DE VERDAD ME ARREPIENTO

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~*~

Apenas un par de meses y como temió todo volvía a su antigua normalidad; Yuri trabajando de sol a sol, desaparecida hasta en los momentos importantes de sus hijos, celándole en el trabajo cada que Sully y Jessica aparecían, demostrándole su confianza bajo cero, demostrando que su inseguridad respecto a su relación era el abismo que cada día se hacía más grande y Minho ya no sabía qué hacer.

Su escape de la realidad por un par de días le sentó genial; recibir las atenciones que nunca recibió de su esposa, pasear los cuatro como familia, desayunar, almorzar y cenar juntos, días que le hicieron pensar que todo iría bien. Una ilusión que terminó desvaneciéndose al final del día.

Aunque su sombra seguía persiguiéndole, porque en cada detalle recordaba a ese Taemin que parecía estar más que grabado en un cerebro que no hacía más que recordarle y torturarle con añoranzas imposibles.

Una tarde en la que el viento soplaba más de lo normal y manejaba las hojas secas a su gusto rosaba su piel mientras caminaba hacia esa casa que parecía seguir llamándole o quizás en realidad no era la casa y él sólo quería mentirse. Estaba recargado en una de las rejas de la pequeña plaza cercana a su antigua casa y mientras miles de recuerdos pasan por sus ojos como si los hubiera vivido ayer, siente el escalofrío provocado por el frío que se colaba debajo de su ropa, estaba sólo con su traje y apenas ese cigarrillo entre sus dedos era su consuelo de que esa fantasía que vivió hacia tantos años era real, porque aún recuerda a ese Taemin fumando su mismo cigarro, aun desea guardarse el filtro del cigarro que fumó junto a él.

Un fuerte viento que le hace girar el rostro hacia la calle y deje de mirar la plaza por un segundo... en ese segundo imposible ve a Taemin caminando lentamente, entrando a la misma pequeña plaza, tarareando una canción que seguro estaba escuchando, porque podía ver los cables blancos de esos audífonos.

De repente sin ser dueño de sus impulsos se pone de pie y se planta delante de él. Puede ver su expresión de sorpresa que adora al instante, puede ver sus cabellos cobrizos escaparse de su gorrito de lana, puede ver sus ojos brillantes, su nariz y sus hermosos labios.

Se da cuenta de que quiere besarlo, de que esos labios lo atraían como imanes, de que quizás todo lo que quería en la vida era el sabor de sus dulces labios. Nada más. Sólo quería volver a probar el sabor del amor y la felicidad. Y como hipnotizado empieza a acercarse lentamente...

—Taemin.

Taemin se queda petrificado al tenerlo tan cerca, tanto que olvida lo que estuvo pensando, lo que ocurrió hace unos segundos, hace unos días, semanas y se convertían en meses y años enteros que parecen borrarse de su memoria cuando siente que Minho invade su espacio personal, cuando puede leer en sus intenciones, cuando sabe que ese rostro se acerca al suyo con la intención de robarle un beso, lo sabía porque lo conocía demasiado bien.

(Y aunque realmente quería olvidarlo, no podía).

De repente esos labios que siempre le decían promesas, que eran su pase directo al cielo y le juraban amor eterno se convierten en su verdugo y le hacen recordar todo lo que vivió, toda esa tormenta que se desató sólo por haberlo besado en la acera de la casa en ese pueblo que abandonó hacía ya tanto tiempo.

Siempre estaré a tu lado, aunque pasen los años, siempre seré tuyo. Soy sólo tuyo... Tae... mi Tae... solo mío y de nadie más... te protegeré con todas mis fuerzas, a ti y a mi hijo... te adoro... te amo.

Porque no había día en que no se arrepintiera de haberlo provocado aquel día de la fiesta, porque durante todos esos años su vida sólo se trataba de perder, perder y seguir perdiendo más de lo que incluso tenía.

¿QUÉ ERES PARA MI?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora