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—Te he dicho que no voy a separarme de ti ¿Por qué te cuesta tanto creerme?

—No es que me cueste, es solo que me gusta escucharte decirlo.

—Uhm... ¿Aun te asusta quedarte solo, bebé?

—¿Solo? No, me asusta el quedarme sin ti, V.

—Yo siempre estaré para ti, siempre te cuidare y siempre te protegeré de todo, amor mío.

—¿Q-que? Oh no... de nuevo ese sueño. -Se decía Jungkook a sí mismo.

Constantemente tenía ese sueño desde que era un chico de 12 años. Aquel sueño en el que todo a su alrededor era nublado, se sentía helado y no lograba ver o escuchar nada con claridad, a excepción de una hermosa voz que juraba protegerle de eso que le estaba haciendo daño. Ese sueño siempre era interrumpido justo en el momento en que Jungkook estaba por gritar el nombre de su protector y rogarle que no se marchara, dejándole con duda y un extraño dolor en su pecho. Así eran todas sus mañanas, pero sobre todo en invierno. Por suerte ya era hora de levantarse, el despertador había sonado y debía darse prisa si no quería llegar tarde a clases.

Jeon Jungkook, es un chico de 18 años, de complexión delgada y estatura estándar, cabellos castaños y piel clara, sus ojos son de un hermoso oscuro, pero muy profundo a la vez y en sus orejas suele llevar algunos piercings, pero solo en algunas ocasiones, ya que su manera de vestir es un estilo urbano y fresco. En su infancia solía vivir en Busan y su casa estaba rodeada de un bosque. Vivía con su madre y su hermana menor, su vecino era un adorable niño castaño llamado, él y Jungkook eran los mejores amigos, sin embargo hubo roces entre ellos y dejaron de frecuentarse.

Quien sabe que habrá pasado con él.

Pensaba el joven. Actualmente Jeon había cumplido su mayoría de edad y se había mudado a la ciudad de Daegu para continuar sus estudios ahí. Su universidad era una de las más grandes y mejores a su alrededor. Eran tan grande que inclusive tenia dormitorios para los estudiantes cuando eran jornadas largas o días importantes en que no pudiesen salir de ella, sin embargo Jungkook prefería rentar un cómodo departamento que estaba a unos 15 minutos a pie de ella, pues prefería la dependencia total. A pesar de que era uno de los nuevos alumnos no se sentía nervioso por ello pues los estudios siempre se le dieron bastante bien, pero si por otras cosas. Su omega.

Jungkook tenía bastantes cualidades y estaba consciente de muchas de ellas; era divertido, amigable, social y a pesar de ello no podía evitar llegar a ser muy tímido y cohibirse en más de una ocasión, al tanto de esto muchas veces podía llegar a manipular a más de un Alfa con sus encantos. Sin embargo, cuando este entra en periodo de Celo le es muy difícil ocultar sus feromonas que son una enorme cantidad y se esparcen con demasiada facilidad. Esto era algo que le ponía los nervios de puntas, en más de una ocasión ya había sido atacado o había tenido un triste intento de ser cortejado a la fuerza por un Alfa. Lo cual no hubiese sido malo, si no fuera porque fue a la fuerza, por suerte la cosa nunca ha pasado a mas y con mucho esfuerzo y milagro había logrado permanecer virgen y sin mordidas hasta sus ahora 18 años.

Dejo de pensar unos momentos en todo su pasado y su vida para tomar una ducha, colocarse la ropa que usaría hoy. Bajo a desayunar algo rápido; unas tostadas de pan con jugo y después a cepillar sus dientes e intentar peinarse, aunque lo único que hacía era pasar sus dedos por el cabello, su look siempre era de cabello rebelde y despeinado. Además, tenía que salir volando en seguida para llegar a tiempo.

LAZOS Omegaverse.- TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora