UN ENGAÑO CAÍDO DEL CIELO

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~*~

—Amor —Minho sigue perdido—. ¡Amor! —grita Yuri al ver a Minho tan ido.

—¿Eh? Yuri ¿Qué paso? —pregunta por obligación.

—Estoy muy cansada iré a casa, te espero allá.

—Yuri... tengo una cena con el diseñador —ella asiente entendiendo de que Minho no volverá temprano a casa.

—No te tardes demasiado.

—Ok, ve con cuidado.

Un suspiro sonoro inunda esa oficina en la que tímidamente el sonido de música sonaba como de fondo.

Miles de situaciones pasaban por su mente, incluso imaginaba que como Key estaba ahí, seguramente Taemin estaría y quizás podría verlo, pero sabía también que era imposible que Key se apiadara de él, porque pudo ver un odio genuino en sus ojos e incluso lo pudo sentir en la última mirada que le lanzó antes de retirarse sin siquiera asistir a la reunión.

Debía aceptarlo. No vería a Taemin aunque la esperanza de que fuera así seguía latente en su interior, sin muchas ganas de desaparecer, al menos no cuando de la nada se aparecía en sus sueños que a veces parecían recuerdos, pero ese pequeño que siempre veía le decía que no era parte de un recuerdo. Parecía como si estuviera viviendo una vida paralela, una vida en sus sueños que le dejaba con demasiados sentimientos que no podía describir, que incluso le permitían soportar ese estilo de vida que llevaba con Yuri, que no se asomaba ni a amistad, que en ningún momento se dejaba ver como una madre amorosa, menos como una esposa o al menos no a la que estaba acostumbrado.

Esa vida no se la había imaginado por nada, más al contrario creía que podrían encontrar un equilibrio entre el trabajo, su familia y sus sentimientos como pareja, pero con el pasar del tiempo se dio cuenta de que eso no ocurriría, porque eran tan difíciles de mezclar, eran temas tan contrarios que apenas podían sobrellevarlos sin haber terminado divorciados ya.

Días en los que despertaba completamente agotado y con un cansancio mental que no se comparaba con nada le hacían desear que alguien llevase el desayuno a la cama y lo mime hasta dejarlo completamente idiota, como flotando en una nube.

Como en aquel tiempo.

Como cuando vivía con Taemin y este siempre lo mimaba y llenaba de besos por las mañanas, más aun cuando era fin de semana y terminaban haciendo el amor un par de veces antes de levantarse y salir a pasear con su hijo.

El sentimiento lastimero de arrepentimiento se asentaba cómodamente en sus pensamientos y en su corazón, porque aunque lo negara era más que obvio que vivía de esos recuerdos, de esos momentos que creía que en algún momento se reproducirían con Yuri, pero eso nunca sucedía, no cuando en vez de recibir amor y cariño, tan sólo recibía regaños y reclamos por celos.

Celos.

Una palabra que le deja pensando en Taemin que nunca le hizo un numerito como a los que ya estaba acostumbrado por culpa de Yuri. Se pregunta incluso si alguna vez Taemin sintió celos de que trabajara rodeado de tantas mujeres, porque nunca le escuchó decir cosas como las que Yuri gritaba siempre, al contrario habían días en los que no sabía la razón, pero se lo encontraba hermoso y con una actitud seductora que siempre terminaba con largos besos y suspiros que compartían en toda la casa, hasta aquella vieja alfombra era testigo de lo que hacían sin tener razones para hacerlo, era tan irreal cuando parecía que sólo los dos existían y se fundían en un solo ser con pasión y con... amor.

Y esos recuerdos le parecían aún más irreales porque su realidad era tan diferente, como si no tuviera colores en su vida, como si todo se hubiera reducido al blanco y negro, esos colores a los que estaba ya tan acostumbrado y le hacían sentir como si fuera un muerto viviente.

¿QUÉ ERES PARA MI?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora