Capítulo 15

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— ¿Has comprado ya los regalos? –me preguntó Amil.

Los amigos nos daríamos los regalos en Nochevieja.

— Sí, los compré ayer.

— ¿Y qué le has comprado a Ñíguez? –preguntó esta vez Noa.

— Es un secreto –contesté mirando el móvil.

— Por cierto chicas –nos llamó Noa –, veniros media hora antes para darnos los regalos, ya he avisado a los otros dos, ¿os parece bien a las ocho y media? Con los Torres, Koke y Bea hemos quedado a las nueve.

— Perfecto –dijimos Amil y yo al unísono.

...

Faltaba media hora para la cena, era hora de empezar a prepararme. Terminé de ducharme y comencé a vestirme. Mi conjunto para esta noche consistía en un vestido negro ajustado de tirantes anchos que me llegaba más para arriba de las rodillas. Tenía el pecho y la parte de atrás con una tela negra transparente que le daba un toque más elegante; unos botines negros y un abrigo largo negro. Como siempre, no me maquillé mucho.

— Vas guapísima –dije al ver a Amil –, seguro que al belga le encantarás –se sonrojó.

— Cuando Ñíguez te vea a ti, se va a quedar sin habla –me guiñó un ojo. Reí.

— ¿Vamos? –asintió.

Cogimos la comida que llevaríamos junto a los regalos y nos dirigimos a la casa de los Griezmann.

— ¡Hola chicas! ¡Estáis guapísimas! –exclamó Noa abriendo la puerta –. Pasad.

Entramos al salón.

— Estás preciosa –opinó el belga sobre Amil.

— Wow –dijo Saúl mirándome.

— Te lo dije –dijimos Amil y yo al unísono mirándonos. Reímos.

Dejamos nuestros regalos debajo del árbol y fuimos hacia los demás.

— No os sentéis –nos impidió Antoine –, vamos a dar los regalos.

— Antes tengo que deciros una cosa –dijo Noa nerviosa. Cogió las manos de Antoine, nos miró y dirigió su mirada a la azul del francés –. Estoy embarazada.

La cara de Antoine era un poema. Tenía una sonrisa más grande que el río Sena. Cuando reaccionó, cogió a Noa y la besó tras darle un efusivo abrazo.

— ¡Vamos a ser tías! –exclamé abrazando a Noa –. ¡Enhorabuena chicos! –les deseé mientras abrazaba a Griezmann.

Tras las felicitaciones, decidimos abrir los regalos.

— Primero abriremos los de Luna –dijo Noa con una sonrisa.

Cada uno se acercó a su regalo y lo fue abriendo.

— ¡Muchas gracias Lu! –exclamó Carrasco al ver sus New Balance – ¿Cómo has sabido mi talla?

— Un mago nunca revela sus secretos –le guiñé un ojo.

— Mmh, una corbata y una camisa –dijo Antoine sonriendo –, con la corbata podremos jugar a lo 50 Sombras de Grey –miró a Noa.

— No era para eso exactamente –corregí con los ojos como platos –, es porque a Noa le encantas con corbata. Además, vosotros no podéis hacer esas cosas, sois inocentes, ¿no? –le reté.

— Calla, no empecemos –rió Noa mientras abría su regalo –. ¡Oh dios mío! ¡Es precioso! –exclamó cogiendo al pequeño cachorro –. Ya tenemos un amiguito para Hooki.

— Tu regalo me ha venido de perlas. ¿No dicen que los niños vienen con un pan debajo del brazo? Pues éste viene con un perro –reímos.

— Me encanta, me encanta –opinó Amil admirando la cámara de fotos que le había regalado sin poder creérselo.

— Me toca –dijo Saúl abriendo el suyo. Se le formó una gran sonrisa en el rostro –. Es precioso –comentó mirando el reloj –, ¿cómo sabías que me hacía falta –me preguntó sonriendo.

— Siempre me preguntas la hora –reí.

— Anda, ven aquí –me acerqué a él y me abrazó.

Tras dar y recibir todos los regalos comenzamos la cena junto a las parejas que faltaban. Si en Nochebuena me había sentido genial, esta noche era mejor, ellos se habían convertido en mi nueva familia.

Me terminaste gustando [Saúl Ñíguez]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora