La pared ya no presentaba una raya. Eran cinco. Luego diez. Luego quince.
Una tiza blanca era lo único que tenía a su disposición, y la ocupaba en hacer pequeñas rayas en la pared, a la espera de que algo sucediera. Estaba completamente sola en esa habitación. Sólo ella, un crucifijo, una cama, una silla y una ventana. No habían más muebles.
Podría romper la ventana con la silla, y ya tendría asegurado un sitio por el cual escapar, pero ¿Por qué haría eso?. Estaban lejos de la ciudad, y moriría intentando llegar sola. Casi no pasaban coches por la carretera. Sin mencionar que el ruido de la ventana alertaría a su padre. ¿Que otra opción tenía además de esperar, y rezar por un milagro?
Se quedaba viendo las nubes, bajo la vigilancia de su padre. O dibujaba en el suelo. No podía dejar de pensar en Lauren y en Dinah. ¿Estarían preocupadas por ella? ¿Habrían notado su ausencia?
Los primeros días, no supo nada sobre ellas. Oía su teléfono sonar, y sonar. Pero no tenía permitido atenderlo. Llamados de las chicas, y de números desconocidos, casi hacían explotar el aparato. Pero no podía hacer más que sentarse y observar cómo vibraba en manos de su padre, quién lo apagaba cada tanto. Cuando no estaba apagado, servía para entretener a Sofía, la cual no comprendía bien la seriedad de lo que sucedía. Ella creía que estaban de vacaciones.
- ¡Camila! - Llamó Alejandro, entregándole el teléfono. - Dile a tu novia que deje de llamar. No deja a tu hermana usar el jodido teléfono.
- ¿Quién es mi novia?
- No te hagas la estúpida. - La sacudió del cabello, antes de dejar el teléfono en sus manos. - Te mandó cientos de mensajes. Puta obsesiva.
Era el número de Lauren. Su conversación con ella estaba repleta de mensajes, preguntándole si necesitaba ayuda, si quería que fuera por ella a algún lado, si sus padres la habían llevado... Y quería responderlas todas. Pero con Alejandro parado junto a ella, viendo lo que escribía, era imposible. Tenía que pensar en algo para ponerle, que no fuera tan obvio, pero que le diera aunque fuera una mínima pista para que pudiera ayudarla.
Hizo lo primero que se le ocurrió. Ocultar el nombre del estado en el que se encontraba, en un mensaje pidiéndole dejarla en paz. Tucson. Cada mayúscula dentro del mensaje servía para formar esa palabra. Sólo esperaba que Lauren pudiese comprender. Era inteligente, la sacaría.
- Toma.
Alejandro leyó los mensajes, pero no detectó nada extraño en ellos. Ojalá las chicas si lo hicieran.
Al no tener nada que hacer durante su estadía allí, se veía consumida por sus propios pensamientos. ¿Cómo había permitido que la encontraran con una Lauren semidesnuda? ¿Por qué no había bloqueado la puerta?. También se reprochaba haber accedido a confiar en su madre. Parecía tener intenciones de cambiar las cosas, de ayudarla, de apiadarse de su propia sangre. Lo único que Sinuhe había hecho tras esa noche fue entregarla al lobo.
Podría estar a salvo. Podría seguir con sus amigas. Podría aclarar su relación con Lauren.
Pero allí estaba, encerrada en una habitación, sin saber exactamente por qué la habían llevado allí, o qué sería de ella. Entre aquellas reflexiones, también se encontraba el misterio de qué sería del destino de su hijo. ¿El embarazo estaba yendo bien? ¿Podría siquiera seguir adelante con éste?. Toda ella estaba ahora a merced de su padre. Todo se había vuelto confuso, y parecía haber perdido el rumbo de su propia existencia. Que ya no era tan suya, después de todo. ¿Podía considerarse secuestrada por su propia familia? ¿Por su propio padre?.
Tenía la suerte de que él no estuviera poniéndole ni un dedo encima esos días, pero ¿Podía considerarse realmente suerte?. Llevaba cinco días sentada observando una ventana, casi sin comer o beber nada, desconociendo qué harían con ella. Y eso no era vida para nadie.
Cuando pasaba un coche, intentaba hacerle señas, más no conseguía demasiado. No la veían, y la tiza blanca no servía para dejar un mensaje en la ventana. Escribió su nombre varias veces en la pared, por la mera intención de dejar su huella.
Pensando en lo que Ally le aconsejaría, juntó las manos y rezó junto a la ventana, amparada frente a la bella imagen de la inmensidad del cielo nocturno. Estaba tan sola, que quizás Dios fuera el único capaz de ayudarla a que todo eso acabara pronto. Al fin y al cabo, de todo aquél cercano a ella en esos instantes, era el único en el que aún podía confiar.
Al observar las estrellas, en un paisaje abierto que no creaba ningún impedimento para apreciarlas de la mejor forma, sentía la pequeña alegría de saber que, pese a todo lo que sucedía, y pese a la enorme distancia...
Lauren estaría contemplando el mismo cielo. Y tal vez, también pensara en ella al fijarse en la estrella más bonita, y más brillante.
(sé que todos estamos pasando por un muy mal momento, pero el que hayan podido darme su apoyo para seguir significa muchísimo para mi, chicos. en este tipo de mini-notas suelo bromear y tal, pero ahora estoy siendo completamente sincera. se los agradezco de corazón, lo necesitaba.
lo que pasó con las chicas todavía es una herida abierta para mi, y para todos, pero voy a intentar seguir adelante con mis fanfics. lo mas posible es que haga un os sobre esto, para desahogarme haciendo lo que mejor sé; crear historias. y posiblemente sean dos partes, en la segunda con camila regresando a la banda, ya que soñar es gratis.
los adoro bebés.)
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She keeps me Warm ;; CAMREN
Fanfiction"Lauren estaba dándole vida, y Camila estaba dándole, a cambio, la emoción de la que carecía su existencia. Eran cómo el ying y el yang. El sol y la luna." triggerwarning;; TEMAS FUERTES.