerqué a él –. Como le hagas daño a mi hermana te juro que está vez si te cortaré tus partes.

— Hola chicos –nos saludó la pareja. Iban cogidos de la mano, para variar.

— Yan, ¿te encuentras bien?

— Claro que se encuentra bien, ¿a qué sí? –le pregunté con una sonrisa maligna. Él asintió varias veces.

— Bueno, vámonos –anunció Grizi.

Nos dirigimos a su coche y nos montamos.

— ¿Has visto a Saúl? –me preguntó Anto.

— No, ¿por?

— Te estaba buscando.

— Ah –dije extrañada.

...

Estos cinco días que nos diferenciaban de un partido a otros se hicieron largos. En estos momentos abundaban los rumores sobre la mala racha del equipo, la salida del Cholo y más temas.

Como todos los partidos me senté junto a Noa en el banquillo. Hoy jugábamos contra Las Palmas, teníamos que ganar sí o sí.

— ¡Vamos chicos! –exclamó mi compañera cuando los jugadores salían al césped.

Antoine le miró y le guiñó un ojo.

— Me encantáis, hacéis una pareja perfecta –ella se sonrojó.

— Estamos pensando en tener un bebé, pero es un secreto –susurró y puso un dedo sobre sus labios.

— Eso es genial, voy a ser tía –dije emocionada. Ella asintió con una amplia sonrisa.

El partido comenzó. Fue bastante complicado a pesar de ser un rival "fácil". Tras varias ocasiones, en el 59' Saúl anotó un golazo.

— ¡Vamos! ¡Eso es, Saúl! –celebré.

Se acercó al banquillo a celebrarlo junto al equipo y me guiñó un ojo.

Me alegraba muchísimo por él, durante esta semana ha insistido menos en que saliera con él, lo que mejoró nuestra relación. Cada día lo conocía un poco más.

El partido acabó 1-0.

Por suerte hoy no tuve que intervenir. Al acabar, bajé a mi despacho a rellenar un informe sobre el partido.

Terminé y me dirigí al garaje donde esperaría a la parejita de oro.

Estaba tan metida en la conversación con Amil por WhatsApp, que me llevé un gran susto cuando sentí unas manos rodearme la cintura.

Me terminaste gustando [Saúl Ñíguez]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora