— ¿Te ha gustado el gol que te he dedicado? –susurró en mi oreja.
— ¡La madre que te parió Ñíguez! Menudo susto me has dado –exclamé dándome la vuelta. Él estalló en carcajadas.
— Entonces ¿te ha gustado o no? –preguntó con una sonrisa pícara.
— ¿Cómo sé yo que me lo has dedicado? –alcé una ceja.
— Te he guiñado un ojo, ¿qué más quieres? –preguntó retóricamente –. A no ser que...
— ¿El qué Ñíguez?
Le encantaba sacarme de mis casillas.
— ¿Te refieres a dedicártelo dándote un beso?
— Sí. Digo, no no –me ruboricé.
— Si quieres un beso sólo me lo tienes que pedir, puedo darte todos los que quieras –me guiñó un ojo –, ahora mismo si quieres te doy uno, y dos.
— Ni se te ocurra chaval –di un paso atrás.
— ¿Por qué eres tan reservada?
Genial. Me acababa de llamar estrecha y difícil en mi cara.
— Me reservo a la gente que lo merece –le reté.
— ¿No crees que yo me lo merezco? –dio un paso hacia mí. Di un paso hacia atrás y choqué con la pared.
— ¿Por qué deberías merecértelo? –dije guardando mi compostura.
— Te he dedicado un gol.
— Yo no te he pedido que me dediques un gol. Ha sido porque tú has querido.
— Ah, ¿sí? –apoyó sus brazos a ambos lados de mi cabeza –. Pues como quiero besarte, lo voy a hacer.
De repente sentí sus labios sobre los míos. Sinceramente, este chico besa genial.
Mi cordura se esfumó y tomaron las riendas mis impulsos. Rodeé su cuello con ambos brazos y lo atraje hacia mí profundizando el beso.
Nos separamos ya que necesitábamos aire.
— Wow, no sabía que besaras así –dijo sorprendido.
— Hay muchas cosas que no sabes sobre mí, Ñíguez –le guiñé el ojo y fui hacia la pareja los cuales venían hablando animadamente. No se habían dado cuenta de nuestra presencia.
— ¡Hola chicos! –exclamaron a la vez.
— Joder, qué compenetración tenéis siempre –dije sorprendida. Ellos rieron.
— Enhorabuena por tu gol Saúl –le felicitó Noa mientras le abrazaba.
— Muchas gracias Noa –sonrió.
Empezó a sonar mi teléfono.
— ¿Me disculpáis? –asintieron. Me alejé un poco de ellos –. Dime Amil, voy a ir ya para casa.
— ¡No sé qué ponerme esta noche!
— Yo creo que si vas sin ropa al belga no le molestará.
— ¡No es para reírse! ¡Estoy muy nerviosa!
— Voy ya para casa, tómate una tila –bromeé.
— Dos me voy a tomar, dos –dijo irónica.
— Las que quieras, mientras no me des la lata...
— ¡Me desesperas!
— En realidad me amas –me encantaba hacerla rabiar.
— Sí, sí. Déjate de tonterías y ven ya.
— En un cuarto de hora estoy allí.
— Hasta luego hermana.
Colgué.
Cada vez que me acordaba de la cara que puso cuando Yannick le pidió la cita, me reía.
Flashback.
Nos encontrábamos en el salón. Yo estaba leyendo. De repente empezó a sonar el móvil de Amil. Dejé el libro en la mesa y me preparé para ver el espectáculo.
— ¿Si? –preguntó extrañada.
— ...
— ¿Ya- Yannick? ¿Carrasco? –su cara cambió. Casi se le desencaja la mandíbula. El rubor en su cara era muy notorio.
Me empecé a reír a carcajadas.
— ...
— Eh... claro, el sábado por la noche.
— ...
— Vale, nos vemos.
Colgó.
Empezó a hacer señas sin articular palabra. Yo no podía para de reír.
— Arranca hija –dije limpiándome las lágrimas.
— He quedado con Yannick Carrasco el sábado –dijo con un hilo de voz.
— Ya.
— ¿Tú lo sabías? –empezó a cobrar sentido.
— Pues claro, sino ¿cómo iba a conseguir tu número idiota?
Saltó hacia mí y empezó a pegarme con el cojín.
— ¡¿Y... por qué... no me lo... dijiste?! ¡Mala... hermana! ¡Vas... a ir... al infierno... de cabeza! –exclamó dándome cojinazos. Empecé a reír de nuevo.
— Era una sorpresa –paró.
— Te amo –dijo abrazándose casi dejándome sin respiración.
Fin flashback.
Volví hacia Noa y Griezmann. Saúl ya no estaba, y la pareja se estaba comiendo, casi literalmente.
— Menos mal que eso sólo lo hacíais en privado –dije riendo mientras le quité las llaves a Antoine y me dirigía al coche.
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Me terminaste gustando [Saúl Ñíguez]
Fanfictie"A veces tenemos que alejarnos de ciertas personas, no porque queramos, sino porque debemos." Empezada: 04/12/16. Acabada: 05/02/17.