REENCUENTROS

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~*~

Key llega y se acomoda en esa suite de ese hotel cinco estrellas que lo recibía lleno de lujos.

Sólo tenía dos días para hacer todo lo que fue a hacer ahí, a ese lugar que sinceramente le parecía algo sombrío y que parecía absorber sus ánimos y ganas con todas sus fuerzas.

Agradece ni siquiera haberle comentado la idea de llevarlo de viaje, porque si él mismo no soportaba ese ambiente y esas calles que ahora sólo le traían malos recuerdos, sería aún peor para Taemin que había aprendido a ocultar su tristeza con profesionalidad.

En su primer día se queda en los talleres de CL, revisando la colección que él mismo había diseñado. Retoca un poco más las prendas, sintiéndose demasiado ansioso, demasiado nervioso. Así no era él. Era ese estúpido lugar que se absorbía sus energías y su seguridad como si de eso se alimentara.

Después de un día entero de quedarse encerrado en ese taller, encuentra un par de horas libres para ir a buscar a Jonghyun y entregarle el sobre de Taemin que llevaba en sus bolsillos. Llega a la puerta de ese edificio que le traía demasiados recuerdos que le dejaban un sabor agridulce.

Entra a preguntar al cuidador, pregunta con demasiado miedo, como si ya estuviera frente a frente con Jonghyun.

—El señor Kim ya no vive aquí —responde ese viejito y Key no sabe si sentirse aliviado porque no tendría que hablarle o triste porque no lo vería otra vez. Un estúpido dilema que hace que su corazón duela un poco—. Pero puedo darle su nueva dirección.

Mierda.

Se queda como paralizado al ver a aquel viejito entrar y anotar la dirección y volver a salir para sonreírle una vez más y mirarle como si le reconociera.

—Aquí tiene —Key sujeta casi temblando ese papelito

—Gracias —sonríe por esa amabilidad que a aquel viejito no se le quitaba ni con el paso del tiempo.

—Se ve que la vida lo estuvo tratando bien —Key sonríe un poco más, agradecido por haber sido recordado.

—Así parece —responde y el viejito no borra su sonrisa.

—Después de la tormenta siempre sale el sol.

Palabras que realmente desea creer desde el fondo de su corazón y con todas sus fuerzas, porque lo necesitaba, porque quería que ese sol saliera para iluminar esa oscuridad bien disfrazada detrás de esa tristeza en los ojos de su primo.

—Fue un gusto volver a verlo —le da la mano y el viejito la estrecha con fuerza.

—El gusto fue mío.

Con última sonrisa se despide de ese viejito que por tantos años vio cada que salía y llegaba a ese departamento en el que se sentía como en casa, y era Jonghyun y su hermosa sonrisa que le hicieron sentir así. Ese departamento que no volvió a pisar, ese en el que dejó todo y se fue a Francia a empezar de cero, con la misma ropa con la que se quedó en aquel frío hospital, con los bolsillos vacíos y con un corazón quebrantado.

Un corazón que parecía curarse por sí sólo con el pasar del tiempo. Entendiendo así que Jonghyun no pudo haber hecho nada aquella época, porque quizás esperaba que su amigo solucionase sus problemas e igual que él, quizás jamás imaginó que algo así podría ocurrir, que una tragedia visitaría sus vidas.

Vuelve a ese hotel y cae dormido pensando en Jonghyun y su hermosa sonrisa, esos brazos que a veces al jugar lo aprisionaban y le hacían sentirse en su propio cielo.

¿QUÉ ERES PARA MI?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora