NO ES UN CUENTO DE HADAS

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~*~

Como un sueño, en un flash ve el rostro lleno decepción de su madre y sus ojos llenos de lágrimas que caían bañando sus mejillas y terminaban en un horrible estruendo en el piso frio de su solitaria y vieja casa.

Las palabras de su madre se hacen presentes clavándose en su alma.

¡­Eso es pecado!

Y ahora estaba pagando el precio de haber mordido de la fruta prohibida, aunque para él nunca fue un pecado... tan sólo fue amor... sólo eso.

Sólo amor.

Lentamente abre los ojos sin poder entender nada, mira el techo blanco, ve ese cuarto de paredes blanquecinas, esa angosta cama y esas agujas en sus brazos, y escucha ese 'bip' que le anunciaba que estaba en un hospital.

Que estaba vivo.

Gira un poco más la cabeza y ve a Key dormido apoyado en su cama, sujetando su mano.

Lentamente los recuerdos vuelven a su mente e inevitablemente una horrible punzada atraviesa su corazón, que sin piedad atraviesa su alma entera, desagarrándola, llevándose consigo partes que lo dejaban incompleto.

Deja caer lágrimas que ya no podía contener, todo ese sufrimiento y esa vida que ya no tenía sentido alguno lo estaban atormentando una vez más, justo cuando creyó que todo había acabado tuvo que volver a despertar a vivir esa vida que ya no significaba nada.

Un sollozo que despierta a Key que después de depositar suavemente un beso sobre sus cabellos sale a llamar a los médicos.

Unas pruebas inmediatas que una mujer medico realiza y luego toma nota antes de respirar profundamente y hablarle. Escucha que su corazón fue dañado por todas esas pastillas que ingirió, que no podrá soportar emociones demasiado fuertes ni realizar ejercicios.

Un fuerte suspiro hace que aquella doctora le diga que tienen algo más de lo que hablar, pero que debía esperar a que se recuperase un poco.

Un par de días pasan lentamente como nunca en toda su vida, ve el semblante preocupado de su primo y no hace más que seguir callado y no decir nada. Porque sobre todo no quería lastimar a su primo diciéndole que en ese preciso momento le gustaría no tener que sentir nada de lo que estaba sintiendo, de que ya nada era como antes, que todo se tornaba blanco y negro, que los colores lentamente desaparecían porque ya no había nada por lo que deseaba seguir respirando, que daría lo que fuera por volver a caer en ese sueño profundo, donde no sentía nada.

—Bebé —Key insiste en hablarle, no quería dejar que siguiera hundiéndose en ese silencio y en esa tristeza que parecía infinita si mirabas con atención en esos ojos—. Estoy aquí, como siempre, siempre juntos y pienso quedarme a tu lado suceda lo que suceda.

Palabras que hacen que le mire más triste, palabras que le recuerdan a ciertas promesas que hacían desaparecer unos colores más, una voz que se repite tantas veces en su mente que llora desconsolado, triste como nunca antes en su vida.

Y aunque fueran palabras pronunciadas por aquel que siempre cumplió, por Key que siempre estaba a su lado, aun así, le dolía porque le recordaban a ese rostro que no dejaba de aparecerse como visiones, ese rostro que lo llevó a volar tan alto que ahora parecía continuar cayendo, una frustrante caída sin final y ese miedo de sentir el golpe final jamás llegaba.

—Bebé, hay algo de lo que los doctores te hablaran —Taemin le mira como pidiendo perdón por estar dándole más problemas— ¿Quieres que me quede? —pregunta Key para hacer que hable, lo conocía bien y sabía lo que respondería.

¿QUÉ ERES PARA MI?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora