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B se había subido por completo a la cama dejando a Jungkook acorralado contra este y el suave colchón. Estaba atado de manos y pies, no sabía que podía hacer. Su cuerpo había comenzado a emanar esa esencia a miedo y desesperación que poco a poco satisfacía mas al alfa de B, causando que se acercara más a su pequeña presa.

Los ojos del omega le miraban desafiante y le gritaban un claro "No te acerques", pero no funcionaba. B se relamía los labios mientras se posicionaba, dejando ambas piernas a cada lado de la cintura. Bajo su rostro hasta el suyo y le beso sin previo aviso. Un beso tan fuerte, tan salvaje, tan lleno de lujuria que Jungkook no pudo contener.

Sentía como aquellos suaves y fríos labios se apoderaban de los suyos, lamiendo y mordiendo sin consideración ni cuidado, solo marcándolos con sus colmillos afilados. Se sentía invadido, cohibido, temblaba con tan solo tratarse de unos simples labios, pero no podía hacer que la sensación de terror se esfumara. De a poco por más que intento negarse, sintió como su húmeda lengua se adentraba en su cavidad, rozando la suya y jugando entre sí. No podía parar de jadear y soltar uno que otro pujido al intentar querer hablar. Sintió como casi se quedaba sin aire, de no ser por un ligero hilo de saliva que escurría de su comisura, su atacante no se hubiera removido.

B lamió gustoso aquel liquido dándole una ligera sonrisa ladina y perversa. Bajo sus labios lentamente hasta el cuello de Jungkook, comenzando a lamer y morder despacio, probando la textura del menor, su temperatura y su aroma acalorado. Una de sus manos viajo hasta la única camiseta que llevaba puesta, ya que le habían arrebatado su chaqueta. Tomo esta y tiro de ella rompiendo la costura del cuello, abriéndola para dejarse paso libre hasta su expuesta piel. Entonces Jungkook se tenso...

Podía ver la mirada de B iluminarse por tal sorpresa...

—Vaya vaya... Parece que alguien no ha sido marcado ¿Verdad, Kookie? -Soltó en una risita burlona mientras le dedicaba una sonrisa llena de lujuria y perversión.

Este no dijo nada. Solo comenzó a sudar frio y su omega interior había comenzado a inquietarse, temía lo peor. Fue entonces cuando B volvió a bajar y acomodaba tranquilo sus labios entre el cuello de Jungkook, amoldándolo a él. Este solo lo veía aproximarse, esa dura mordida que le marcaría de por vida y que no sería la de su amado. Esa marca que llevaría siempre demostrando lo sucio que se sentía. Soltó una lagrima desesperado por la impotencia que sentía mientras el mayor presionaba su cuello, pero escucho después como se separaba riendo despacio y profundo. Abrió sus lento e inseguro sin tener idea de lo que había pasado, el miedo había sido tanto que no se dio cuenta de nada. Sin embargo, su seguridad regreso al observar como el otro le soltaba sus amarres y acariciaba fríamente su mejilla.

—En vista de que Él ya está aquí, no podremos seguir jugando mas, conejito. -Decía con fingida pena, rasguñando un poco su mejilla con una de sus uñas- Una pena, en verdad. En fin, te dejo en buenas manos.

El pelinegro seguía respirando agitado mientras veía como el alfa se alejaba y cerraba la puerta tras él, no sin antes mirarle con aquellos ojos cargados de resentimiento. Se quedo totalmente solo en la habitación. Sintió el frió fluir por sus extremidades y en estas arder, aun por los recientes amarres. Se sentó sobre la cama con dificultad y tratando de nivelar su respiración para poder calmar a su omega. Tenía que activar sus sentidos... Cerro sus ojos y enfoco su mente en un solo centro, estaba dudando de su concentración hasta que un nuevo aroma llego hasta el.

El aroma era muy parecido al suyo, pero este representaba intimides, prepotencia, mando y poder. Sin duda alguna se trataba de un alfa y no de cualquiera. Este alfa daba un poco de miedo... Por un instante reflexivo pensó que no era tan malo tener a B, después de todo el solo actuaba de esa manera ridícula y su aroma no era tan confuso y mareado como el de esta persona que se acercaba. Había vuelto a temblar y sus manos sudaban, de nuevo estaba dejándose llevar por el miedo. Escucho los pasos acercarse y después una manija rechinando levemente, indicándole que él había llegado.

LAZOS Omegaverse.- TaeKookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora