Y COMO EL RÍO LLEGARÁS A MÍ

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Capítulo Final

~*~

Los días pasaban mientras se esforzaba al máximo para hacer feliz a su familia tan numerosa. Días hermosos que le hacían suspirar y llorar de la felicidad cuando veía a su esposa con el vientre abultado y se sentaba a su lado a ver el anochecer, mientras se tomaban de la mano y ella le guiaba hacia su vientre y hacerle sentir el milagro de la vida que crecía en su interior.

Taemin lloraba al sentir esas pataditas en su vientre y aunque nadie más lo entendía, lloraba feliz y con algo de tristeza al recordar esa tragedia en su vida, pero la sonrisa de su esposa y esa muda comprensión siempre le hacían sentirse demasiado especial, le hacían sentir que valía algo y que ella lo valoraba con todo su ser.

Días brillosos en los que vio nacer a sus hijos y la vida parecía cobrar un sentido especial, vínculos sanguíneos que lo ataban un poco más, sentimientos de padre que le hacen sentirse feliz de poder seguir vivo y vivir tantas cosas especiales, agradecido de que los milagros aún se hicieran realidad en su vida.

Un buen día cuando bañaba a su pequeño angelito, escucha sonar el timbre y se desespera porque no había nadie en casa, justo Kristal y sus pequeños se fueron de compras con Yoochan y Key.

—¡¡¡Ya voooooooooooy!!! —grita para que no se fuera, quien sea que fuera.

—Appa, ¿A dónde iyas? —preguntaba su angelito y Taemin le daba un patito de hule para que se distrajera mientras iría a atender la puerta.

—Iré a abrir la puerta ¿Sí? —sujeta el patito y la ranita de hule—. Toma, juega con ellas, no te muevas de aquí.

—Sí, appa.

Sonríe al escuchar su aguda vocecita de ardilla de su pequeño hermoso y rápidamente sale corriendo a atender la puerta, tropezando en el camino con aquella mesita de decoración que Kristal puso tercamente en ese lugar.

—¡Auch! —chilla del dolor, pero sigue avanzando hacia la puerta sobándose el hueso de la cadera adolorido—. ¿Sí? —pregunta al abrir la puerta fingiendo que no sentía ese horrible dolor en esa región.

—Taemin umma —Taemin se queda congelado al escuchar eso de ese jovencito delgado que sonreía e intentaba contener las lágrimas—. Soy Yoogeun —dice Yoogeun y para que su padre dejara de temblar se abraza a él.

—Hijo.

Es lo único que puede decir mientras lloraba contento de verlo ahí, parado en su puerta, con maletas en mano y una hermosa sonrisa que le decía que aún era recordado, que jamás fue olvidado.

—¡¡Appa!! —ríe al escuchar el chillido de su pequeño angelito y sujeta rápidamente las maletas de su hijo.

—Entra por favor —pide mientras mete rápidamente esas maletas—. Tu hermanito debe estar destruyendo el baño —se queja—. Sígueme cariño.

—Claro vamos.

Juntos entran y Yoogeun se siente contento de poder compartir un momento tan familiar con su padre que aunque seguía derramando lágrimas, al menos sabía que no eran por tristeza.

—Hola bonito —decía mientras cargaba a su pequeño hermanito en manos, que parecía un muñeco vestido todo de color amarillo.

—Le puse Jonghyun, igual que su tío —sonríe contento mientras se sentaba en el sillón.

—Lo conocí el año pasado —dice Yoogeun sentándose a su lado mientras jugaba con su pequeño hermanito que jugaba con sus cabellos—. Vino a visitarnos...

¿QUÉ ERES PARA MI?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora